Comunicado
«Al dejar
centellear nuestra luz, les damos a los demás la oportunidad de hacer lo mismo».
Nelson Mandela
Del 30 de noviembre al 11 de diciembre 2015, Francia
albergará en París la XXI Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio
climático. Esta Conferencia que traerá a 195 países tiene por objetivo el
cierre de un acuerdo universal relativo a la reducción de emisiones de gases
con efecto invernadero con el fin de limitar el calentamiento del planeta en un
2% de aquí a finales del siglo.
La explotación sistemática de los recursos
naturales y de las materias primas, la urbanización salvaje de las metrópolis,
la artificialización de los suelos, las deforestaciones masivas, la sobreexplotación
de la pesca en los océanos, la acidificación de las aguas marinas y
superficiales, el agotamiento de los grandes acuíferos y de los mantos
freáticos… conllevan efectos devastadores sobre los ecosistemas y la
biodiversidad. Las contaminaciones de cualquier índole que degradan e impregnan
nuestro medio ambiente hacen pesar serias amenazas sobre las condiciones de
vida, incluso de supervivencia, y la salud de millones de personas. El
acaparamiento de las tierras agrícolas por los grandes terratenientes y los
fondos soberanos que destierran a los campesinos ancestrales, la
industrialización de la agricultura y de la ganadería, el aumento de las
catástrofes naturales agravan las desigualdades en el mundo, acrecientan la
inseguridad alimenticia y amenazan la paz. Nadie puede permanecer indiferente
ante estos cambios. Los ciudadanos, y, desde una perspectiva más amplia, las
sociedades civiles ya no se pueden conformarse con esperar a que los Estados
encuentren un acuerdo y tomen por fin las determinaciones acordes al interés
general. A cada uno le corresponde concientizarse en primer lugar de la
gravedad de la situación en el ámbito del cambio climático. En la víspera de
las negociaciones sobre el clima en París, las Obediencias masónicas hacen una llamada
solemne para: Colocar el ser humano en el centro de las decisiones
capacitándole para participar de las elecciones que le conciernan y para
incidir sobre su existencia; Replantearse la relación del hombre y de la
naturaleza de la que forma parte, velando por el equilibrio y por la armonía
entre sus actividades y el respeto del mundo animal y vegetal, de los
ecosistemas, de la biosfera y de la biodiversidad. Las ciudades del futuro,
destinadas a albergar la mayoría de la población humana, han de convertirse en
unos puntos de articulación entre naturaleza y actividades humanas; Luchar
contra las desigualdades y la pobreza en el mundo en pos de una redistribución
más justa de las riquezas; Pedir que los Estados anticipen, prevengan y
remedien los efectos negativos inducidos por los cambios climáticos sobre el
disfrute efectivo de los derechos fundamentales de los seres humanos, y
especialmente los de los grupos más vulnerables. Afirmar que el bien estar
individual y colectivo no se reduce en la producción y en el consumo. Otros
indicadores han de completar el PIB para evaluar las políticas públicas,
teniendo en cuenta la calidad ambiental y la calidad de la vida humana; Hacer
progresar la justicia climática al declarar nuevos derechos universales en el
ámbito medioambiental, especialmente el principio de precaución y el derecho a
reparación en el caso de una catástrofe mermando el medio ambiente, y al
establecer una justicia internacional eficaz encargada de su cumplimiento;
Moldear un acuerdo en el ámbito de la solidaridad internacional entre países
del norte y países del sur, fundamentado en una comprensión mutua del
desarrollo durable y solidario, que es la única capaz de desembocar en una
mejora de las condiciones de vida de los pueblos con el fin de que dispongan
libremente de su existencia; Invertir inmediatamente y decididamente en las
energías renovables con el fin de reducir notablemente la explotación de las
energías fósiles a largo plazo; Aportar los medios financieros necesarios para
la implementación de las decisiones. Más allá del plazo de la Conferencia de
París, las Obediencias masónicas piden a las partes implicadas concertarse para
mejorar la gobernanza mundial y regional en todos los aspectos relacionados con
la conservación del planeta, sea agua, aire, tierra o espacio, teniendo en
cuenta la responsabilidad de la comunidad internacional para con las
generaciones futuras. Obediencias masónicas firmantes: Gran Oriente de Francia
(GODF) Federación Francesa del Derecho Humano Gran Logia Femenina de Francia
Gran Logia de las Culturas y Espiritualidad Gran Logia Mixta Universal Gran
Logia Mixta de Francia Gran Logia Mixta de Memphis Misraïm .·.
Fuente: R.·. Logia Blasco
Ibáñez - València (GODF)
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