El crecimiento abrupto de la masonería uruguaya en los últimos años,
la influencia de Tabaré Vázquez en este hecho y la relación de los
masones con la justicia son algunos de los temas que aborda el diputado
Fernando Amado en su nuevo libro, "Masonería uruguaya". El fin de la
discreción, que estará a la venta a partir del viernes 16.
Este es el segundo libro que Amado dedica a la masonería en Uruguay. Ambos, En penumbras: la masonería uruguaya (1973 – 2008) y Masonería Uruguaya: el fin de la discreción,
están centrados en el papel de la masonería en momentos clave de la
historia nacional reciente, así como también de la historia de la
masonería. En este último, el autor describe el crecimiento que vivió la
masonería entre 2005 y 2011, período en el que la hermandad aumentó en
casi un 100%.
El primer capítulo del libro, “La masonería uruguaya crece”, comienza
diciendo: “Desde 2005 la masonería uruguaya experimenta un boom de
adeptos, tanto por la multiplicación del número de logias y de hermanos
como de solicitudes de ingresos a la institución. Entre 2005 y 2011 se
crearon 21 nuevas logias, con lo que alcanzaron las 92 en todo el país.
La cantidad de masones creció casi 100% solo en este período, al pasar
de 3.100 integrantes a aproximadamente 6.000 en la actualidad. Un número
revelador si se tiene en cuenta que para ser diputado basta con recoger
10 mil voluntades (según el departamento), o que un club de fútbol
promedio envidiaría esa cantidad de socios.”
“Esta avalancha de ingresos representa para algunos hermanos una
realidad positiva: señalan que es «una señal de fortaleza y vitalidad» o
que «es una muestra de la vigencia de la institución y del interés que
sigue despertando en la sociedad en un momento de crisis de confianza en
las instituciones tradicionales». Otros, si bien no catalogan la
situación como «negativa», se preguntan por la «madera» de quienes
ingresan a la institución y advierten de las posibles consecuencias de
esta suerte de «moda masónica».”
En el segundo capítulo, Amado hace un recorrido por la evolución de
la masonería en las últimas décadas, hasta llegar al artículo “Tabaré
Vázquez puso la masonería de moda”, en el que recuerda el momento en el
que se hizo pública la pertenencia del expresidente Vázquez a la logia,
cuando apenas había asumido el mandato.
“Tras 68 años, el 1o de marzo de 2005, la Gran Logia de la Masonería
del Uruguay vio asumir nuevamente la Presidencia de la República a uno
de sus iniciados. Tabaré Vázquez, oncólogo de profesión, se transformaba
en el primer presidente de izquierda en la historia uruguaya.
La primicia fue aportada en diciembre de 2004 por los periodistas
Edison Lanza y Ernesto Tulbovitz en el capítulo final de su libro Tabaré
Vázquez. Misterios de un liderazgo que cambió la historia. Bajo el
título, «El enigma final: Tabaré Vázquez y la masonería», y luego de
hacer referencia al secretismo con que se manejaba la hermandad, Lanza y
Tulbovitz afirmaban: «Podrá comprenderse entonces que dar a conocer la
noticia de que Tabaré Vázquez Rosas, el próximo presidente de todos los
uruguayos, pertenece a la masonería no fue una tarea fácil. Pero así
es».
La noticia corrió como reguero de pólvora, se habían mezclado dos
aspectos que eran explosivos: el recién electo presidente de la Re-
pública y el siempre misterioso mundo masónico. La frase «¿Viste que
Tabaré es masón?» se apoderó del mundo profano de las oficinas, ruedas
de mate y tertulias radiales. En tanto, dentro de la Gran Logia de la
masonería los comentarios eran: «¿Tabaré es hermano?», «¿En qué logia se
inició?», «¿Cuándo asiste?».
Vázquez fue iniciado en la Gran Logia de la Masonería del Uruguay en
1987 en la logia General Artigas n.o 99. Llegó al grado de maestro masón
y no tuvo interés en seguir los grados del escocismo.”
Más adelante, Amado señala: “Vázquez nunca desmintió su pertenencia a
la Orden, lo que fue tomado en general como una clara señal a favor.
Distintos masones consultados acerca del «efecto Tabaré Vázquez»
coinciden en que la filtración a la opinión pública de la condición de
hermano masón del ex presidente fue clave para el posicionamiento de la
hermandad en la primera plana. «Vázquez le dio a la masonería un empujón
bárbaro sin hacer absolutamente nada. Pasamos de ser los malos de la
película a ser los hermanos de Tabaré», sentenció un grado 33 de la Gran
Logia de la Masonería del Uruguay”.
El diputado dedica toda una sección del libro al papel que ocupa la
masonería en la justicia. En el capítulo 9, “La masonería en la
justicia”, Amado sostiene que la presencia masónica en el Poder Judicial
no es solo un dato histórico, por el contrario, mantiene su vigor en la
actualidad. El ex juez Federico Álvarez Petraglia fue claro al respecto
en una entrevista publicada en el semanario Búsqueda en noviembre de
2010:
—En conversaciones informales con colegas usted ha hablado del peso de la masonería en la interna judicial...
—Es un secreto a voces. Muchos de mis ex colegas son masones, extremo
que por supuesto no cuestiono, pero me consta que en algún caso tal
pertenencia habría evitado consecuencias dañosas para alguna carrera.
—¿Le parece que eso influyó en su caso?
—Solo puedo decir que no soy masón ni lo seré. Cualquier conclusión al respecto queda a cargo de los lectores.
En otro párrafo, Amado plantea la pregunta sobre por qué se puede
pensar que en los ámbitos no masones, los hermanos igualmente van a
protegerse:
“La presunta influencia de la mano invisible de la masonería a través
de hermanos jueces para «salvar» a sus hermanos en instancias ante la
Justicia es una percepción que pervive en el imaginario popular. «¿Por
qué habrá fallado así tal juez? Debe estar la masonería atrás», «El juez
y el acusado son masones por eso es que quedó absuelto» o «Tal tema lo
está manejando la masonería, está operando» son frases repetidas en los
pasillos de los juzgados.”
A continuación, el autor publica el capítulo tercero de la
Constitución de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, titulado
“Deberes”, en el que se pueden leer obligaciones como:
c) Prestar asistencia a sus hermanos.
d) Guardar secreto de todos los asuntos tratados en la Orden, no
pudiendo comentarlos sino en logia o con hermanos regulares de la Gran
Logia.
g) No atacar los actos de la vida privada ni ofender a sus hermanos
públicamente cualquiera sea la causa del agravio, debiendo en todos los
casos recurrir a las vías masónicas
h) No llevar a tribunales profanos cuestiones propias contra sus
hermanos, sin intentar previamente los medios conciliatorios dentro de
las leyes y reglamentos masónicos.
En otro apartado cita a Carlos Boloña, ex venerable gran maestro y
grado 33, quien confirmó la presencia masónica en el ámbito judicial:
“Al ser consultado acerca de si la Justicia es uno de los lugares en
donde la masonería sigue teniendo influencia contestó enérgicamente:
«¡Sin dudas!». Y agregó: «La tuvo y la sigue teniendo».
Varios grados 33 de la historia uruguaya ocuparon altos cargos en la
Justicia uruguaya y en el ámbito académico del derecho. Julio Bastos,
prohombre de la masonería uruguaya del siglo XX en la que desempeñó el
cargo de soberano gran comendador, fue presidente de la Suprema Corte de
Justicia (1908-1929); también integraron la Corte Benito M. Cuñarro
(1907-1928) y Teófilo D. Piñeyro (1928-1931). Salvador Tort fue
presidente del Supremo Tribunal de Justicia; Bernabé Caravia, Lindoro
Forteza y Conrado A. Rucker fueron miembros del Tribunal Superior de
Justicia; Antonio Rodríguez Caballero fue ministro del Supremo Tribunal y
José León Ellauri, fiscal general del Estado. En el pasado más reciente
fueron ministros de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Marabotto
(1990-2000), Luis Torello (1991-1998), Juan Mariño Chiarlone (1993-2001)
y Gervasio Guillot (1998-2003). Actualmente tienen esa doble condición
al menos Jorge Chediak y Jorge Ruibal. En 2012 cesarán dos ministros por
edad y podrían ocupar sus lugares Alfredo Gómez Tedeschi y Juan Tobía,
ambos masones.”
Fuente: http://www.180.com.uy/articulo/21399_Los-hermanos-de-Tabare-crecen-100
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