Interior del templo masónico en la sede madrileña de la Gran Logia de España. |
La conspiración judeo-masónica fue el sacamantecas de nuestra
adolescencia política. Aún no sabíamos que Franco, hijo y hermano de
masones, había sido rechazo dos veces como aspirante.
Se está celebrando en Madrid una cumbre de la Masonería Española. Reúne a 350 miembros, amén de los integrantes de 34 delegaciones extranjeras
y, también como invitados, los máximos representantes de las ocho
principales órdenes masónicas del mundo. Por ser rigurosos, se trata de
la XXXV Gran Asamblea de la Gran Logia de España, de carácter ordinario,
que tiene por objeto hacer balance del año masónico.
La noticia
tiene resonancias muy especiales para quienes andamos sobrados de edad y
memoria. Dosis de recuerdo de los años sombríos de la Dictadura
instaurada por el general Franco después de la Guerra Civil. Nos retrotrae a un tiempo en el que el discurso oficial del régimen abominaba de la masonería
como si fuera un pozo negro de la condición humana, sin mezcla de bien
alguno. Nido de rojos y furtiva escuela de renegados donde los enemigos de España fraguaban siniestras conjuras.
Con
el paso de los años fuimos saciando el hambre atrasada de libertad,
lecturas prohibidas y testimonios de primera mano. Así, entre otras
cosas, supimos que la masonería era escuela de buenas costumbres, paz,
patriotismo, solidaridad, tolerancia y amor a la verdad. Todo lo
contrario de lo que se decía en los catecismos franquistas a modo de
leyenda negra. Nada de pozo tenebroso sino faro moral
que, sin ir más lejos, enseñó “los secretos de la filantropía” al
ilustre masón que respondía -responde, querido don Antonio- al nombre de
Antonio Machado.
Se
celebra en Madrid la XXXV Asamblea de la Gran Logia de España, de
carácter ordinario, que tiene por objeto hacer balance del año masónico
Se
nos hacía muy cuesta arriba asociar nombres como los de Manuel Azaña,
José Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, Joaquín Sorolla,
Francisco Giner de los Rios, Vicente Blasco Ibáñez y tantos otros al
satanismo y demás perversiones endosadas a la masonería por la febril
propaganda franquista. Pero esa fue una de las pérfidas
descalificaciones que los jerarcas del régimen tenían más a mano contra
sus enemigos. Tristemente célebre se hizo el recurso a las conspiraciones judeo-masónicas de uso múltiple e imposible comprensión.
La
conspiración judeo-masónica fue el sacamantecas de nuestra candorosa
adolescencia política. Aún no sabíamos que Franco, hijo y hermano de
masones, había sido rechazo dos veces como aspirante. Una, siendo
teniente coronel, en la logia 'Lukus' de Larache. Y otra, ya en tiempos
de la República, por el veto de su propio padre, Nicolás Franco. Eso
explica su odio africano a la masonería y una de sus primeras decisiones
como general de todas las fuerzas sublevadas en 1936: “La
francmasonería y otras asociaciones clandestinas son declaradas
contrarias a la ley. Todo activista que permanezca en ellas tras la
publicación del presente edicto será considerado como reo del crimen de rebelión”. Más conocida es la Ley para la represión de la Masonería y el Comunismo, promulgada en marzo de 1940.
En
un rápido acercamiento informativo a este cónclave de la
francmasonería, que ayer comenzó en Madrid, toparemos con una
declaración de principios presidida por un mandamiento libre de toda
sospecha: “Ama al próximo como a ti mismo”. Como en la
religión católica, salvo en el mandato previo: “Amar a Dios sobre todas
las cosas”, que en el caso de los masones se sustituye por el
“Conócete”. Y sin el nombre de Dios, que los masones españoles llaman
Gran Arquitecto del Universo.
Se
nos hacía cuesta arriba asociar nombres como los de Manuel Azaña y José
Ortega y Gasset al satanismo y demás perversiones endosadas a la
masonería
Con ocasión de la referida asamblea, que se
clausura hoy, la Gran Logia de España nos remite al preámbulo de su
constitución. Ahí se explica cómo en sus reuniones “se aprende a amar a
la Patria, someterse a sus leyes, respetar a las autoridades
legítimamente constituidas; a considerar el trabajo como un deber
esencial en el ser humano y, en consecuencia, a honrarlo en todas sus
formas”. Además se impone a sus miembros “el respeto a las opiniones ajenas” y la prohibición expresa de “toda discusión política o religiosa, a fin de constituir un centro permanente de unión fraternal”.
Valores
necesarios y de escasa circulación los pregonados en estas logias. Pero
me temo que en la memoria de los españoles de mi generación la
masonería todavía aparece como el hombre del saco de nuestra infancia.
12/03/2016
Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/espana/al-grano/2016-03-12/cumbre-de-masones_1167509/
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