El misticismo cuántico es la creencia
pseudocientífica de que las leyes de la mecánica cuántica incorporan
ideas místicas similares a aquellas encontradas en ciertas tradiciones
religiosas o creencias de la New Age. Se deriva de una
malinterpretación del problema de la medición – el rol aparentemente
especial que cumplen los observadores en la mecánica cuántica. El
término relacionado “charlatán cuántico” ha sido usado peyorativamente
por escépticos para descartar la creencia de que la teoría cuántica
aprueba creencias místicas,[1] mientras que
“misticismo cuántico” ha sido usado como una descripción más neutral de
las ideas que combinan los conceptos del misticismo oriental y la física
cuántica.[2]
Críticos como
el escritor de ciencia ficción Greg Egan y la autora Margaret Wertheim,
junto con varios científicos, opinan que el misticismo cuántico es una
perversión de la física cuántica realizada por promotores mal informados
de la pseudociencia.[3] [4] [5] [6] [7]
Historia
En muchas tradiciones místicas, y también
para algunos científicos de renombre, la mente consciente es vista como
un ente separado, que existe en un reino no descripto por las leyes
físicas. Algunas personas aducen que esta idea ganó adeptos por causa de
la descripción del mundo físico provista por la mecánica cuántica.[8]
La razón es que la mecánica cuántica
requiere interpretación antes de que describa la experiencia de un
observador. Mientras las partículas y los campos son descritos por una
Función de onda, los resultados de las observaciones son descritos por
información clásica que sólo presenta el resultado. La información sobre
las observaciones no está en la función de onda, pero es un dato
adicional provisto al azar. La Función de onda sólo muestra la
probabilidad de obtener diferentes resultados, y la función de onda sólo
se convierte en una probabilidad cuando es medida.[9]
La naturaleza de la observación ha sido usualmente un punto de discusión en mecánica cuántica,[10]
porque la mecánica cuántica describe las experiencias de los
observadores con números diferentes a los que usa para describir objetos
materiales. Con la excepción de Louis DeBroglie y Albert Einstein,
quienes creían que la mecánica cuántica era una aproximación estadística
a una realidad más profunda que es determinista, la mayoría de los
fundadores de la mecánica cuántica creían que este problema es puramente
filosófico. Eugene Wigner fue más allá, y explícitamente lo identificó
como la versión cuántica del Problema mente/cuerpo.[11]
Problema mente/cuerpo en Mecánica Newtoniana
Dentro de la mecánica newtoniana, el asunto de la conciencia no parece tan obviamente misterioso, porque el contenido de una mente puede ser identificado con la posición y velocidad de los átomos en el cerebro. Conociendo la situación de los átomos determina el futuro, por lo tanto en un sentido verificacionalista esto determina todos los aspectos sujetos a medición del comportamiento consciente.[12] Pero aún en un universo newtoniano, estas son dudas filosóficas. Los átomos que constituyen el cerebro no permanecen iguales, y en ciertos experimentos innovadores, la identificación de mente y cerebro puede volverse confusa.
Por ejemplo, cuando un observador
Newtoniano consciente es duplicado, copiando todas las posiciones
relativas y velocidades de todos los átomos, no es obvio cuál será la
experiencia consciente del observador. Si la conciencia sólo fluye en
una dirección, al duplicado quedará como un zombi filosófico, sin
conciencia de sí mismo. Pero si la conciencia fluye en las dos
direcciones, ambos observadores comenzarán en el mismo estadio, de
manera tal que la experiencia subjetiva de la conciencia luego de la
división requiere algo más de información para describirla— el algo que
dictará qué camino seguirá la conciencia. El valor de este algo (bit) es
subjetivamente muy importante para los duplicados— predice el futuro—
pero este bit no se encuentra en la posición y velocidad de los átomos.[13]
Observación en mecánica cuántica
Al contrario de la mecánica clásica, en
mecánica cuántica, no hay una forma simple de identificar el verdadero
estado del mundo, y en particular, el estado de los observadores es
indefinido. La función de onda de mecánica cuántica se amplía
describiendo una superposición cada vez mayor de diferentes mundos. Un
observador observando una superposición puede ser descrito por una
superposición de distintos observadores viendo distintas cosas, pero en
la experiencia real, un observador nunca siente una superposición, pero
siempre siente que uno de los resultados ha ocurrido con certeza. Este
conflicto aparente entre la descripción de la función de onda y la
experiencia clásica es llamado el problema de la observación, y fue
evidente para los primeros fundadores de la mecánica cuántica. Cada uno
tenía una opinión diferente sobre el resultado:
Albert Einstein, y con él Louis DeBroglie
y luego David Bohm, creían que la mecánica cuántica estaba incompleta,
que la función de onda era sólo una descripción estadística de una
estructura más profunda que era determinista. Él vio la mecánica
cuántica análoga a la mecánica estadística, y la función de onda sólo
como un singular dispositivo para los observadores que ignoran los
valores de las variables ocultas principales. Este punto de vista
convierte a la información extra en algo para nada “misterioso”— los
resultados de observaciones están simplemente revelando los valores de
las variables ocultas. Mucho después, John Bell dedujo que este punto de
vista requiere una no-localidad, llevando a la mayoría de los físicos a
perder interés en la idea.[14]
Niels Bohr creía que la mecánica cuántica
era una completa descripción de la naturaleza, pero que simplemente era
un lenguaje muy complicado para describir el mundo de las experiencias
de todos los días, y que en el reino humano las experiencias eran
descritas por la mecánica clásica y por las probabilidades. Este punto
de vista, la Interpretación de Copenhague, era compartido por Max Born y
Werner Heisenberg y se convirtió en el enfoque estándar. Requiere una
línea de corte, un límite, sobre el cual dejaría de ser cuántico y
comenzaría a ser clásico. Bohr nunca especificó esta línea de forma
precisa, dado que creía que no era una cuestión de física, sino de pura
filosofía. Von Neumann, en su análisis de las mediciones, interpretó la
línea de corte como el punto donde ocurre el Colapso de la función de
onda, y demostró que dentro de la mecánica cuántica, el punto de colapso
es tremendamente arbitrario, más allá de la primera interacción
coherente con un objeto suficientemente complejo.[15]
Eugene Wigner reformuló el Gato de
Schrödinger usando un observador consciente, el amigo de Wigner.
Concluyó que la línea de corte que Bohr rehusó especificar estaba en el
punto de la experiencia consciente. La postura de Wigner era que la
función de onda colapsa porque una conciencia la observa, colocando una
capa no-científica en los fundamentos de la mecánica cuántica, una capa
no-científica que podría ser interpretada como mística, dado que
considera a la conciencia como un ingrediente separado.
Decoherencia e interpretaciones modernas
Los aspectos físicos de la interpretación de la mecánica cuántica fueron aclarados por Hugh Everett III, quien propuso una interpretación completamente mecanista. En la descripción de Everett, todo el universo es una enorme función de onda, describiendo una apabullante multiplicación de mundos posibles. En este formalismo, los observadores deben ser tratados como computadoras o como cualquier otro instrumento de medición, cuyas memorias se escriben en cassettes magnéticos.[16] Para comprender sus experiencias, debes enfocarte en la respuesta que cada observador daría a preguntas formuladas por un observador externo. Everett creía que esta línea de razonamiento demostraba que cualquier problema de interpretación en mecánica cuántica era enteramente filosófico, porque podría demostrar que no había conflicto entre la evolución determinista de la función de onda con el azar subjetivo experimentado por los observadores, cuando se analiza usando la propia teoría.[17]
Como la descripción física en la imagen
de Everett es la función de onda determinista, el problema de la
interpretación sólo es relevante cuando se analiza la experiencia de un
observador. La respuesta a la pregunta “¿qué ve este observador?” es
sólo ambigua sólo porque la individualización del observador fue
imprecisa. El estado de un observador es una proyección particular en
alta dimensión de la función de onda, pero no todas las partes de la
función de onda describen a un observador individual – sólo aquellas
partes que describen un pasado de memorias consistente. En la imagen de
Everett, la interpretación es una clarificación, te indica qué
observador estás examinando. Pero la descripción del observador es ahora
un gran trozo de la descripción del mundo— incluye montones de
información extra que no estaban presentes en la función de onda
original.[18]
Esta información extra incluye la mayoría
de los parámetros observables en nuestro universo. Por ejemplo, si el
universo comenzó perfectamente homogéneo e isótropo, la función de onda
universal debería ser aún homogénea e isótropa. Pero para cualquier
observador, la descripción sería irregular al describir un patrón
distinto de galaxias, estrellas y planetas. La información que
especifica al observador especifica las posiciones de todas esas
estrellas, la distancia a Júpiter, la ubicación de la Luna en su órbita,
el contenido del diario de hoy, etc. Nada de esto se encuentra en la
función de onda universal, ese objeto es sólo una supersposición
cuántica de todos los mundos posibles. La mayoría de la información no
trivial está en la historia de eventos al azar del pasado.
La aproximación de Everett ha sido
elaborado dentro del campo de estudio llamado decoherencia, el cual
intenta identificar la manera en la cual el mundo clásico está incluido
en la mecánica cuántica cuando los sistemas se agrandan.[19]
Interpretaciones místicas
La descripción del observador en
interpretaciones de descoherencia, como en la interpretación de
Copenhague, siempre involucran información extra, la información que
especifica el resultado de todos los eventos al azar del pasado. Esta
información responde la pregunta “¿cuál observador?” en muchos mundos, y
correspondientemente responde la pregunta “¿cuáles resultados de
mediciones pasadas?” en Copenhague.
La presencia de grandes cantidades de
información adicional ha sido interpretada como un posible componente
místico asociado con la conciencia, dado que son datos asociados con el
observador, no con la materia de que está compuesto el observador.
Puesto que esto incluye más información sobre el universo, considerando
que la descripción de mecánica cuántica sea completa lleva a una muy
incómoda re-evaluación de la naturaleza del observador.[20]
La conciencia causa el colapso
“La conciencia causa el colapso” es el
nombre de una interpretación de mecánica cuántica por la cual una
observación realizada por un observador consciente es la causa del
colapso de la función de onda. La participación de la Conciencia ha sido
descrita como sigue:
Las reglas de mecánica cuántica son correctas pero hay un sólo sistema que puede ser estudiado con la mecánica cuántica, que es todo el material del mundo. Existen observadores externos que no pueden ser estudiados por la mecánica cuántica, léase las mentes humanas (y quizá las de los animales), las cuales realizan mediciones en el cerebro causando el colapso de la función de onda.[21]
Esta interpretación le atribuye el
proceso del Colapso de la función de onda (directamente, indirectamente,
o incluso parcialmente) a la misma conciencia. Sin embargo, no es
explicado por esta teoría qué cosas tienen suficiente conciencia para
colapsar la función de onda (“¿Estuvo la función de onda esperando para
saltar durante miles de años hasta que una criatura viviente unicelular
apareciera? O acaso tuvo que esperar un poco más por algún medidor
altamente calificado – con un Doctorado?”[22] ). Tampoco queda claro si los instrumentos de medición pueden ser considerados conscientes.
‘La conciencia causa el colapso’ puede
verse como una interpretación del acabado experimento del amigo de
Wigner al asegurar que el colapso ocurre ante el primer observador
“consciente”.
Wigner creía que la conciencia es
necesaria para el proceso de colapso. Vea Conciencia y medición. Existen
varias maneras posibles para explicar el experimento del amigo de
Wigner, algunas de las cuales no requieren que la conciencia sea
diferente de los procesos físicos. (Vea Conciencia y superposición y El
amigo de Wigner en muchos mundos).
Estudios recientes de Decoherencia
cuántica arrojan nueva luz sobre el problema reduciendo el énfasis del
“observador macroscópico” originalmente introducido al idioma de la
Interpretación de Copenhague de la teoría cuántica. El discurso de los
científicos modernos ha evolucionado para intentar cuantificar cómo los
sistemas cuánticos se Descoherecen debido a sus interacciones con su
entorno. Esto provee una visión unificada que trata los sistemas
cuánticos vecinos, y los aparatos de medición con los mismos criterios.
Aunque la Descoherencia muestra que no existe contradicción medible
entre la mecánica cuántica y el mundo clásico, la descoherencia no es
una filosofía y no pretende dar una solución al aspecto filosófico del
problema de la medición.
Popularización
Estos antiintuitivos aspectos de la
física cuántica fueron popularizados en los años ’70 con El Tao de la
Física, de Fritjof Capra, en el que explora los paralelismos entre la
física cuántica y los principios del aprendizaje místico oriental. Esto
fue tomado en los años ’80 por la pseudociencia Hindutva, que fue
extrapolada de las declaraciones de Vivekananda, sosteniendo que “las
conclusiones de la ciencia moderna son las mismas conclusiones que
alcanzaron los Vedāntas hace años”.[23]
Se fusionaron así conceptos de Física tales como gravedad,
electricidad, magnetismo y otras fuerzas con la mística noción vedíca de
Prana.[24] [25]
De manera similar, la película del 2004 ¿¡Y tú qué sabes!? hizo un uso controvertido de las ideas sobre mecánica cuántica, entre otras ciencias, en un contexto de la New Age.
Las teorías de Mente cuántica han dado pie a conceptos como la meditación cuántica, al presentar bases científicas para prácticas de meditación no avaladas por la ciencia común.[26] Entre éstas se encuentra la curación cuántica,
que asegura que a través de efectos de mecánica cuántica, la mente
puede curar el cuerpo. La Curación Cuántica evoca el entrelazamiento
cuántico y el efecto del observador para concluir que la conciencia de
un sanador puede tener impacto en el cuerpo de otra persona. Hay varias
prácticas contemporáneas de New Age en esta categoría, tales como
Energética de matriz, Toque cuántico y Energética cuántica.
Refutaciones por físicos y místicos
Muchos de los fundadores de la física
cuántica estaban interesados en la conexión entre la mecánica cuántica y
el misticismo; entre ellos están Niels Bohr, Werner Heisenberg, Eugene
Wigner y Erwin Schrödinger. Ellos creían que la mecánica cuántica
requería un sutil re-examen del papel de la experiencia consciente
dentro del mundo físico.
A diferencia de ellos, el físico
británico Sir Arthur Eddington rechazó el concepto de que el misticismo y
la física tenían algo más que una relación metafórica.[27] Eddington explicó la tentación y por qué él sentía que debe ser evitada.
“Debemos sospechar una intención de que Dios sea reducido a un sistema de ecuaciones diferenciales. Ese fiasco (el misticismo cuántico) debe ser evitado a cualquier precio. Sin bien muchas de las ramificaciones de la física deben ser extendidas por descubrimientos científicos posteriores, debido a su propia naturaleza no pueden serlo desde un trasfondo en el cual tengan su ser”.[28]
Como respuesta a resultados de
violaciones de la desigualdad de Bell, los que sembraban dudas sobre
interpretaciones de las variables ocultas, el físico Heinz Pagels
rechazó explícitamente cualquier nexo entre los fenómenos sobrenaturales
comúnmente asociados con el misticismo y la mecánica cuántica,
escribiendo:
“Algunos adeptos del trabajo de Bell respecto a la desigualdad de Bell han llegado a proclamar que la telepatía está verificada o que la creencia mística de que todas las partes del universo están conectadas ha sido validada. Otros aseguran que esto implica la posibilidad de comunicación a velocidades superiores a la de la luz. Eso son disparates; la teoría cuántica y las desigualdades de Bell no dan validez a nada de lo expuesto. Las personas que realizan estas declaraciones han reemplazado a la comprensión por una fantasía que calme sus deseos. Si examinamos detenidamente el Experimento de Bell veremos un pedacito del juego de manos de Dios que juega a los dados, lo que descarta influencias no locales. Tal como pensamos que hemos capturado una bestia realmente rara –como las influencias sin causa– así escapa de nuestro alcance. La propiedad de escaparse de la realidad cuántica es de nuevo manifestada.”[29]
De la misma forma algunos místicos dudan
que la física cuántica y el misticismo describan el mismo reino. Tom
Huston, en una revisión de la película ¿¡Y tú qué sabes!? para la revista What is Enlightment? escribió:
“La física cuántica trabaja con lo abstracto, el análisis simbólico de espacio-tiempo físico, el tiempo, la materia, y la energía aún en sus niveles más insignificantes, el vacío cuántico. El misticismo trata con la comprensión directa del Origen trascendente de todas esas cosas. La primera es un sistema matemático que involucra un estudio intelectual intenso, y la última es una disciplina espiritual que implica la trascendencia de la mente intelectual en su conjunto. Esto es aparentemente sólo una interpretación muy vaga de los físicos, y una vaga interpretación del misticismo, que permite su supuesta convergencia –y abre la puerta a la idea aún más alocada– que por beber algo de este menjurje cuántico-místico, serás capaz de crear tu propia realidad”.[27]
Roger Penrose plantea:
Creo que debemos considerar seriamente la posibilidad de que la mecánica cuántica sea sencillamente errónea cuando se aplica a cuerpos macroscópicos[30]
Parodias
En 1998 Deepak Chopra fue premiado por el
Premio Ig Nobel en física por “su interpretación única de la física
cuántica que la hace aplicable a la vida, la libertad, y la búsqueda de
la felicidad económica.”.[31] Él recibió este ‘honor’ por escribir cosas como:
La curación cuántica es curar el cuerpo/mente a un nivel cuántico. Esto significa, desde un nivel que no se manifiesta a nivel sensorial. Nuestro cuerpos son últimamente campos de información, inteligencia y energía. La curación cuántica incluye un cambio en los campos de información de la energía, para lograr corregir una idea que se ha tomado erróneamente. Por ende, la curación cuántica involucra curar un modo de conciencia, la mente, para realizar cambios en otro modo de conciencia, el cuerpo.
Deepak Chopra
Filosofía cuántica
Sumado a las adaptaciones místicas de la
teoría cuántica, pensadores postmodernos/postestructuralistas han sido
criticados por hacer referencias pseudocientíficas a la mecánica
cuántica. Un ejemplo ocurrió en el Escándalo Sokal de 1996, donde Alan
Sokal publicó un irónico ensayo titulado Transgrediendo los límites: Hacia una Hermenéutica Transformativa de la Gravedad Cuántica (el cual se refiere a la gravedad cuántica, una extensión de la teoría cuática) en la publicación posmodernista Social Text.
La aceptación de los editores del artículo sinsentido les hizo ganar el
Premio Ig Nobel en 1996. Sokal, con Jean Bricmont, concurrió para hacer
una crítica seria del uso de la ciencia por los pensadores
posmodernistas en su libro Imposturas intelectuales.
Notas
- Ir a ↑ Quantum Quackery Victor J. Stenger Skeptical Inquirer magazine, January/February 1997
- Ir a ↑ The Yogi and the Quantum Robert Crease and Charles Mann, Philosophy of Science and the Occult, SUNY Press, ISBN 0-7914-0204-5
- Ir a ↑ Byrne, Jeremy G.; Jonathan Strahan (1993-01). «An Interview with Greg Egan». Eidolon 11: pp. 18–30. http://eidolon.net/old_site/issue_11/11_egan.htm.
- Ir a ↑ Wertheim, Margaret (10-06-2004). «Quantum Mysticism». LA Weekly (LA Weekly, LP). http://www.laweekly.com/columns/quark-soup/quantum-mysticism/9195/. Consultado el 09-03-2008.
- Ir a ↑ Park, Robert L. (2000). Voodoo Science: The Road from Foolishness to Fraud. New York, New York: Oxford University Press. pp. 39. ISBN 0-19-513515-6.
- Ir a ↑ Gell-Mann, Murray (1995). The Quark and the Jaguar: Adventures in the Simple and Complex. Macmillan. pp. 168. ISBN 0805072535.
- Ir a ↑ Bell, J. S. (1988). Speakable and Unspeakable in Quantum Mechanics. Cambridge University Press. pp. 170. ISBN 0521523389.
- Ir a ↑ Wigner “Mind Body question”: “The present writer has no other qualification to offer his views than has any other physicist and he believes that most of his colleagues would present similar opinions on the subject, if pressed”
- Ir a ↑ This is an abbreviated paraphrase of the section entitled “The Language of Quantum Mechanics” in Wigner “Remarks on the Mind-Body Question”
- Ir a ↑ Roger Balian, in:Cini Levy-Leblond eds. “Quantum Theory without reduction” states (p.89): “Ever since the beginning of quantum mechanics, the measurement problem has been a subject of sometimes discontinued but nevertheless recurrent concern”
- Ir a ↑ Wigner, E. “Remarks on the Mind-Body Question”, Symmetries and Reflections
- Ir a ↑ For example, Wigner states in “Remarks on the mind body question”:”Until not many years ago, the “existence” of a mind or soul would have been passionately denied by most physical scientists. The brilliant successes of mechanistic and, more generally, macroscopic physics and of chemistry overshadowed the obvious fact that thoughts, desires, and emotions are not made of matter, and it was nearly universally accepted among physical scientists that there is nothing beside matter. The epistome of this belief was the conviction that, if we knew the positions and velocities of all atoms at one instant of time, we could compute the fate of the universe for all future”
- Ir a ↑ Daniel Dennett, Douglas Hofstadter, “The Mind’s I”
- Ir a ↑ Although in quantum gravity, the holographic principle requires nonlocality for different reasons, leading Gerard ‘t Hooft to propose that hidden variables should be revived
- Ir a ↑ Von Neumann, J., “Mathematical Foundations of Quantum Mechanics”
- Ir a ↑ More precisely: “It will suffice for his purposes that observers possess memories, i.e. parts of a relatively permanent nature whose states are in correspondence with the past experience of the observer”, quoting Bohm/Hiley: What this means is that, as in a computer whose memories are contained in the state of a disc, some aspects of the physical state of the observer, presumably within his brain, serves as the basis of his [or her] memories” Bohm & Hiley p.297
- Ir a ↑ De Witt, B. and Graham, M. “The Many Worlds interpretation of Quantum Mechanics”, Princeton University Press
- Ir a ↑ quoting Bohm/Hiley: It is evident that in a series of measurements, the number of partial awarenesses must multiply indefinitely. There are correspondingly many possible branches consisting of such sequences of partial awarenesses” p.299
- Ir a ↑ Gell-Mann, M., “The Quark and the Jaguar”, pp. 135-176
- Ir a ↑ E.J. Squires “An Attempt to Understand the Many-worlds Interpretation of Quantum Theory”, collected in M. Cini, J.M- Levy-Leblond eds., Quantum Theory without Reduction”,,1990, pp. 151-161
- Ir a ↑ Schreiber, Z. The Nine Lives of Schrödingers’s Cat
- Ir a ↑ Bell, J.S., 1981, Quantum Mechanics for Cosmologists. In C.J. Isham, R. Penrose and D.W. Sciama (eds.), Quantum Gravity 2: A second Oxford Symposium. Oxford: Clarendon Press, p.611.
- Ir a ↑ lecture on The Vedanta delivered at Lahore on 12 November 1897; 1970, vol. 3, pp. 398f.
- Ir a ↑ Johns Dobson-Vivekananda & Einstein
- Ir a ↑ Hinduism & Quantum Physics
- Ir a ↑ S. V. Raman, “Advaita Bhagwad Gita: its relevance in quantum meditation”, Dilip 28.4, 2002; Tushar K. Ray, Quantum Meditation: A Novel Scientific Method for Developing Inner Balance and Harmony
- ↑ Saltar a: a b Tom Huston, “Taking the Quantum Leap… Too Far?”, What is Enlightenment? Magazine, Retrieved January 25, 2008
- Ir a ↑ Sir Arthur Eddington, The Nature of the Physical World (p 282) ISBN 1-4179-0718-5
- Ir a ↑ Heinz Pagels, The Cosmic Code ISBN 0-671-24802-2
- Ir a ↑ Roger Penrose. La nueva mente del emperador. Barcelona: Grijalbo Mondadori. 1999
- Ir a ↑ The 1998 Ig Nobel Prize Winners
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