Durante la Antigüedad y la Temprana Edad Media, la disciplina
eclesiástica estaba impuesta a la sociedad y al Feudo. Mucho del
pensamiento griego y romano se hallaba represado. El dogma tenía
atrapadas las conciencias. La gente vivía para morir, y la esperanza de
ir al cielo dependía de que el fallecido fuese católico.
Como no
había surgido todavía la desobediencia y la aventura que en el siglo XV
empezaría a caminar por el sur de Europa, con el nombre de Renacimiento,
casi la totalidad de la gente vivía conforme al dogma. "Dios es el
Creador de todo. Lo ha hecho todo según su propia razón. La Iglesia es
la depositaria de lo que Dios tiene mandado y, todo lo que se aparta de
la doctrina Católica es ateísmo, pecado o herejía".
En aquel
tiempo, no se aceptaba que el hombre tuviese libertad de conciencia.
Faltaban muchos años para saber que la tesis del "racionalismo"
reconocía que el hombre es un ser evolucionista, capaz de expectativas,
percepciones, decisiones y responsabilidades.
No fue tan fácil
reclamar el derecho natural de obrar a conciencia. Quienes se atrevieron
a hacerlo, pagaron en la hoguera su osadía, pues se “confesaron
rebeldes a Dios", para matar a aquellos atrevidos, se organizaba una
función pública con Tiaras, incienso, oraciones, estandartes e
improperios, y se confiscaban los bienes del osado "racionalista".
Bernard
Shaw escribió mucho después, en el siglo XX: "Todo sucede a cada uno,
mas tarde o mas temprano, con tal de que se dé tiempo a que suceda".
Desde
antes de Jesús, en Egipto había la Masonería Hermética y en Roma,
Florencia, París, etc. había también la Masonería conocida como
Operativa. En el siglo IX, funcionaban las Corporaciones de la Masonería
Escolástica, y en el siglo XII, las Posadas y Tabernas de la Masonería
de Libres y Aceptados Masones. La educación y la voluntad de la gente
eran para no contradecir la autoridad de la Iglesia.
En el siglo
XVI quedó fundada en París la primera Logia “Francmasónica”, y esta
nueva Masonería nació desobediente y valiente. En su documento
constitutivo estableció que no se aceptarían en sus filas a la gente de
ningún clero, ni a personas nobles que no fuesen capaces de renunciar a
sus privilegios; la Teología y la Filosofía debían quedar separadas, y
se fomentaría la Investigación de la Verdad, la enseñanza de las
ciencias y combatir la ignorancia, el fanatismo, la superstición, el
error y la ambición. De esta Francmasonería existe una Doctrina Social,
que tratamos de sintetizar aquí.
La finalidad y los objetivos de
la Francmasonería constituyeron y aún constituyen un desafío, y quienes
comprendieron que el triunfo de la Francmasonería significa el final de
sus privilegios y preeminencia, la combatieron siempre y la continúan
persiguiendo; pero muchos intelectuales, escritores y catedráticos
ingresaron a ella. y eso la fortaleció. La escala de valores que la
Francmasonería combate, no ha cambiado, y la de nuestra Orden, tampoco.
Algunos francmasones fueron alcanzados, encarcelados y llevados a la
hoguera o al patíbulo, y los grandes movimientos de liberación tuvieron
vinculados los nombres de prominentes francmasones. Basten mencionar
algunos: Leonardo Da Vinci, Pablo Toscanelli, Américo Vespucio, Federico
II de Prusia, Rousseau, Montesquieu, Robespierre.
George Washington, Lafayette, Adam Smith y Benjamín Franklin fueron piezas claves para la Independencia de Norteamérica.
Francisco
de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta
Faría, Francisco de Paula Santander, Antonio Mariño, José de San Martín,
Bernardo O’Higgins, Miguel Hidalgo y Costilla, Eugenio María de Hostos,
José Martí y José Cortés de Madariaga, aparecen en la edificación de la
Independencia Hispanoamericana.
Un francmasón llamado Abraham
Lincoln decretó la liberación de los negros esclavos de Norteamérica, y
otro francmasón, el venezolano José Gregorio Monagas, abolió la
esclavitud en Venezuela. Otro francmasón venezolano, Antonio Guzmán
Blanco, creó en Venezuela la educación popular obligatoria y gratuita,
el matrimonio civil y el divorcio vincular.
La Francmasonería sólo
acepta hombres libres y de buenas costumbres, que admitan la existencia
de un Ser Supremo, pero deja a cada quien en libertad de escoger a
conciencia la religión que su convicción necesite, porque nuestra Orden
no es una religión ni un partido político.
Para la Francmasonería,
el hombre está formado por un alma que habita un cuerpo físico. El alma
es superior al cuerpo y evoluciona mediante la regeneración, por
constituir un ser inmortal y progresivo.
Estudia y practica la
Francmasonería, la Filosofía Moral es compatible con todas las etnias,
los credos, nacionalidades y clases sociales.
Cada alma es
individual, con razón propia y la memoria de sus existencias. Por eso,
los hombres muestran personalidades distintas.
El trabajo es un
deber. Nunca ha sido un castigo y ninguna ocupación es vil. Es el
trabajo lo que proporciona el derecho de propiedad, y justifica el
ahorro.
No se nace con personalidad; pero "todos los hombres nacemos libres e iguales a todos los demás”.
El
francmasón tiene el deber de estudiar y progresar, abatir la ignorancia
y tratar de mostrar a todos que es capaz de superarse. Todo francmasón
tiene deberes para con el Ser Supremo, para consigo mismo y con los
demás, con su patria, su familia y la comunidad.
Es muy difícil
pensar noblemente cuando sólo se piensa en vivir, dijo el sabio
Rousseau. La Francmasonería nos lo recuerda siempre; pero resulta
difícil, muy difícil, cambiar en pocos años la forma de vida de un
hombre que, al ingresar en nuestra Orden, ya ha pasado de los cincuenta
años. Hacerse miembro de nuestra Orden, es entrar en una fraternidad y
decir “Vengo para que me ayuden a hacerme un francmasón”. Como se ha
investigado previamente al candidato y se le encuentra "libre" y de
"'buenas costumbres”, se le admite en la hipótesis, de que es posible
hacer con él un francmasón. Muchas veces se logra; pero no siempre.
El
Q.'.H.'. Dr. Albert Einsten, a este respecto expresó una verdad
terrible: “Es mas fácil desintegrar un átomo que cambiar un hábito".
Sabemos eso; pero nosotros tenemos fe en nuestros ideales y esperamos realizarlos por amor a la Humanidad.
La
Francmasonería es, por eso la única institución social que trabaja por
la Verdad y la Libertad del hombre, sin discriminarlo por creencias,
etnias, nacionalidad ni fortuna.
Fuente: http://www.logia245.org.ve/Articulos/Doctrina-Social-de-la-Orden
Este resumen del proceso del pensamiento francmasónico permite entrar en la acción de esta institución que contribuye al progreso individual y colectivo de la humanidad.
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