Ya como iniciados se nos
instruye que el trato entre MMas.·. es de QQ.·. HH.·. Allí vamos acrisolando el
sentido de igualdad; nos damos el abrazo fraternal, es una emoción; observamos
el interior del Gran Templo y ante su imponente belleza, aumentan las palpitaciones
del corazón; en los ágapes, igual; luego en tenidas sucesivas, formamos parte
de Cadenas de Fraternidad y así, como las descritas, muchas experiencias, todas
armónicas, que te renuevan en sublime paz. Ya las percepciones no la sitúo, de
un pronto, entre los sociabilizados códigos de lo “bello” y lo “feo”, sino en
relación con la armonía.
La filosofía define la
estética como la rama cuyo objeto es desentrañar la naturaleza del arte en su
esencia y significación, definir y valorar la belleza. El DRAE se refiere al
griego “sensible” y entre varias acepciones, destacamos la de “perteneciente o
relativo a la percepción o apreciación de la belleza.”(1)
En la antigüedad fue trabajado
el tema de la estética; pero es durante la Ilustración alemana cuando se le da
rango de ciencia de la belleza. Es Baumgarten quien acuñó el término “estética” en sus Reflexiones
sobre la poesía, en 1735.
El término lo derivó del griego antiguo aisthanomai (“percibir”), estando
la “estética” siempre íntimamente conectada con la experiencia sensorial y los
tipos de sentimientos que provoca.(2)
La experiencia estética
La estética la podemos
abordar como un modo de encuentro original y personalísimo con la naturaleza y
la sociedad, generando una experiencia de la que podemos hacer algunas
consideraciones, no excluyentes, tales como:
1) Que entendemos por “bello”. Según el DRAE es lo que tiene belleza y
ésta, la belleza, es la propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en
nosotros, deleite espiritual.(3) El filosofo venezolano Hernán
Albornoz, en su diccionario, recoge la definición de Jouffroy: bello es “la
virtud que tiene lo invisible de causarnos un placer desinteresado”(4).
Visto así, la belleza es la capacidad del ser humano de crear o descubrir
internamente algo que le resulta armonioso, reconfortante o encantador; bien
sea en respuesta a estímulos externos o a introspección, sobre la base de las
leyes del universo, que crearon al hombre con la facultad de percibir lo
estético, tanto en cuanto es un ser libre.
2) La experiencia estética, como experiencia, puede ser externa o interna.
La primera se orienta a los datos, sean estos cuantitativos o cualitativos, que
nos aporta lo sensible, lo empírico, y que nos refieren a una cosa existente
independientemente de nuestra percepción, lo cual se denomina conocimiento
sensorial. La experiencia interna, significa la vivencia de los propios actos y
estados psíquicos, que ha recibido el nombre de experiencia trascendental.(5)
La experiencia estética es en sí, un modo de contemplación, que va más allá de
lo subjetivo, ya que reviste un aspecto espiritual, que tiene que ver con la
mayor o menor densidad ontológica ya que lo “bello” o lo “feo”, tienen relación
con el ser y el existir.
3) La experiencia estética es totalmente humana. Así que en la misma
intervienen factores sicológicos, culturales, sociales y todas las variables
que puedan relacionarse con el individuo. La formación de la persona y su
construcción interior, el conocimiento de sí, en el alcance del aforismo
socrático, es un aspecto que se debe tener presente. Luego lo veremos.
4) La experiencia estética se realiza principalmente por los sentidos
internos. Aquí debemos poner de bulto el concepto de conocimiento de sí, ya que
cada individuo es un universo que afronta la belleza de manera particular. La
experiencia estética es ambigua: cada quien la “siente” a su manera.
5) La experiencia estética externa se expresa mediante códigos, pero cada
receptor, en su interioridad, en su experiencia interna, la descifra en su
humanidad profunda, de acuerdo a su formación sicológica, familiar, social; a
su autoconstrucción como obrero de su propio templo existencial. Así que, los
convencionalismos sociales pueden ser compartidos públicamente por diferentes
causas y medios. Pero en el interior de sí, donde el obrero que se ha elevado
en niveles de consciencia en su autoconstrucción como ser libre y adogmático,
asume la experiencia de acuerdo a su vivencia y en su condición de ser su
propio maestro y guía.
Conclusión
En el curso de nuestra
peregrinación por la vida se presentan momentos en
que debemos tomar decisiones y todas ellas acarrean consecuencia. Estas pueden
ser positivas, negativas y hasta neutras. En la medida que edifiquemos nuestro
templo moral, percibiremos la belleza que nos enriquecen como masones, o nos
alejan del camino de la L.·. Ahora bien, esto no es un mecanismo instintivo.
En la naturaleza todo está llamado a
instruirnos; debemos aprender a cultivar la luz que irradia el universo y de
todo cuanto nos rodea. Lo importante para el masón, no es ser un tanque
infinito de conocimientos, sino saber bien lo que se sabe. El saber es cuestión
de comprensión personal y de compenetración íntima, no de memoria o de
asimilación superficial. Aquí entra a jugar su gran papel la formación masónica
y por ende, la Columna de la Belleza.
En la docencia masónica
aprendemos el arte de la vida virtuosa. En la educación, adquirimos la
formación integral y en la instrucción, interiorizamos el conocimiento práctico
que nos conduce hacia el objetivo decidido por nosotros mismos, según explica
el Q.·.H.·. Luis Vásquez Nieves.(6)
La experiencia estética coadyuva en la exaltación de nuestras facultades
intelectuales e imaginativas. Captar lo hermoso del universo, de sus leyes y su
armonía; comprender su relación con el microcosmos, permite desarrollar la
potencialidad que llevamos adentro. Romper con lo acartonado de la sociedad,
mediatizada por los egos, fanatismos y supersticiones, teniendo clara la
rectitud del camino, que nos da la Regla; el alcance de nuestro accionar, que
lo proporciona el Compas. Explotando el talento que poseemos, teniendo como
estandarte una vida de altruismo y virtud; llegaremos a ser un genio, porque
elevaremos edificios alejados de vicios y mezquindades, rectos con la plomada,
lo cual no es poca cosa; el Nivel nos igualará; fortaleciendo virtudes como,
particularmente, la tolerancia y el tratar con respeto y dignidad a nuestros semejantes;
escuadraremos sus muros, para que todas las piedras pulidas, sin defectos,
formen con las caras contiguas ángulos rectos, así como debemos actuar
rectamente en nuestras vidas con nosotros mismos y en sociedad. La genialidad
del Maestro la llevamos dentro de sí y el edificio que levantamos, más allá de
la ciencia mundana que podamos dominar, significa la belleza del universo,
hecha persona, siendo el legado que proyecta la hermosa estirpe de un
masón.
Pensemos en un árbol de granadas. En la primavera, sus flores contienen
tres pétalos, cinco en el verano y siete en vías de fenecer, cuando los frutos
surgen entre ellas.
Dentro de su fruto, observamos cantidad de granos encarnados, apretados,
separados en compartimientos, como en un panal de abejas, cada cual en su tarea
y todos en función colectiva, envueltos en una membrana blanca, como un mandil
que protege a cada uno y a todos; en hermosa creación y renovación.
La experiencia estética al
interiorizarla, siempre aplomada y por ende útil en la arquitectura que
adelantamos, es un buen salario. Nada que resulte grotesco puede ser útil al
G.·. A.·. D.·. U.·., a la sociedad o al masón, por ello en el Tall.·., tenemos
la Columna de la Belleza. La consciencia del masón está aquilatada con años de
estudios y experiencia. La conducta esta escuadrada por principios de virtud y altruismo. Es nuestra guía, que coadyuva en la Gran Obra de la Construcción Universal.
Es Todo V.·.M.·.
S.·. F.·. U.·.
Notas
y bibliografía
1) DRAE Tomo I pág. 997
2) Audi, Robert DICCIONARIO AKAL DE FILOSOFÍA Ediciones Akal, S. A., 2004 Tres
Cantos Madrid – España. Pág. 320
3) DRAE Tomo I pág. 307
4)
Albornoz, Hernán. Diccionario de
Filosofía. Vadel Hermanos, editores. Valencia, Venezuela. 1990. Pág. 24
5)
Ídem. Pág. 191
6)
Vásquez Nieves, Luis. Docencia Masónica. Conferencia en el I Curso de
Ap.·. Mas.·. Resp.·. Log.·. Centenaria “Sol de América No 37”· Caracas, 1 de
marzo de 2015.
Plancha presentada durante mi viaje como Comp:.,
autorizada por el Primer Vig:.,
ante mis QQ:. HH:. de la
R:. L:. Templo de Salomón N°172,
al Or:. de caracas, Venezuela
Junio
2015
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