Para algunos, es una combinación peligrosa. Para otros, no representa
absolutamente nada. Desde películas de terror hasta cábalas increíbles,
mucho sucede alrededor de este día y de este número. ¿Cuánto hay de
verdad y cuánto de pura superstición?
Viernes 13, combinación ¿peligrosa? Si fuera martes, diríamos “no te
cases ni te embarques” y realmente creeríamos en el sino negativo del
día. Sin embargo, la tradición anglosajona le da más importancia al
último día de la semana y lo convierte en el paradigma de la desgracia.
¿Mito? ¿Realidad? Veamos cuál es el origen de esta superstición, las
tradiciones y cómo enfrentarlo, en caso de que sea necesario. Para que,
por las dudas, empieces este viernes con el pie derecho…
¿El número maldito?
La razón por la cual el número 13 goza de tan mala fama la podemos
encontrar ya en la Biblia: el fin del mundo comienza por el capítulo 13
del Apocalipsis. En la última Cena, por ejemplo, había 13 comensales (12
apóstoles y Jesús) y el resultado fue una traición, una tragedia. En
confines totalmente distantes, en Escandinavia, también existe una
tradición parecida ya que según la antigua mitología, el dios Baldur fue
muerto de un flechazo mientras los 12 grandes Dioses se hallaban
sentados a la mesa.
Él estaba invitado a la cena y no pudo llegar. Otros creen que la
destrucción de la Torre de Babel se produjo un día martes 13 y, por eso,
a esa combinación también se la asocia con todo tipo de destrucción.
Por otra parte, la mala fama del 13 también puede tener que ver con
la carta del Tarot que lleva ese valor, la carta de la muerte, y
corresponde al primer número después de la finalización de un ciclo (12)
y se relaciona con un nuevo inicio pasando, previamente, por la
disolución.
Esa carta se refiere al primer período después de un deceso, del cese
de las funciones cardíacas y de la separación del alma del cuerpo
físico. Esta fase -de acuerdo a los ocultistas- es muy complicada y
dolorosa porque al hombre lo envuelve la inconsciencia y un velo de
vacío. Eso es lo que simbolizan la carta de la muerte y el número 13
para el Tarot.
En el calendario lunar anual, en el último mes, el treceavo, es en el
que se produce la muerte del Sol, el solsticio de invierno. En culturas
que defienden la idea de un proceso cíclico de vida en el que
continuamente se nace y se muere no supone ningún problema que el sol
muera, pues en los días subsiguientes volverá a renacer.
Sin embargo, en las culturas patriarcales en las que se tiene un
concepto lineal del tiempo, defendiendo la idea de que existen un
principio y un final definitivo, ese final puede vivirse de una forma
más terrible. Además, en esas culturas patriarcales que anteponen el
principio de un Sol “constante” a la existencia de una Luna más
variable, la “muerte” aparente del eje central de sus vidas supondría
una catástrofe.
Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos valores consiste en equipararlos a la desgracia. Desde entonces la Luna, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos excluidos -y a menudo inconcientes- mientras que la tríada masculina está formada por el Sol, el día y el número 12.
Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos valores consiste en equipararlos a la desgracia. Desde entonces la Luna, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos excluidos -y a menudo inconcientes- mientras que la tríada masculina está formada por el Sol, el día y el número 12.
Excepciones que confirman la regla
No todos creen que el número 13 trae desgracias a la persona que lo
porta. En culturas matriarcales, por ejemplo, era un número sagrado.
Prueba de ello es que algunos calendarios como el chino y el hebreo aún
se rigen por calendarios lunares y las festividades de muchas religiones
(judía, musulmana e, incluso, la católica) se basan en el calendario
lunar.
Para la religión judía es un día propicio. Por orden de Eliezar el
rabino, los judíos ayunaron 13 días y lograron superar una grave sequía
pues llovió. Había 13 cuernos en el templo, 13 mesas y 13 eran las
reverencias que se llevaban a cabo durante el servicio religioso.
En la Biblia, para Ismael, el sucesor terrenal de Abraham, la
circuncisión tiene lugar en el año decimotercero, cuando el doce del
tiempo ha pasado ya, cuando el “trece”, la palabra “uno” ha llegado,
como el Bar- Mitzva (significa sujeto a los preceptos) que implica que
una persona que alcanza esta edad ya no es considerada por la ley judía
como un menor, sino como un adulto.
Lo propio sucede con la circuncisión en el Islam, que se hace a los
13 años, en la pubertad del varón, donde no se contempla el ciclo
sagrado sino la iniciación de adolescente a adulto.
El 13, para la masonería, es un número benéfico ya que está asociado a
la transformación y este es el fin que buscan, el de transformarse de
simples mortales a hombres iluminados que conocen los secretos. Uno de
los ejemplos más conocidos de la simbología masónica del número 13 es el
billete de 1 dólar: trece son los estados fundadores de los Estados
Unidos y el “gran sello” de los billetes de un dólar nos muestra un
águila que sujeta 13 flechas con garras en su pata izquierda y una rama
con 13 hojas con la pata derecha.
Sobre su cabeza brillan 13 estrellas en forma de pentagrama, su
escudo tiene 13 rayas y la pirámide que aparece en el reverso del
billete tiene 13 escalones.
El número 13 en estos casos es la unidad, la expresión de la palabra
uno en otro nivel, el 13 es el número que tiene lugar después de
completar un ciclo, el del 12.
Venus, los Viernes y las brujas
Lo propio ocurre con Venus y los días viernes. El día viernes es el
día consagrado a Venus, la diosa del amor y del placer, la diosa que
representa el amor lujurioso y que, probablemente, durante la antigüedad
fuera considerado un día alegre y placentero. Un día de fiesta. Venus
era la diosa conectada con la alegría, el baile, la diversión, con el
escuchar canciones y música, con el juego, las bromas, las reuniones,
los perfumes y el ocio y el placer sexual, todas cosas que pasaron a
adquirir mala fama con las culturas solares.
Dice la historia que el verdadero origen de esta superstición sería
un relato de la mitología escandinava. En el momento en que las tribus
de esa región se convirtieron al cristianismo, Friga -la Diosa del amor y
la fertilidad- fue desterrada y acusada de “bruja”. Se creía que,
sintiendo rencor por esta situación, cada viernes se juntaba con otras
11 colegas y hacían maleficios para arruinar la siguiente semana.
Para ponernos en consonancia con el cosmos, podemos decretar los días
viernes “días de amigas” y compartirlos con ellas, no importando si el
calendario marca día 13 o no. Ocuparnos de nuestra belleza, dedicar algo
de tiempo al ocio, la alegría, el baile, los juegos, a comprar ropa, y
tratar de vivir momentos placenteros, todas éstas actividades venusinas.
La Venus en su esencia es gentil, viene en son de paz, de disfrute y
está muy conectada con la naturaleza, en especial, con los frutos dulces
y las flores hermosas.
Fuente: Entremujeres
Tomado de: http://misionesonline.net/2015/03/13/el-viernes-13-y-la-mala-suerte-mito-o-realidad/
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