En "Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana", Catherine Mansell
Mayo recupera el viejo "Manual Espírita", escrito con seudónimo por
quien derrocara a Porfirio Díaz.
Ciudad de México
En los libros de Historia de México, sobre todo en el apartado de
la Revolución Mexicana, hace falta una página. Tal vez varias, pero una
de las más excéntricas es la que debiera retratar a Francisco I. Madero
aislado en su rancho llamado Australia, sitio donde escuchaba a los
espíritus del más allá mejor que en ningún otro lugar.
Desde años
antes de que se levantara en armas, el hombre que inició la lucha contra
la dictadura de Porfirio Díaz hablaba con los muertos. Es posible que
fueran los susurros de los seres de otro mundo —que terminaba
transcribiendo mientras entraba en trance para completar su labor de
médium— y no el ideal de democracia lo que trazó su destino de prócer
revolucionario. Aunque el interés de Madero por el espiritismo ha sido
documentado, hasta la fecha resulta un tema espinoso. No es que se haya
arrancado esa página de los anales de la historia, es que se ha evitado
escribirla.
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Por más que ha
indagado en torres de documentos, se ha extraviado en cientos de fichas
hemerográficas y ha surcado los pasillos de decenas de bibliotecas,
Catherine Mansell Mayo sospecha que no todo puede ser medido, mucho
menos comprendido. Cree firmemente en una frase de la cosmología
lacandona que dice "Las raíces de todas las cosas están conectadas".
Cuando
su esposo, Agustín Carstens, tomó las riendas de la Secretaría de
Hacienda, no le pareció que el nuevo cargo de su pareja tuviera un
impacto en su vida profesional. Como traductora y escritora de ficción y
no ficción, los alcances de la política mexicana no tendrían que
permear en su quehacer literario. Al menos eso creía.
Durante una visita al archivo de la dependencia que dirigía su marido se topó con un pequeño libro llamado Manual Espírita,
escrito por un tal Bhíma. El hallazgo se tornó aún más extraño cuando
la curadora del archivo le aseguró que la obra que tenía en sus manos
era del mismo Francisco I. Madero, aquel hombre que con el estandarte
del "sufragio efectivo, no reelección", cimentara las bases de la
democracia mexicana.
Mansell Mayo confiesa que lo único que
conocía del político oriundo de Parras de la Fuente, Coahuila, era lo
que el promedio de los mexicanos conoce: una embarrada de historia
propinada por los libros de texto gratuito, más lo que se había sumado
por ciertas lecturas que había hecho sobre la Revolución Mexicana. Pero,
¿que el gran héroe de la historia del país, en el que reside desde hace
años, se comunicaba con los muertos y hasta había escrito un libro para
evangelizar a su pueblo al espiritismo?
Catherine dice que todo
resultaba tan fuera de sí que decidió traducirlo al inglés y fue así
como la tarea, que se convirtió en labor titánica, dio como resultado su
Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana (Literal Publishing, 2014).
El libro no solo transcribe el Manual Espírita
de Madero, sino que hace un recorrido por el origen de la metafísica en
Estados Unidos y Europa, lugares en donde aquel joven mexicano aprendió
ideas de las filosofías hindú, masónicas y hasta esotéricas para
después convencer a un país entero de sublevarse contra una dictadura de
31 años.
"No estoy diciendo que esas ideas fueran el motor de la
Revolución, pero sí fueron parte importante. Tampoco estoy tratando de
convencer a nadie de creer en algo, pero sí debía señalar que estas
ideas que tenía Madero tienen años de tradición... porque brincar a la
conclusión de que estaba loco es muy vacuo... hay un contexto histórico
que vale la pena conocer para saber por qué Madero pensaba así", explica
Catherine.
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Quien quiera
hacer el recorrido histórico de la metafísica de la mano de Mansell Mayo
se llevará un par de sorpresas. El recuento comienza en el Burner-Over
District, una zona del estado de Nueva York que fue bautizada así por el
asentamiento de varios movimientos religiosos, entre los cuales
comenzaron a aparecer predicadores que aseguraban fueron testigos de
apariciones de ángeles o espíritus.
Charlatanería o no, estos
movimientos tuvieron entre sus creyentes, según lo documentado por
Catherine, desde a Sir Arthur Conan Doyle —sí, el creador de Sherlock
Holmes— hasta Abraham Lincoln, quien junto con su esposa Mary Todd,
organizaba sesiones espiritistas en la Casa Blanca.
De ahí, la
siguiente pieza del rompecabezas es la de Emanuel Swedenborg, un famoso
científico del siglo XVIII nacido en Estocolmo, a quien un día
Jesucristo le aseguró que le revelaría el verdadero significado de la
Biblia. A pesar de las críticas o los señalamientos de que el hombre
había perdido la razón, sus ideas se propagaron en Inglaterra y después
en Estados Unidos, en donde se construyó una iglesia swedenborgiana.
Habrá quien piense que creerle a Swedenborg sería en ese entonces
sinónimo de ignorancia. Pero la lista de los hombres a quienes influyó
hará repensar tal afirmación, dice Mansell Mayo. El listado de sus
seguidores contempla entre otros a Fyodor Dostoyevsky, William Blake,
Honoré de Balzac, James Joyce y Johann Wolfgang von Goethe.
Desgranar
el desarrollo de la metafísica a través de los siglos pareciera
entonces demostrar que la política, las letras y la misma ciencia nunca
han estado alejadas del esoterismo. "Mucha gente a la que admiramos, o
cuyas obras han marcado precedentes en muchos campos, creían en esto, en
hablar con seres de otro mundo, en la reencarnación, pero no lo dijeron
públicamente por miedo a la reacción hostil, a señalarlo el fenómeno
como locura", explica la autora.
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Antes
del levantamiento de Madero, hubo una mujer en México capaz de mover
huestes y ponerlas en contra de un gobierno. Era curandera y considerada
como santa por sus seguidores. Se trató de La Santa Niña de Cabora,
quien en realidad se llamaba Teresa Urrea, una mujer de 19 años que con
su talento de médium levantó a miles de fieles para revelarse en 1891
en Chihuahua.
Con estos antecedentes y el de Allan Kardec, cuyo
nombre real era Hippolyte Léon Denizard Rivail, un pedagogo que
sistematizó la doctrina del espiritismo en El libro de los espíritus
—precisamente la guía que dejó absorto a Madero—, es cómo el gran héroe
nacional comenzó a adentrarse en el mundo del esoterismo.
Catherine
dice que escuchar la voz de su pequeño hermano Raúl fue el primer
contactó espiritista que tuvo Madero. Después Raúl parece haberse
alejado para ser sustituido por los mensajes de un tal José. Madero pudo
haber creído que se trataba del mismo José María Morelos y Pavón, El Siervo de la Nación.
Habría sido José quien, en esas largas sesiones espíritas en el rancho
Australia, le habría indicado el camino a la Revolución. De acuerdo con
el libro Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana, el espíritu le advirtió al prócer que se preparara para lo que estaba por venir.
"Hoy
sales para la gran capital de la República. Vas con el objeto de
defender la buena causa en el Congreso. No estarás solo en tan noble
tarea; nosotros estaremos contigo. Ten fe", decía una las
transcripciones que hizo Madero en estado de trace. ¿Pero por qué si
Madero tenía ayuda paranormal nadie le alertó de su destino trágico, de
la traición de Victoriano Huerta y su ejecución junto con la de José
María Pino Suárez?
El Manual Espírita es una expresión de
sus ideas y vemos que sus ideas son tales, que está dispuesto a
sacrificar todo por lo que él vio como su deber en esta encarnación.
Madero creía que su alma era inmortal, por lo tanto, lanzarte a una cosa
como una lucha armada y perder todo no importaba", señala Mayo.
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Antes de levantarse en armas, Madero escribió dos libros, La Sucesión Presidencial de 1910 y el Manual Espírita,
el cual estuvo bajo las sombras que le otorgaban haber sido firmado con
seudónimo, y en el que se encuentra al verdadero Madero, según
Catherine. Un Madero que dicta una guía para que los jóvenes se vuelquen
a los terrenos de la metafísica; que acepta la existencia de un Dios,
pero también la posibilidad de comunicación entre vivos y muertos, que
cree en la inmortalidad del alma y en que uno puede ir y regresar porque
el espíritu "ha tenido y tendrá varias encarnaciones"; un hombre con fe
en el hipnotismo, los fantasmas y cuyo más entrañable ideal es que el
espiritismo se expanda y sustituya al catolicismo como la religión
imperante.
Aún con la extravagancia con la que pudo, o puede, ser
calificada la filosofía del revolucionario, Mansell —nacida en Texas,
pero avecindada en Coyoacán desde los años ochenta— asegura que lo más
fascinante de Madero es su biblioteca.
"Manuel Vera me insistió en
ir a ver su biblioteca que está en el Centro de Estudios de Historia de
México CARSO, fundación localizada en Chimalistac y cuando la vi me fui
para atrás... hallé textos desde Shakespeare y George Washington hasta
la Bhagavad Gita, un texto religioso hindú", relata.
Aun así
Mansell está en contra de que se tache a Madero de loco. Como
historiador o novelista tienes que meterte en la piel de tus personajes y
tratar de entender por qué hicieron lo que hicieron o por qué pensaban
así. Esa empatía, que tuvo también por Agustín de Iturbide y Green,
personaje de su novela anterior, pero sobre como esposa del ex
secretario de Hacienda, la hicieron ver y vivir las realidades duras del
poder político.
Al cuestionársele cuáles son esas realidades
Catherine se sonroja y duda en contestar. Aquí hay un trato implícito o
tal vez son solo el amor y la complicidad. Dice que su esposo, un hombre
con cero supersticiones, la apoya y respeta si un día decide iniciar
una investigación de cuatro años sobre fantasmas y médiums. A cambio,
ella decide mantenerse al margen de los intrincados caminos de la
política mexicana. Es más, ni siquiera pensó en buscar al panista
Gustavo Madero Muñoz, nieto de uno de los hermanos de Francisco I.
Madero, cuando comenzó la odisea del libro.
"Es muy fácil criticar
a los personajes, ves el glamour que los rodea, que tienen escolta,
beben champagne... y sí, al ser la esposa del ex secretario de Hacienda,
aunque sea otra época, otro gobierno, te das cuenta de que no es fácil
la vida", relata al fin. "Abres el periódico y se burlan de ti, dicen
cosas que no son ciertas; hay mucha responsabilidad, mucha presión; hay
amigos, enemigos, a veces no sabes quién pertenece a qué bando; siempre
puede aparecer un Huerta por ahí", sonríe.
Acerca de la autora
Nació en El Paso, Texas, y al igual que su esposo es especialista en economía. Tras publicar un par de best-sellers de finanzas, dio un giro hacia la literatura y la traducción.
Es autora de El último príncipe del Imperio Mexicano.
Cuando se enfrentó al síndrome de la página en blanco, recurrió a todo
con tal de salir del "atorón creativo" y poder terminar la novela sobre
el nieto de Maximiliano Habsburgo. Entonces contactó a una médium para
que alguien del siglo XIX le explicara por qué los padres de éste
permitieron que el emperador les arrebatara a su hijo con tal de
asegurar el poder, pues él y Carlota no tenían descendencia biológica.
Fuente: http://www.milenio.com/cultura/Francisco_I-_Madero-Revolucion_Mexicana-Catherine_Mansell_Mayo-Porfirio_Diaz_0_476352702.html
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