La Teoría General de la Relatividad,
propuesta por Albert Einstein hace casi un siglo, es la más aceptada
sobre cómo funciona la gravedad, pero algunos científicos creeían que no
sería del todo válida en cuerpos extremadamente masivos, donde las
fuerzas de atracción son muy superiores a las que encontramos en la
Tierra.
En un sistema de este tipo, las órbitas
se deterioran y se emiten ondas gravitatorias que restan energía al
conjunto, que pudieron ser medidas por los astrónomos mediante el
Telescopio VLT (Very Large Telescope) en Chile, el de Apache Point en
México y el Herschel de las islas Canarias (España).
Los radiotelescopios Arecibo de Puerto Rico y Effelsberg de Alemania proporcionaron además datos vitales sobre los cambios sutiles en la órbita de esta pareja de estrellas, afirma el estudio, publicado hoy en la revista Science.
Con las condiciones extremas de este
sistema, bautizado PSRJO348+0432, algunos científicos pensaron que la
Teoría General de la Relatividad podría no predecir con precisión la
cantidad de radiación gravitatoria emitida y por tanto el ritmo del
deterioro de la órbita.
A prueba de fallos
“Pensamos que este sistema podría ser lo
suficientemente extremo como para mostrar un fallo en la Teoría General
de la Relatividad, pero en vez de ello, las previsiones de Einstein se mantuvieron bastante bien“, señaló otro de los autores, Paulo Freire, del Instituto Max Planck.
La Teoría de la Relatividad General de
Einstein, que explica la gravedad como una consecuencia de la curvatura
del espacio-tiempo creada por la presencia de masa y energía, ha superado todas las pruebas desde que fue publicada por primera vez hace casi cien años.
La estrella de neutrones es un púlsar que
emite ondas de radio que pueden ser captadas desde la Tierra por los
radiotelescopios, lo que la hace sin duda interesante pero, además, se
trata de un laboratorio único para poner a prueba los límites de las
teorías físicas.
Este pulsar, resultado de una explosión
de supernova, es dos veces más pesado que el Sol pero tiene sólo 20
kilómetros de tamaño, y la gravedad en su superficie es más de 300.000 millones de veces más fuerte que la de la Tierra.
Su compañera, la estrella enana blanca, es el brillante resto de una
estrella mucho más ligera que ha perdido su atmósfera y se está
enfriando lentamente.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/26/ciencia/1366964344.html26/04/2013
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