El adelanto de la ciencia oficial se ha
visto engrandecido en menos de un siglo. Lo que antes tenía que
aceptarse por fe ahora debe ser comprobado y afortunadamente esto es
posible gracias a los medios electrónicos, que son un punto de apoyo
para demostrar o desterrar lo que se está argumentando.
Dicen
algunos que se consideran sabihondos, que el tema de la vida
inteligente fuera de la Tierra es algo trillado, que no se ha podido
demostrar y que quienes creen en estas cosas están perdiendo el tiempo.
La verdad es que no hay nada que sea trillado. Cada día que transcurre
se descubren nuevas cosas en el Universo, y el que no todo se dé a
conocer a la gente, no quiere decir que la ciencia haya bajado los
brazos aceptando que la vida inteligente fuera de este hermoso "planeta
azul" que habitamos no exista.
Año tras año, los gobiernos de las principales potencias mundiales destinan cantidades millonarias para el estudio de lo que sucede en el espacio. Es así como potentes telescopios y radiotelescopios, aunado a departamentos de ufología (centros de investigaciones de vida extraterrestre), están dedicados a la búsqueda de vida inteligente en el espacio. Desde épocas de la prehistoria, el hombre ha tenido avistamientos con seres de otros mundos, como lo demuestran las pinturas rupestres localizadas por todo lo largo y ancho de la Tierra. Asimismo, mucha gente, desde personas sencillas a grandes y respetadas personalidades del mundo científico, han sido testigos de fenómenos relacionados con los encuentros cercanos de primer tipo (cuando se aprecia el OVNI).
Año tras año, los gobiernos de las principales potencias mundiales destinan cantidades millonarias para el estudio de lo que sucede en el espacio. Es así como potentes telescopios y radiotelescopios, aunado a departamentos de ufología (centros de investigaciones de vida extraterrestre), están dedicados a la búsqueda de vida inteligente en el espacio. Desde épocas de la prehistoria, el hombre ha tenido avistamientos con seres de otros mundos, como lo demuestran las pinturas rupestres localizadas por todo lo largo y ancho de la Tierra. Asimismo, mucha gente, desde personas sencillas a grandes y respetadas personalidades del mundo científico, han sido testigos de fenómenos relacionados con los encuentros cercanos de primer tipo (cuando se aprecia el OVNI).
- Una historia
El día estaba llegando a su fin. Ya
habían terminado las rudas faenas que correspondían a la granja. Eran
las 9 de la noche de un 9 de febrero de 1913. Elmer Swenson y George
Appleby, quienes vivían cerca de Saskatchewan, en Canadá, se disponían a
descansar, pero lo que vieron en el cielo los dejó boquiabiertos.
Swenson observó una hilera de brillantes objetos que se acercaban desde
el noreste. De inmediato, gritó a Appleby para ver si lo que estaba
observando era real o producto del cansancio de la dura faena que
acababa de finalizar. Se trataba de una primera hilera de cuatro luces
brillantes, seguidas de cerca por otras tres y luego, otro grupo de
dos. La procesión nocturna se movilizaba lentamente atravesando los
cielos de Saskatchewan. No bien acababan de digerir la sensación que
les causó este convoy de luces, cuando atrás vendrían otros más. Todo
hubiera quedado ahí. Se trataba de un par de granjeros rudos y agotados
por la dura faena del día. Pero el fenómeno había sido observado por
dos hombres inminentes de ciencia. El profesor C. A. Chant, de la
Universidad de Toronto, a quien le atribuyeron su nombre a ese convoy
llamándole "los meteoritos de Chant". El profesor escribió: "Alrededor
de las 9.05 PM, en la parte noreste del cielo apareció un cuerpo de
fuego rojo que pronto aumentó de tamaño, seguido por una larga cola...
Parecía un cohete, que a pesar de su lentitud al movilizarse, no era
atraído por la fuerza de atracción de la Tierra. Seguía una dirección
al sureste y desapareció en la lejanía. Antes que desapareciera este
meteoro, otros cuerpos aparecieron del noroeste... Se movilizaban a la
misma velocidad. Al desaparecer, lo hacían con estruendos como si
fueran rayos, lo cual provocó que se sintiera como un temblor en la
tierra". El otro hombre de ciencia que vio el fenómeno fue el astrónomo
W. F. Denning. Sobre este suceso, escribió en el diario de la Sociedad
de Astronomía de Canadá que en sus 48 años de observar el cielo nunca
había visto algo similar. "Parecía un tren express iluminado en la
noche... Luces en diferentes puntos, una en el frente, una posterior y
después otra en la cola". Otro grupo de observadores profesionales
escribieron en el mismo diario: "El cuerpo luminoso estaba compuesto
por 3 o 4 partes con una cola (de fuego) en cada una de ellas. Cuando
esta compleja estructura, moviéndose con peculiar deliberación,
desapareció en la lejanía, otro grupo emergió en su lugar de origen
(noroeste) y pronto, un tercer grupo apareció en el mismo punto y en la
misma formación". El astrónomo W. F. Pickering más tarde encontró que
algunos barcos señalaban la huella de los objetos más allá de Nueva
York y las Bermudas. Denning localizó que la tripulación de otro buque
mencionaba que los objetos pasaron por el cabo San Roque, en Brasil.
Desde donde se les vio por primera vez hasta la última, eran 8 mil
kilómetros. En una publicación del observatorio de Harvard, "Cielo y
telescopio", en enero de 1961 John O'Keefe, del centro espacial
Goddard, menciona la baja velocidad con que se desplazaban los meteoros y
dijo que se trataban de satélites terrestres". Pronto fue echada por
tierra esa versión, porque los satélites no vuelan tan bajo. Estoy
narrando un acontecimiento de 1913. En estos momentos, cualquiera sabe
que lo que se vivió en ese año fue un "encuentro cercano de primer
tipo", se trató de naves que no pertenecen a nuestra humanidad
terrícola.
*Colaborador
Diario de Xalapa. México
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