Fueron
perseguidos y vilipendiados con saña por el franquismo y ahora, poco a poco,
van visibilizando y normalizando su presencia en la sociedad. Los masones
defienden la pluralidad y se declaran ciudadanos tolerantes, constructivos y
positivos, que buscan a través de la reflexión y el debate mejorar la sociedad
haciéndose mejores ellos mismos.
De
eso y de muchas cosas más hablan, o escriben, en La masonería en persona(s) 20
ejemplos. Son protagonistas y responsables de este trabajo Javier Otaola y
Valentín Díaz. Este último cuenta su "caso" y hace pedagogía de esta
asociación de pensamiento con tanta historia y a la vez todavía tan
desconocida.
La
idea del libro es de Javier Otaola. El proyecto surgió hace dos años, como una
forma de acercarse a la masonería que hasta este momento nunca se había
realizado: a través de un grupo de masones que accedieran a contar su
experiencia masónica y existencial. El objetivo era hacer una aportación para
que se vaya extendiendo una visión normalizada de la masonería actual. Que cada
cual se haga la opinión que le plazca sobre la masonería, pero que sea una
opinión fundamentada. Javier me propuso participar como uno más de los masones
entrevistados y luego me preguntó si podía ayudarle en la elaboración del
mismo, y como somos muy buenos amigos y me gustaba la idea, nos pusimos manos a
la obra. Yo me he ocupado, fundamentalmente, de redactar las respuestas de cada
participante en forma de relato ordenado y he colaborado en la larga
introducción de carácter histórico.
En
la selección de los 20 masones que relatan su experiencia hay muy diversos
perfiles profesionales, ideológicos y religiosos. ¿Cómo se hizo la elección?
Fue
Javier Otaola, que atesora treinta años de actividad masónica y conoce a un
extenso número de masones, quien pidió a cada uno de los que participamos en el
libro su colaboración. Se trataba de que el libro reflejara, en la medida de lo
posible, una pluralidad de perfiles que hoy se pueden encontrar en las logias
españolas.
¿Qué
es y cómo definiría ser masón hoy?
Seguramente
se pueden hacer múltiples y diversas definiciones de lo que es un masón. Y con
toda probabilidad, cada una de ellas sea cierta sin que ninguna sea completa.
Podría decir que un masón es alguien que quiere mejorar moral e
intelectualmente y colaborar así a un mundo mejor, construyéndose a sí mismo
como un hombre libre en compañía de otros, orillando todos los prejuicios y
utilizando la alegoría del oficio de la construcción, mediante ritos que
vehiculan el simbolismo de ese oficio. Los masones nos reclamamos herederos
intelectuales de los masones «operativos» del Medievo, que edificaron las
maravillosas catedrales europeas y que identificaban la FrancMasonería con la
Geometría. La masonería moderna es hija también de la Ilustración, del
«atrévete a saber» de Kant, aunque el «espíritu de la Ilustración» se remonta
hasta Sócrates con su «conócete a ti mismo» pasando por Spinoza y otros grandes
pensadores.
¿Qué
es la masonería, en pocas palabras?
La
masonería es, fundamentalmente, un método de esclarecimiento personal y de
reflexión colectiva, ambos aspectos indisolublemente unidos y autónomos al
mismo tiempo. Un viejo lema de los masones operativos rezaba: «Lo que tú haces,
te hace», una frase que resume bien el sentido del método masónico.
¿Qué
aporta la masonería a la sociedad? ¿Y a sus miembros? ¿A usted?
Una
capacidad mediadora entre tendencias contrapuestas. Los masones aportan, o
deben aportar, a la sociedad los valores humanistas, la defensa de los Derechos
Humanos y la exigencia de los Deberes que esos Derechos comportan. También
aportan, o deben hacerlo, una manera de ser y de comportarse, hecha de
tolerancia y de equilibrio personal. Para mí la imagen ideal del masón es la de
un hombre justo. Desde luego hay personas que no son masones y sin embargo se
comportan como tales. Son los que nosotros llamamos «masones sin mandil».
Personalmente, creo que la masonería me ha hecho un poquito mejor en todos los
sentidos. No es que me haya cambiado sustancialmente pero me ha ayudado a
lograr un mayor equilibrio personal. Para mí, sobre todo, es un estimulo
constante y una referencia crítica; en primer lugar, sobre mí mismo.
Pese
a la poca credibilidad con que hoy cuentan los «demonios antiespañoles»
promovidos, inventados o agrandados por Franco, ¿por qué cree que la masonería
en España es vista por muchos como algo oscuro, manipulador, casi herético o
sectario?
La
persecución y demonización de la masonería llevada a cabo por Franco de forma
continua y obsesiva durante 40 años (el famoso contubernio judeo-masónico)
marcó a la sociedad española, en la que todavía hay sectores de la población a
los que la sola mención de la masonería le genera automáticamente un reflejo de
rechazo y, sobre todo, un reflejo de profunda desconfianza. La represión
franquista de la masonería fue tan brutal que no dejó ni rastro de la misma,
quedando completamente destruida al término de la Guerra Civil. Su
reconstrucción ha sido lenta y difícil. Hoy podemos decir que la masonería
española ya está de nuevo asentada, aunque es una masonería todavía modesta.
Dicho esto, la inmensa mayoría de la gente, y, por supuesto, aquellos que la
ven como usted dice, lo que muestran es que tienen muy poca idea (o ninguna) de
lo que es y significa la masonería. La ignorancia es muy mala consejera. Por
otro lado, los propios masones tenemos nuestra cuota de responsabilidad por no
hacer lo suficiente para ir desmontando toda esa visión fantasmagórica de la
masonería. Para la gran mayoría de masones, es una vivencia íntima y prefieren
mantenerla en un ámbito estrictamente privado, a lo que, naturalmente, tienen
todo el derecho.
¿Es
compatible ser masón y católico, o musulmán, o judío?
Desde
luego. Eso es además uno de los fundamentos de la masonería. En mi logia hay
católicos practicantes, hay algún luterano, otros son ateos o agnósticos (mi
caso). La pluralidad y la tolerancia son básicas en masonería.
¿A
qué logia pertenece usted? ¿Cuántos miembros son?
Yo
estoy afiliado a la Logia «Manuel Iradier» de Vitoria, que es mi logia madre,
es decir, aquella en la que fui iniciado. Está federada en la Gran Logia
Simbólica Española (GLSE) y en la actualidad somos cerca de 30 miembros
activos.
¿En
qué se diferencian unas logias de otras?
Cada
logia tiene su propio carácter, que es el que le dan sus miembros. Hay logias
que trabajan más los aspectos espirituales, otras los sociales, algunas son de
carácter más filosófico...; pero, en general, hay una mezcla de todo, y desde
luego lo que todas trabajan es el simbolismo masónico. El estilo lo marcan los
diferentes ritos masónicos. En España el rito dominante y tradicional es el
Escocés Antiguo y Aceptado (REAA), que, a pesar de su nombre, no tiene su
origen en Escocia. Es un rito abierto e integrador.
¿Qué
actividades realiza una logia: reuniones, excursiones, debates,
publicaciones...?
La
actividad primordial de una logia es celebrar reuniones periódicas, denominadas
Tenidas, que se desarrollan de forma ritual, y que concluyen con un ágape. Una
gran parte de las logias celebran tenidas quincenales. De vez en cuando se
organizan las llamadas Tenidas Blancas, en las que se pronuncia una conferencia
con debate posterior y en las que se invita a profanos (es decir, no masones).
La masonería, desde sus inicios, ha tenido también un carácter filantrópico.
¿Por
qué los distintos grados y la simbología?
Lo
que distingue a la masonería de cualquier otra asociación es su carácter de
fratría iniciática, en el que la enseñanza que vehicula se va dando de una
manera gradual. La masonería es un método alegórico, una metáfora de la
construcción. Todo en masonería está basado en la simbología del oficio de la
construcción.
¿Qué
se precisa para entrar? ¿Qué pasos hay que dar?
Simplemente
solicitarlo. Hoy en internet se encuentra toda la información necesaria para
ponerse en contacto con una logia. La nuestra tiene su página web
(www.rlmanueliradier.org) y un apartado de Correos (Apto. 3101, 01080
Vitoria-Gasteiz). Una vez recibida la solicitud, la logia se pone en contacto
con el interesado y se programan tres entrevistas con sendos maestros de la
logia, que informan a la misma sobre la persona en cuestión; informes que se
someten a votación. Es lo que nosotros llamamos «aplomar al candidato». Si la logia
lo admite, se le convoca para una última entrevista que se realiza en presencia
de los miembros del taller, tras la cual se hace una última votación. Si ésta
ofrece un resultado favorable, se procede a la ceremonia de iniciación. Puede
parecer complicado, pero no lo es. Eso sí, es un proceso pausado, para que dé
tiempo a conocer bien al candidato y que éste se reafirme en su decisión. En
masonería no existen las prisas de la vida cotidiana.
¿Y
para salir?
Irse
de una logia es mucho más sencillo que ingresar en ella. Basta la libre
voluntad de cada cual. Se solicita la baja y eso es todo, aunque no se pierde
la condición de masón y puede pedirse el reingreso, si así se desea.
¿Habrá
que aportar un dinero para «funcionamiento»?
Sí,
claro. Como en cualquier asociación, se sufragan los gastos entre todos los
miembros. Hay una cuota inicial, y luego una cuota mensual. Las cuotas varían
según la dimensión y los gastos de cada logia. En la nuestra, la cuota mensual
es de 36 euros.
¿Encontró
lo que buscaba?
Personalmente
he encontrado más de lo que esperaba. La experiencia masónica ha superado,
claramente, mis expectativas. Para mí está siendo una aventura de tipo
existencial a la que puedo calificar de espléndida.
En
la selección de 20 masones del libro todos han cumplido los 50 años. ¿No hay
más jóvenes? ¿A partir de esa edad surgen inquietudes intelectuales nuevas?
¿Dudas? ¿Búsquedas existenciales?
La
masonería requiere una cierta madurez personal. Lo más habitual es que uno
llame a las puertas de la logia a partir de la treintena. En mi logia los
miembros más recientes que se han incorporado están entre los 30 y los 40 años.
Yo, por el contrario, me inicié más tarde, cumplidos ya los 50. Hay de todo. Yo
he coincidido en Tenidas con gente muy joven, de veinte y pocos años, y hace un
año, en una visita que hice a una logia francesa, encontré a un aprendiz recién
iniciado que tenía 84 años; un hombre entrañable, con una mirada limpia y una
cara de buena persona que conmovía.
Reitera
en su testimonio la importancia de los principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad. ¿Qué corriente política, religiosa o ideológica estaría más cerca
de plasmarlos en la sociedad?
En
masonería hay personas de tendencias políticas de derecha y de izquierda. Los
hay creyentes y no creyentes. A los únicos que no se admite es a los
intolerantes, a los racistas, a todos aquellos que son incapaces de respetar a
los demás. La raza, las tendencias políticas e ideológicas o las creencias
religiosas, no cuentan. La masonería es un centro de unión. Como se dice en las
Constituciones de Anderson (documento fundacional de la masonería moderna,
fechado en 1723): «La Francmasonería tiene como fin unir a personas que sin
ella hubieran continuado ignorándose».
¿Cómo
se podrían propagar esos principios «constructivos» en un mundo cada día más
globalizado y, quizá, más violento y egoísta?
La
masonería es algo vivo, y, por ello mismo, está en constante evolución. Vivimos
tiempos de incertidumbre, confusión, intolerancia, fanatismo, tiempos de miedo,
en definitiva. Un miedo que impregna nuestras sociedades, que aparecen
subyugadas al dinero, utilizado, con cínico egoísmo, como valor fundamental.
Las grandes utopías de los siglos XVIII y XIX aparecen arrumbadas, y las
libertades y conquistas igualitarias están viendo sometidas a formidables
embates. En esta época de turbulencias y de cambios profundos, estoy seguro de
que hay muchos hombres y mujeres que desean un marco de referencia en el que
primen los elementos primordiales de la vida humana y de nuestro cosmos y los
valores universales que elevan la dignidad de las personas y buscan el progreso
de las condiciones de la existencia humana.
La
RAE dice que la masonería o francmasonería es una «asociación secreta de
personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos
especiales, y se agrupan en entidades llamadas logias». ¿Qué le parece?
Es
una definición anticuada y caduca que no se corresponde con la realidad. No es
una asociación secreta. Si lo fuera estarían prohibidas las logias masónicas,
porque en una democracia las leyes no permiten asociaciones secretas. Somos una
asociación legalmente registrada, con reglamentos públicos y publicados y con
responsables legales conocidos. Varias logias de Madrid ya se han dirigido hace
algún tiempo a la Real AcademiaEspañola de la Lengua instando a que modifique
esa denominación. Espero que no tarde en hacerlo y se ponga al día pronto.
Burgos, España, lunes, 22 de marzo de 2010
Burgos, España, lunes, 22 de marzo de 2010
Fuente: http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Local/20100322/desconfianza/masoneria/nace/ignorancia/8312A821-C752-6047-3E8C9EE23D70FA68?ar=2
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