La
primera logia masónica que existió en Puerto Rico se fundó en Mayagüez
en el año 1871 y se denominó Logia Adelphia. Fueron muchos los
puertorriqueños perseguidos y humillados ante la creencia general y
gubernamental de que la Masonería o Francmasonería era una sociedad
secreta contraria al régimen y dedicada a la superchería.
Ese
mismo año se estableció la Gran Logia Soberana de Puerto Rico, la
primera con soberanía propia. A partir de entonces, las logias
existentes se afiliaron a la nueva entidad pero su capital seguía siendo
Mayagüez. Por años la historia de la Gran Logia Soberana de Puerto Rico
fue la misma historia de la Logia Adelphia.
A
la Gran Logia Soberana de Puerto Rico -cuya sesión Inaugural fue
celebrada en Mayagüez el 20 de septiembre de 1885- pertenecieron en sus
inicios muchos de los intelectuales del País, como Ramón Emeterio
Betances, Eugenio María de Hostos, José de Diego, Luís Muñoz Rivera,
José Celso Barbosa, y el primer gobernador puertorriqueño, Jesús T.
Piñero.
En
1887, cuando el entonces gobernador de Puerto Rico, General Palacios
desató una cruenta persecución contra eminentes e ilustres ciudadanos,
ordenando ilegalmente su arresto y encarcelación con la excusa de que
eran separatistas y pedían la independencia de España, las logias
masónicas cayeron en su redada.
El
componte, como se le conoció a la escandalosa treta del gobernador,
ordenaba a la Guardia Civil que torturaran a los detenidos para por
medio de la crueldad y salvajismo, obligarles a confesar delitos que no
habían cometido y doblegarles y someterles al despotismo del gobernador.
En
1888, la suspicacia del gobierno contra la institución masónica obligó a
clausurar la logia, un año después la misma fue reorganizada con la
misma carta patente, por los hermanos José Guzmán Benítez, Antonio Ruiz
Quiñones y Juan Yrizarry.
Luego,
en 1896 en plena efervescencia de la Guerra libertaria de Cuba se
suspendieron los trabajos, puesto que las logias eran vigiladas por los
esbirros del poder.
"Esta
es una hermandad, una fraternidad de hombres libres, de buenas
costumbres, cuyo fin es mejorar la comunidad, hacer filantropía,
especialmente para el beneficio de los niños", ha dicho Rafael Acosta,
director de relaciones públicas de la Gran Logia en Puerto Rico.
Esa
institución, que es una para "hombres libres y de buenas costumbres que
creen en un ser supremo", tiene, hoy día, 70 capítulos activos en el
país y cerca de dos mil 500 miembros.
Según
el libro Historia de Mayagüez, publicado en el bicentenario de la
ciudad, “la masonería en Mayagüez ha tenido efectos trascendentales”.
“Cuando los hombres de ideas liberales eran perseguidos y la libertad de
pensamiento y de expresión no existía, fueron las logias las que les
protegieron, fomentando así el amor a la libertad”, hemos citado.
La
masonería era considerada por los elementos adeptos al régimen
monárquico como una sociedad secreta, patrocinadora de medidas
revolucionarias antimonárquicas y anticlericales.
Sin
embargo, la masonería persigue la fraternidad universal, constituye
también un sistema de filosofía práctica que promueve y ejerce la
beneficencia, tiende a mejorar las costumbres y mantener el honor en los
sentimientos.
De
hecho, sus miembros deben estar dispuestos a sacrificarse en aras de la
humanidad y a obrar siempre con arreglo a los principios eternos de la
justicia y del derecho. La masonería rechaza todo exclusivismo y su
doctrina y sus principios son universales, puesto que en lo fundamental
conviene y respeta todos los dogmas, todos los principios y doctrinas de
las escuelas y de todos los partidos políticos sin intervenir con
ellos. Se precian de mantenerse libres y firmes en los fundamentos y
razones que propaga la fraternidad universal.
Aquí,
como en el resto del mundo, la masonería reconoce y proclama la armonía
creada y sostenida por el Gran Arquitecto del Universo, “causa
eternal, ley primordial y suprema razón de la existencia del universo”.
Su
misión, es reconocer en el hombre su doble naturaleza física y moral, y
ayuda a ejemplarizar su personalidad y levantar su razón y su moral
para beneficio de la humanidad.
Más
de cien años antes de organizarse la masonería como institución
puertorriqueña, en la isla funcionaron logias afiliadas unas al Oriente
Español y otras al Oriente de Cuba o de Colón, sometidas ambas a la
jurisdicción de potencias masónicas extranjeras.
Entre
las logias de aquella época figura la Logia Guanajibo con sede en
Mayagüez que luego se convirtió en el centro de actividad masónica en el
distrito.
Luego,
en 1921 se fundó la logia Washington que a pesar del nombre estaba
afiliada a la Gran Logia Soberana de Puerto Rico. Esta logia perdura y
funciona en la Sultana del Oeste.
La
logia Porvenir de Puerto Rico, organizada también en Mayagüez bajo la
jurisdicción del Oriente Español mantuvo relaciones de confraternidad
con las demás logias boricuas hasta que se afilió a la Gran Logia
Soberana de Puerto Rico. Sigue trabajando como las demás logias.
Los
Caballeros de Agüeybana, es una orden masónica que sigue la filosofía
de la francmasonería. Se caracteriza por estar cerca del necesitado, la
beneficencia y la confraternidad humana. Aunque estuvo integrada por
miembros de la aristocracia, también acogía elementos artesanos y de la
clase media. Solo rechazaba por consideraciones morales. Se fundó en el
año 1916 y todavía sirve a la comunidad mayagüezana.
Con
un nombre tan taíno, es interesante notar que hasta 1958 la sede de
esta logia residía en Filadelfia, pero logró cierto grado de autonomía y
dependencia económica.
La
Logia Cuna de Hostos se rige por las mismas leyes y reglamentos de la
Logia Caballeros de Agüeybana y realiza las mismas funciones
humanísticas.
Fuente: http://www.mayaguezsabeamango.com/historias/historias-final/539-mayagueez-cuna-de-las-logias-masonicas-de-puerto-rico
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