Voltaire
ingresó en la masonería a los 80 años de edad, luego de atacar durante toda su
vida los errores de la Orden, sin saber lo que ella era. En efecto, sin conocer
los principios de la masonería, la supuso inspirada en el misticismo gárrulo y
hasta la maltrató en su diccionario filosófico con ironías y sarcasmos
injustos. Pero como la Masonería francesa, de corte liberal, luchaba contra el
fanatismo y la tiranía, y estos eran también los enemigos contra los que
luchaba Voltaire, se encontró un día rodeado de hombres que perseguían los
mismos ideales y en defensa de la misma causa y se sorprendió de que fuesen
masones y que sus ideales coincidieran con los que él se había propuesto.
Franklin, a la vez que impresor, físico y legislador, Court-de Gebelin, hombre
de generales conocimientos, Lalande, gran astrónomo, Dixmerie y el Abate
Cordier de Saint Fermin, ambos literatos notables, eran miembros de la Logia Les
Neuf Soeurs, fundada bajo la inspiración de Helvetius, quien murió antes de
verla instalada, y ellos fueron los que propusieron a Voltaire la iniciación.
Éste se sintió sobresaltado al oír a tales hombres proponerle entrar en la
Orden, él ignoraba que las tendencias eran muy serias y el gran Voltaire se
detuvo a reflexionar al ver que hombres como Franklin y Lalande se servían de
la Institución para propagar sus ideas. Voltaire al tener conocimiento de que
las Logias trabajaban para disipar las tinieblas y extinguir la superstición,
objetivos que él siempre había perseguido, aceptó la Iniciación; y el 7 de
marzo de 1778 fue conducido a la Logia Les Neuf Soeurs (Las nueve hermanas o
las nueve musas), y presentado por Cordier de Saint Fermin, fueron recibidos en
el pórtico por los hermanos Meslay, Lort, Bignon, Remy, Mercier, Fabrony,
Dufresne y después fue introducido por el caballero de Willars.
La Logia estaba
presidida por Lalande; y el Gran Poeta se apoyaba en los brazos de Franklin y
de Court de Gebelin, que le habían ofrecido ayudarlo, siguiéndoles el caballero
de Cubieres. Se suprimieron las pruebas físicas porque todos conocían al
filósofo que había expuesto en sus escritos desde el fondo de su corazón; él
había combatido a los enemigos de la humanidad que son, al mismo tiempo, los
enemigos de la masonería; él había dado a conocer en sus escritos las mismas
doctrinas que la Orden postula.
Mandil de Voltaire
Mandil de Voltaire La recepción masónica debe
ser el puente que separa la vida de lucha de la vida de calma y para Voltaire,
la Iniciación era el coronamiento. Las prueban a las que se le sometió le
permitieron al Poeta exponer sus ideas. Uno de los hermanos que asistieron a la
ceremonia expresó: “Es para nosotros la lección, no para él”. Cuando llegó el
momento de entregarle las insignias, Lalande le dio el Mandil, símbolo del
Trabajo: era el mandil que había usado Helvetius, y Voltaire al estrecharlo
entre sus manos lo llevó espontáneamente a sus labios honrando con esta
demostración a uno de los más sabios y enérgicos masones de aquella época.
Lamentablemente, algunos meses después de celebrada esta recepción tan grata,
la misma Logia Les Neuf Soeurs, rendía los honores fúnebres a aquél que Francia
había de transportar al Templo de los Grandes Hombres. Lalande, que presidió la
ceremonia de Iniciación del Voltaire, también presidió la ceremonia mortuoria;
los hermanos Franklin y el conde Strogonof, cubrían los puestos de Vigilantes;
el hermano Lechangeux ocupaba el trono del Orador. Doscientos visitantes
asistieron a la Tenida fúnebre; la orquesta se componía de los mejores artistas
de París, y para evitar una invasión mundana acordó la Logia que las señoras
Denis y la Marquesa de Villete se presentaran como por casualidad a presenciar
las ceremonias; y en efecto, ambas damas llegaron, la primera conducida por el
hermano marqués de Villevielle. Todo lo que la historia puede referir de las
ceremonias de Iniciación y Fúnebre del Gran Voltaire, sólo puede entenderse si
se comprende la enorme presencia moral e intelectual que hombres como
Helvetius, Diderot, Montesquieu, Rosseou, Cambaceres, Lalande, Franklin, Parny,
Lafayett, Washington y otros muchos, tuvieron en la sociedad y en el destino de
los pueblos. Muchos hermanos, no sin ironía, afirman que la Francmasonería
actual vive de su pasado, puesto que hoy, la acción masónica parece confinada a
«las cuatro paredes» de sus templos. Ignoran estos hermanos que las condiciones
cambian y que los escenarios de lucha son otros. Pero lo que más desconocen
algunos de nuestros hermanos es que, como afirmó H.G. Wells, la historia humana
es en esencia una historia de ideas, no de personas, y por lo tanto, la acción
de la Masonería sigue vigente porque su ideario constituye parte integrante de
las instituciones políticas contemporáneas.
Fragmento
de “Voltaire y la Masonería” de Roberto Aguilar M. S. Silva M.M. – R.L.
Sentinela da Fronteira Nº 53 Corumba Academia Masónica de Letras de Mato Grosso
do Sul (Brasil)
Tomado
de: http://www.masoneria-liberal.com/2011/01/la-iniciacion-de-voltaire.html
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