Tomando varios desafíos artísticos y poniendo en escena una de las óperas
más emblemáticas del laureado compositor austríaco Wofang Amadeus
Mozart, el Teatro del Libertador presenta este jueves el segundo estreno
de la temporada lírica con “La Flauta Mágica”.
Una apuesta fuerte, con un texto fuerte, que subirá a escena después de su debut en la sala en 1992, con cuatro funciones (desde el jueves 12 y hasta el jueves 17), bajo la dirección musical de Hadrián Avila Arzuza, la dirección escénica de Marcelo Lombardero, y la actuación de solistas nacionales invitados, los cuales son los responsables de la nueva camada de renovación en la lírica argentina.
Estrenada por primera vez en
1791, dirigida por el mismísimo Mozart, “La Flauta Mágica” siempre gozó
de excelentes críticas, y la escena donde la soprano se luce con un área
de registro altísimo, logró distinguirla del universo lírico hasta hoy.
Una apuesta fuerte, con un texto fuerte, que subirá a escena después de su debut en la sala en 1992, con cuatro funciones (desde el jueves 12 y hasta el jueves 17), bajo la dirección musical de Hadrián Avila Arzuza, la dirección escénica de Marcelo Lombardero, y la actuación de solistas nacionales invitados, los cuales son los responsables de la nueva camada de renovación en la lírica argentina.
Historia rica en simbolismos y también cuestionada por vincular algunos de sus personajes con la masonería -Emanuel Schikaneder, su autor, y el mismo Mozart eran masones-, la pieza teatral relata el destino de Pamina, hija de La Reina de la Noche, quien fue secuestrada por Sarastro y vive presa en su templo. Para rescatarla, el príncipe Tamino y Papageno, el pajarero de la Reina, tendrán que superar una serie de pruebas, y para ello, contarán con la guía de Los Tres Genios y la ayuda de Las Tres Damas, de quienes Tamino recibe una flauta mágica.
Desde Rosario, y en el rol de Pamina, debutará en esta ocasión en el Teatro del Libertador San Martín, Jaquelina Livieri, que con tan sólo 29 años cuenta con una gran trayectoria en los escenarios nacionales e internacionales. Egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, la cantante santafecina comenzó a los 16 años como solista, logrando en este tiempo ser protagonista de numerosas puestas líricas, perfeccionando con cada experiencia su talento. Labor que le ha permitido conseguir un papel tan importante como el de Pamira, en “La Flauta Mágica”.
“Es realmente un hermoso personaje, con un lindo desarrollo dramático porque tiene muchas facetas en su personalidad, no es chato sino muy interesante”, señala Jaquelina en diálogo con LA MAÑANA, y cuenta particularmente sobre su rol en escena: “Tiene un primer momento muy feo donde ella es secuestrada, después se encuentra con Papageno, a quien ve con ojos de desconfianza, pero ya más tranquila entiende que la viene a rescatar. Después nuevamente escenas muy dramáticas con su mamá, la Reina, y por último hay como una redención, una parte más luminosa para ella”.
Si hay algo emblemático dentro de esta ópera, es justamente el momento del área, donde Pamina cuenta su pesar, interpretando una melodía que necesita de un altísimo registro. “El área de Pamina es una de las más difíciles en la ópera mundial, requiere de mucha sutileza y un manejo técnico muy importantes. Manejo que todavía no se si domino (risas)”, cuenta sin tabúes la cantante.
Como Jaquelina comenzó a actuar en óperas siendo apenas adolescente, sería fácil pensar que este personaje era una meta para ella. Sin embargo, la actriz dice que Mozart no fue algo que estaba en sus planes de los inicios, pero que de todas maneras fue fundamental en su carrera. “Recién cuando abrieron audiciones en Rosario me empecé a preparar. Recuerdo que era más chica cuando la hice y fue lo primero de Mozart que practiqué y me hizo sacar lágrimas”, señala la cantante y continúa: “Mozart en mí siempre fue sumamente educativo. Cada vez que pasé por él tuve un cambio, un giro, sobre todo en la técnica e interpretación”.
A cargo de Marcelo Lombardero, la puesta de “La Flauta Mágica” se presenta esta vez, y según lo señala la protagonista, despojada de todo aquello que –justamente-, la ligaba con cuestiones más oscuras. “Todo lo del simbolismo fue quitado, todo ese masonerismo y machismo que presenta la historia”, comenta Livieri y adelanta que el trabajo realizado es sumamente cuidado, logrando presentar “algo mucho más fantástico, lleno de colores y luminosidad. Es una puesta visualmente extraordinaria”.
Galardonada en diferentes países y convocada para roles tanto principales como secundarios en puestas de escenarios nacionales e internacionales, Livieri es -y se acepta como tal-, integrante de una nueva camada de jóvenes líricos argentinos. Orgullosa de pertenecer, dice que hay mitos que quedaron atrás sobre el género y que la ópera es mucho más que cantantes viejos, gordos y aburridos.
-¿Sos consciente de esta renovación que hay en la ópera nacional?
- Totalmente, y es algo natural que suced. Es muy bueno lo que está pasando, y por suerte ocurre. Creo que hay un mayor interés en el género porque también hay menos mitos. El subtitulado ayudó muchísimo, y también algunos programas televisivos donde han aparecido solistas líricos. Eso muestra que la ópera está más cerca, que no es un espectáculo donde cantan personas viejas, gordas y aburridas.
Fuente: http://www.lmcordoba.com.ar/nota/215504_cada-vez-que-pase-por-mozart-tuve-un-cambio
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