Acertijos y enigmas. Dan Brown envuelve a los lectores una vez más en el
mundo de las intrigas, y en esta oportunidad los escogidos para
protagonizar la historia son los masones.
Se trata del reciente best-seller (2009) El símbolo perdido, novela que por cierto marca el inicio de una nueva relación editorial, ya que los libros anteriores de Brown, Ángeles y Demonios y El Código Da Vinci se habían publicado en español bajo el sello Urano, y ahora lo hace al abrigo de Planeta.
Apenas salió a finales de noviembre, y el libro no para de estar entre
los primeros lugares de venta en el mundo, lo que seguramente le augura
una película más a Tom Hanks en el rol del especialista en simbología
Robert Langdon. Y es que Brown entendió por dónde debe ir una historia
para convertirse en éxito de ventas.
El símbolo perdido transcurre en el lapso de una noche, y el
lugar escogido es la capital estadounidense. Washington se revela
sorprendentemente como una ciudad repleta de alusiones místicas y
esotéricas, tanto como las que se pueden encontrar en las ciudades
europeas. Se trata del reciente best-seller (2009) El símbolo perdido, novela que por cierto marca el inicio de una nueva relación editorial, ya que los libros anteriores de Brown, Ángeles y Demonios y El Código Da Vinci se habían publicado en español bajo el sello Urano, y ahora lo hace al abrigo de Planeta.
Un maestro masón, Peter Solomon, es secuestrado, y Langdon es guiado hasta el Capitolio de Washington para dar una información a cambio de la cual Solomon será liberado.
Al lado de la trama central se agrega la noética como el conocimiento que pretende integrar finalmente la discordia que existe entre lo espiritual y lo científico. También -asegura Brown- se revelan aspectos ritualísticos de la masonería y aspectos que conciernen a secretos de Estado. Pero, al fin y al cabo, todo es ficción.
Como todos sus trabajos, Brown le da un ritmo trepidante a esta novela. Sin embargo, se nota con demasiada evidencia el apuro que debía tener el escritor para entregar el libro: el lector avezado podrá encontrar, sobre todo, signos de la premura, de la urgencia para la publicación del texto. Hay partes sin corregir, sin pulir, como ciertos tonos emotivos al final de la historia que le restan brillo a lo que pudo ser un cierre adecuado. amhg
sábado 2 de enero de 2010
Fuente: http://www.eluniversal.com/2010/01/02/til_art_la-masoneria-como-ce_1712907
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