Sibelius hacia 1930 en Ainola. |
Johan Julius Christian Sibelius (Hämeenlinna
(Gran Ducado de Finlandia, Imperio ruso, 8 de diciembre de 1865 - Järvenpää
(Finlandia, 20 de septiembre de 1957) fue un compositor finlandés de música
sinfónica del siglo XX.
Considerado un excepcional artista en
Finlandia, desempeñó una función determinante entre finales del siglo XIX y
principios del XX en la creación de un estilo musical propio dentro del género.
Sobre el valor de su obra, hay posiciones muy
encontradas: mientras el crítico y teórico alemán Theodor Adorno le considera
un compositor amateur y anticuado, el compositor húngaro Béla Bartók lo sitúa
entre los grandes autores de su época.
Infancia y juventud
Sibelius nació en Hämeenlinna (en sueco Tavastehus),
perteneciente entonces al Gran Ducado de Finlandia de Rusia. Si bien su familia
lo llamaba Janne, durante sus años estudiantiles comenzó a usar Jean, una forma
francesa de su nombre original, permaneciendo así hasta el presente.
Pese a que su familia hablaba sueco, decidió enviarlo
a una escuela de habla finlandesa, contra lo que podía esperarse en el contexto
impuesto por el movimiento Fennoman, por lo que Sibelius asistió al Liceo
Normal de Hämmelinna entre 1876 y 1885. El nacionalismo romántico sería un
elemento crucial en la producción artística de Sibelius, así como en sus
intereses políticos.
Vida privada y familiar
Una vez graduado en la Escuela Superior en 1885,
Sibelius comenzó a estudiar Derecho en la Universidad Imperial de Alejandro en
Helsinki. Sin embargo, la música era su principal interés y pronto abandonó la
carrera. Entre 1885 y 1889 estudió en la Escuela de Música de Helsinki (hoy la
Academia Sibelius), siendo uno de sus maestros Martin Wegelius. Continuó estudiando
en Berlín entre 1889 y 1890 y en Viena de 1890 a 1891.
Sibelius contrajo matrimonio con Aino Järnefelt en
Maxmo el 10 de junio de 1892. La casa donde vivieron, llamada Ainola, fue
terminada en 1903 a orillas del Lago Tuusula, en Järvenpää, donde vivieron por
el resto de sus vidas. Tuvieron seis hijos: Eva, Ruth, Kirsti (que murió muy
joven), Katarine, Margaret y Heidi.
En 1890 el escritor finlandés Juhani Aho despertó el
enojo de Sibelius con la publicación de "Yskin" ("Solo"),
novela autobiográfica e historia de amor donde el autor retrataba su pasión por
Aino, cuando ella ya estaba comprometida con Sibelius. Posteriormente Sibelius
olvidaría gradualmente el episodio, él y Aho serían cercanos en la vejez.
En 1911 tuvo una seria operación quirúrgica por un
cáncer de garganta. El impacto de este escarceo con la muerte puede verse
claramente en varias de las obras que compuso por aquel tiempo, entre las que
se encuentran Luonnotar y la Cuarta sinfonía. Demostró un profundo amor por la
naturaleza; el paisaje de Finlandia moldeó el estilo "natural" de su
música. Recordando su Sexta sinfonía, dijo: «Siempre me recuerda la
escena de la primera nieve».
Últimos años
Se dice que el bosque alrededor de Ainola, el hogar
familiar, influyó mucho en su poema musical Tapiola. El biógrafo de
Sibelius, Erik Tawastjerna, dijo:
Incluso para los estándares nórdicos, Sibelius
respondió con intensidad excepcional a los modos de la naturaleza y al cambio
de las estaciones: recorría el cielo con sus binoculares observando los gansos
volando sobre el lago helado, escuchaba el canto de la grulla, y el eco de los
gritos del chorlito sobre el suelo pantanoso bajo Ainola.2
Saboreaba cada detalle del florecer primaveral, tanto como los perfumes y
colores del otoño.
Erik Tawastjerna
Tawastjerna también relata una cariñosa anécdota
recordando la muerte de Sibelius;
Retornaba de su acostumbrada caminata matutina.
Exaltado, contó a su esposa Aino que había visto una bandada de grullas
acercándose. «Aquí vienen, las aves de mi juventud», exclamó. De repente, uno
de los pájaros abandonó la formación y voló en círculos sobre Ainola. Luego
volvió a la bandada para continuar su camino. Dos días después Sibelius murió de
una hemorragia cerebral.
Erik Tawastjerna
Falleció el 20 de septiembre de 1957 en Järvenpää, en
cuyo jardín está sepultado. Aino vivió allí los siguientes doce años, hasta su
muerte el 8 de junio de 1969, y fue sepultada junto a su esposo. En 1972, los hijos
sobrevivientes de Sibelius vendieron Ainola al estado de Finlandia. En 1974, el
Ministerio de Educación y la Sociedad Sibelius abrieron allí un museo.
Obra
El núcleo de su música es la colección de siete
sinfonías. Al igual que Beethoven, usó cada una de ellas para desarrollar una
idea musical y para avanzar en su estilo personal. Las sinfonías continúan
siendo populares, y son a menudo incluidas en los programas y conciertos del
país y del extranjero.
Junto con Johan Ludvig Runeberg, fue uno de los
símbolos culturales de Finlandia, como base de su espíritu nacionalista. Es
interesante notar que tanto Sibelius como Runeberg provenían de familias con
afinidad sueca. Entre sus más famosas composiciones se encuentran:
- Poema sinfónico Finlandia.
- Vals Triste.
- Concierto para violín y orquesta en Re menor.
- Suite Karelia
- Suite Lemminkäinen, especialmente uno de sus cuatro movimientos, El Cisne de Tuonela.
Hasta cerca de 1926, mostró una prolífica producción,
incluyendo otras piezas inspiradas en la epopeya nacional finlandesa Kalevala,
cien canciones con acompañamiento de piano, música incidental para 13 partes
separadas, la ópera Jungfrun i tornet, música de cámara, música para
piano, 21 publicaciones de música coral, y música ritual para la
francmasonería.
Después de su Séptima sinfonía y del poema
musical Tapiola, Sibelius no completó la composición de ninguna otra
obra importante en los últimos treinta años de su vida.
Estilo musical
Sibelius fue parte de la ola de compositores que
aceptaron las normas de composición de fines del siglo XIX. Como muchos de sus
contemporáneos, apreció a Wagner, pero sólo por un tiempo, y finalmente eligió
un patrón musical diferente. Pensando que la ópera sería el centro de su
carrera, Sibelius inició el estudio de las partituras wagnerianas, Tannhäuser,
Lohengrin y La Valquiria. Luego partió al festival de Bayreuth,
donde escuchó Parsifal, que tuvo profundo efecto en su espíritu. Escribió a su
esposa poco después: «Nada en el mundo me ha impresionado tanto. Ha movido las
cuerdas más profundas de mi corazón.»
Después de esta experiencia, Sibelius comenzó a
trabajar en su ópera Veenen luominen. Sin embargo, su aprecio por Wagner
disminuyó y pronto rechazó la técnica del leitmotiv, aduciendo que era
demasiado explícita y calculada. Dejada de lado la ópera, el material musical
de la incompleta Veenen luominen se convirtió posiblemente en la Suite
Lemminkäinen (1893).
Otras influencias importantes fueron Ferruccio Busoni
y Chaikovski. La de este último es particularmente evidente en la sinfonía
coral Kullervo (de 1891), así como en su Primera sinfonía, y más
tarde, en el Concierto para violín (de 1903).
Innovación
Progresivamente se alejó de los condicionamientos
formales de la sonata, y en lugar de temas de múltiple contraste, se enfocó en
la idea de células continuas y fragmentos culminando en una gran presentación.
En este aspecto, su obra puede ser vista como de desarrollo continuo, con
permutaciones y derivaciones temáticas que conducen la obra hacia el final. La
síntesis es tan completa que podría pensarse que comenzó componiendo el final y
luego trabajó hacia atrás.
Sibelius intentó simplificar radicalmente la
construcción interna de la música. Como a Antonín Dvořák, esto le llevó
a buscar melodías con un identificable carácter nacional. Sin embargo, realizó
un acercamiento único y personal a las técnicas de desarrollo compositivo.
Hubo un punto importante en la carrera de Sibelius, en
que rechazó las influencias tempranas, lo que le dio libertad para componer con
las melodías evolutivas y formas musicales orgánicas, que se convirtieron en la
base de sus últimos trabajos. Esto significó un abierto contraste con el estilo
sinfónico de Mahler. Mientras que ambos apreciaban la economía de la
variación, el estilo de Mahler fue mucho más divergente, con abruptos
contrastes temáticos en lugar de mezclarlos lentamente para generar algo
diferente. Sibelius cuenta sobre el particular una conversación con Mahler:
Dije que admiraba la severidad estilística de las
sinfonías, y la lógica profunda que creaba una conexión entre todos los
motivos. La opinión de Mahler fue justamente lo contrario: «No, una sinfonía
debe ser un mundo, debe abarcar todo».
Sibelius
A pesar del desacuerdo, Sibelius ganó el respeto de
Mahler, y ambos compartieron ciertas bases musicales comunes.
Nacionalismo y temática
Sibelius solía utilizar el folklore y la literatura de
Finlandia para armar sus composiciones. Sus poemas sinfónicos estuvieron a menudo
basados en la poesía de nacional, como En saga (1892). La mitología y
épica finlandesa aparecen igualmente pronto en la producción del compositor,
como en Kullervo (1882) o la suite Lemminkäinen (1893). Su producción se fue
moviendo desde una evocación de los héroes del Kallevala a una abstracción que
se refiere sobre todo a la sonoridad de la naturaleza y del lenguaje finlandés,
como el majestuoso vuelo de las aves en el Final de la Quinta Sinfonía (1915),
la alusión al "agua pura" en la Sexta Sinfonía (1923) o la
divinidad de los bosques en Tapiola (1926).
Si bien el elemento de reivindicación nacionalista es
mayoritario (Finlandia no fue independiente hasta 1917), no faltan las
alusiones a grandes obras de la literatura universal. Así, el segundo movimiento
de su Segunda sinfonía iba a ser en principio un poema sinfónico
separado a propósito del Don Juan, mientras que la cruda Cuarta
sinfonía combina el trabajo previsto para una sinfonía (Montaña) con
un poema musical basado en El cuervo (de Edgar Allan Poe).
Estilo
El fuerte sabor modal de sus melodías se debe por un
lado a la querencia de referir las melodías de partida de sus sinfonías al
estilo folclórico finlandés, así como a un cierto neoclasicismo que tiene como
referente a la polifonía del Renacimiento y que sale a la luz sobre todo en los
desarrollos. Estas características son compartidas con su contemporáneo, el
danés Carl Nielsen. En relación con Gustav Mahler y sus vínculos también con un
material folclórico previo, Sibelius no toma un material específico y tiene un
color orquestal más austero y detallista, favoreciendo así la relación
extramusical con la poesía y la naturaleza finlandesa mediante una gestualidad
más discreta, un peculiar uso de los instrumentos de viento-madera, así como la
utilización de pedales armónicos.
Todos estos elementos hacen que la música de Sibelius
sea por un lado conservadora pero al mismo tiempo notablemente personal, no
encontrando compositores que trabajaran de su misma manera, en especial en lo
referente al trabajo de evolución motívica y formal. Sibelius hace mutar
paulatinamnete el contenido de sus melodías, en lugar de aplicar los
procedimientos clásico/romántico convencionales de aumentación/disminución rítmica
o retrogradación/inversión interválica. Este proceso de mutación dio pie a que
un mismo material de partida pudiera tener caracteres muy diversos y amoldarse
así a los diferentes movimientos de la sinfonía. Esta dualidad hizo que los
movimientos de sus sinfonías se fueran fusionando, como sucede notablemente en
su Quinta Sinfonía, donde la llamada de las trompas de los primeros
compases acaba convertida en el íncipit de un tema scherzante que
tradicionalmente constituiría un segundo movimiento separado y que aquí aparece
unido al primero sin pausa.
Este proceso culmina en su Séptima sinfonía, en
la que los cuatro movimientos aparecen fusionados. El tema principal está en Do
mayor/menor y las variaciones del mismo se producen fundamentalmente por
cambios de velocidad y de rítmica. Su lenguaje armónico es a menudo
restringido, casi iconoclasta, comparado con muchos de sus contemporáneos que
para ese entonces habían ya experimentado con el modernismo. Como se informó en
el diario Manchester Guardian en 1958, Sibelius sintetizó el estilo de
sus últimos trabajos como un ofrecimiento de "pura agua fresca",
mientras el resto de los compositores continuaban enfrascados en crear
"cócteles".
Sibelius encontró por lo tanto su propio modernismo y
en su vida tuvo tanto defensores (como Béla Bartók) como detractores (Theodor
Adorno). Quizá una razón de esta controversia haya sido el hecho de que
Sibelius, en cada una de sus siete sinfonías, se aproximó a los problemas
básicos de forma, tonalidad y arquitectura musical, de una manera individual y
única, al mismo tiempo con una fuerte presencia de la tradición pero con una
elaboración de ésta muy personal incluso visionaria. Si bien muchos sintieron
que su música debería haber tomado caminos diferentes, Sibelius dio poca importancia
a la opinión de los críticos: «No presten atención a lo que los críticos dicen.
Nunca se ha levantado ninguna estatua de un crítico».
La sinfonía perdida
Existe evidencia sustancial sobre que Sibelius trabajó
en una Octava sinfonía. El compositor prometió el estreno a Serge
Koussevitzky en 1931 y 1932, e inclusive se anunció una presentación pública en
Londres bajo la dirección de Basil Cameron en 1933. Sin embargo, la única
prueba escrita de la Octava sinfonía es un recibo por el copiado del
primer movimiento.
Sibelius siempre fue muy crítico de su propia obra, y
existe un rumor sobre una frase que comentó a sus allegados: «Si no puedo
escribir una sinfonía mejor que la séptima, entonces será ésta la última». Como
no sobrevive manuscrito alguno de la Octava sinfonía, se cree que
Sibelius destruyó todas las versiones de la partitura.
El final
El año 1926 constituyó un punto de inflexión, a partir
del cual la producción de Sibelius comenzó a menguar. Después de su Séptima
sinfonía produjo muy pocos trabajos importantes hasta el final de su vida.
Podría decirse que las dos más importantes fueron música incidental para La
tempestad y el poema musical Tapiola. Después de una operación
quirúrgica en 1911 por una sospecha de cáncer de garganta, y tras acabar la
Primera Guerra Mundial, durante casi treinta años Sibelius siempre evitó hablar
de su música.
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