“Que el Soberano Poder del Dios eterno, Padre y Creador del Cielo y
de la Tierra, la sabiduría de su verbo y su influencia, sean con nuestra
empresa y nos haga la gracia de conducirnos de modo que merezcan su
aprobación en esta vida y obtendremos después de nuestra muerte la vida
eterna”.
1.- Vuestro primer deber es honrar a Dios y observar sus leyes,
porque son preceptos divinos, a los que todo el mundo debe obediencia.
Por eso debéis evitar las herejías y no ofender a Dios.
3.- Estad siempre presto a auxiliar a los otros a quienes os unen
lazos de una verdadera amistad, sin que para ello sirva jamás de
obstáculo la diferencia de religión o de opinión.
4.- Debéis ser fieles, principalmente los unos respecto de los otros,
comunicaros los descubrimientos que hagáis en vuestro arte, y ayudaros
mutuamente; no calumniaros; y proceded como queráis que procedan con
vosotros. Si llegara a suceder que un hermano faltase a sus deberes con
otro hermano o con persona cualquiera, o se hiciese culpable de
cualquiera otra falta, todos deben ayudarle a reparar el mal y a
corregirse para lo sucesivo.
5.- También debéis conformaros exactamente con las decisiones y
disposiciones acordadas en las logias, y no confiar a ninguno que no sea
de la hermandad, sus signos particulares.
6.- Que cada uno por sí se abstenga cuidadosamente de toda
deslealtad, porque el honor y la fidelidad son indispensables para el
sostenimiento de la asociación, y una buena reputación es un gran bien y
es necesario no perder de vista también el interés del señor y del
maestro a quienes sirváis, y terminar siempre convenientemente las obras
que os encarguen.
7.- Es indispensable también pagar íntegramente lo que debáis, y
sobre todo no adquirir jamás deuda que comprometan el honor de la
hermandad.
8.- Recordad siempre que ningún maestro debe emprender un trabajo si
no se siente capaz de ejecutarlo; porque causaría el mayor perjuicio al
arte y a la asociación. Todo maestro debe siempre ganar lo suficiente
para que él viva y pueda pagar sus obreros.
9.- Ninguno debe tratar de suplantar a otro, porque es necesario
dejar a cada uno el trabajo que haya podido procurarse, al menos que se
reconozca que es incapaz de ejecutarlo.
10.- Ningún maestro debe admitir a un aprendiz, si no se compromete a
trabajar por espacio de siete años; y para recibirlo debe contar con la
aprobación de los hermanos.
11.- Para que un maestro o un compañero pueda presentar a una
persona, es necesario que esta persona haya nacido libre, que tenga una
reputación intachable, que tenga capacidad y que los conserve todos.
12.- Se recomienda muy eficazmente a todos los compañeros que no
critiquen el trabajo de los otros, aunque no sepan ejecutarlo tan bien
como ellos.
13.- Todo maestro debe someterse a las observaciones que le haga el
director general de las obras; y los compañeros deben tener en cuenta
las que les dirijan los maestros.
14.- Todos los masones deben obedecer a sus superiores y estar prontos a hacer cuento le ordenen.
15.- Todo masón debe acoger cariñosamente a los compañeros que
lleguen del continente, y les hagan las señales y signos de
reconocimiento. Debe cuidar de ellos como está mandado, en el momento
que llegue a su noticia su desgracia.
16.- Ni los maestros ni los compañeros deben dar entrada a las logias
al que no haya sido recibido masón; ni debe enseñarle el arte de la
forma, ni dejarle trabajar la piedra, ni utilizar la escuadra, ni
indicarle su uso.
“Estas son las obligaciones que es bueno y útil observar. Lo que en
lo sucesivo se considere también útil y bueno, deberá ser registrado por
los superiores, dando conocimiento de ello, en las prescripciones
nuevas que se adopten”.
Fuente: http://gle.org/constitucion-de-york-926-e-%C2%B7-v-%C2%B7/
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