En alguna calle de Londres hay una placa de mármol
negro con la siguiente inscripción: “En honor de Simón Bolívar el Libertador
quien, debidamente acreditado como primer representante hispanoamericano, fue
recibido en este palacio el 17 de julio de 1810 por el Marqués Wellesley,
Primer Secretario de Estado de su Majestad en la Cartera de Relaciones
Exteriores”.
Esta es una primera respuesta a un amigo quien me
sorprendió recientemente al preguntarme si sabía dónde se hallaba Bolívar el 20
de julio de 1810. Este episodio de la vida del Libertador, como su breve
paso por la isla puertorriqueña de Vieques, es usualmente desconocido por la
gente, por lo cual se hace oportuno recordarlo.
Francia amenaza a Jamaica
José Bonaparte, entronizado como Rey de España por su
hermano Napoleón, había ocupado a Madrid y los franceses ya eran dueños hasta
Andalucía. Acosada por todas partes la Junta Central de Sevilla, que
manejaba todas las juntas de ultramar, decide renunciar en masa el 29 de enero
de 1810 porque, según cuenta Mancini, “España ha caducado”. En forma simultánea
se corrió la voz de que los franceses se apoderarían de Jamaica, reducto inglés
en el Caribe, y ese rumor fue recogido de inmediato por los venezolanos para enviar
una comisión a Inglaterra, encabezada por el Libertador, con el ánimo de
hacerlos entender que podrían ayudarse mutuamente en la región ante la amenaza
francesa.
No obstante, cuando Bolívar llega a Londres, a la
cabeza de la delegación, ya los ingleses habían formalizado también su alianza
diplomática de defensa mutua con los españoles. No es oportuno, dirán los
ingleses, que los hispanos sepan que les estamos dando entrada a los
independistas americanos. Para evitarse problemas diplomáticos, Lord Wellesley
—delegado del Rey de Inglaterra— no recibe a la comitiva americana
oficialmente, sino que los hace llegar a su palacio particular de Apsley House
(donde se encuentra la mencionada placa de mármol), ofreciendo a los patriotas
un tímido apoyo político aunque, para no perder la visita, reforzando con ellos
unos aspectos específicos de intercambio comercial.
La Logia Americana
Los comisionados suramericanos alcanzan a adivinar
entonces que no se habían logrado todos los objetivos políticos de la delegación
y que Wellesley les había sacado el cuerpo discretamente. En consecuencia, más
bien ponen su empeño en convencer a Francisco de Miranda de regresar a
Venezuela y ponerse a la cabeza de los patriotas. Lo hicieron en principio para
reforzar los lazos con Europa en torno a la causa americana. Pero Bolívar sabía
que el caraqueño Miranda estaba bien conectado en la City: como fundador, en
1797, de la Logia Americana, tenía en la capital londinense un vasto
caudal de seguidores que le acompañaban bajo la idea de los principios
igualitarios que la francmasonería predicaba.
Los “caballeros racionales”, como solían llamar en el
continente a los amigos de Miranda, se habían lanzado a fortalecerse en muchas
partes, pero en especial en Cádiz donde eran numerosos sus partidarios hacia
1808. Este grupo gaditano de masones españoles, creado por Miranda, era la
fuente de muy importantes informaciones que afectaban a las colonias, por lo
cual los comisionados y los masones americanos estaban muy satisfechos. En
efecto, por el “taller” o logia de Miranda, en Grafton Square, Londres,
habían pasado todos los que anhelaban una tierra americana independiente. Por
allí desfilaron el ecuatoriano Rocafuerte, el chileno O’Higgins, el mexicano
Servando Teresa de Mier, el argentino San Martín, el granadino Nariño y, desde
luego, el venezolano Bolívar.
La cautela inglesa
En consecuencia, fueron las excelentes amistades de
Francisco Miranda con los masones ingleses las que le facilitaron a Bolívar,
Andrés Bello y Luis López Méndez, sus acompañantes, poder escribir el
memorándum y ser recibidos por el Marqués de Wellesley, secretario de Estado de
Inglaterra, a quien le entregaron una nota en la cual solicitaban la mediación
de ellos, los ingleses, para el mantenimiento de la paz en los países del
Caribe. Como se dijo antes, en tales momentos, dada la cautela inglesa, la
respuesta fue insuficiente para la expectativa de los americanos que habían
viajado en pos de una colaboración más explícita.
Examinando el minucioso libro del padre Emiliano
Londoño Bolívar Paso a Paso, publicado en Manizales, ese 20 de julio de 1810,
fecha de la mencionada nota, Bolívar estaba pues en Londres, a la edad de 27
años, gestionando con Miranda y Bello la ayuda a la emancipación americana.
Según Daniel A. del Río, otro historiador del Libertador que registró la fecha
de la placa, la visita a Wellesley se realizó tres días antes. Con todo, para
mi curioso interlocutor, la visita londinense queda plenamente confirmada.
Fuente: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-bolvar_y_el_20_de_julio_de_1810-seccion-la_general-nota-76727
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