La idea es explicar “como nunca antes” la historia de la masonería,
porque sociedades enteras se debatían y consumían entre verdades totales
de las que unos y otros se hacían dueños, sobre secretos absolutos y
verdades totalizantes que convirtieron en dogmas para dominar a los
ignorantes.
Siglos y siglos de hegemonías epistemológicas con un alto componente
teológico, explica Hernán Bueno Castañeda. Constituyeron instituciones
que aún pululan en nuestros días, y generaron ambientes que señalaban
toda diferencia como enemiga, todo disenso como perversión y toda
disidencia como traición.
Bueno es filósofo, literato, criminólogo y victimólogo, profesor
universitario y un estudioso del tema, miembro activo de la Gran Logia
de Colombia. Escribió un libro de 138 páginas, que resumo en pocas
páginas y poco tiempo, no como gran conclusión sino como quien abre una
puerta para que los interesados profundicen.
-La masonería considera que la única manera de consolidar la vida es a
través de un respeto absoluto hacia la muerte, de un reconocimiento
siempre activo de su presencia.
-En materia de sexualidad, los masones han sido blanco de todo tipo
de críticas y maledicencias. Se habla de reuniones orgiásticas, de
bacanales desenfrenadas y de adoraciones a deidades que exigen todo tipo
de manifestación sexual. Quizá este andamiaje mórbido tenga su raíz en
la mala interpretación de sus símbolos.
-La función primordial y más importante de la simbología masónica es
justamente ésta: abrir la mente y el corazón a la maravilla suprema de
todo ser.
-No es de extrañar que la masonería, en muchos momentos de su
historia, y por razones bien diversas, haya tenido que fungir con un
secretismo absoluto, ya sea porque sus miembros participaran de labores,
en cuyo contexto, el secreto constituía el fundamento mismo de su
oficio, o bien porque de las reservas que se tuvieran de todo lo
ocurrido en logia, dependía el éxito o fracaso de una causa política en
concreto.
-Con la masonería ocurre lo que se da con el amor: nadie puede
explicar un beso. Un beso como un poema no se explica, ¡se vive¡. Por
más que hablemos de la masonería, es honesto aclarar que sólo se sabe
con claridad lo que en ella es, cuando se ha vivido un ritual de
iniciación y se ha compartido una liturgia en logia, o cuando se tratan
sus principios de la manera honesta, clara y transparente.
-Los masones no somos reptilianos, ni extraterrestres, ni raza
superior de ningún tipo, ni siquiera somos amantes de un poder, siempre
efímero y mezquino. Detrás de nuestros mandiles y collarines sólo hay
hombres y mujeres libres y de buenas costumbres.
-Los masones no sacrificamos niños ni gatos, y menos acompañamos
nuestros encuentros en logia, con adoraciones al diablo o a lucifer.
-Hay un componente mágico dentro de la masonería. Se llama símbolo. El símbolo es narración, metáfora y herramienta a la vez.
-El poder de los masones se centra en un trabajo de interpretación de
los símbolos y de las herramientas, como mecanismos para trabajar en la
propia naturaleza de su humanidad.
-El único dios al que se le debe reverencia, es ese que habita en la
propia individualidad; ese con el que conectamos, una vez se han roto
las barreras del consciente; ese con el que se trabaja todos los días,
cuando la persona induce cambios en sí misma, y desde allí altera el
entorno y por lo tanto el universo mismo de las cosas.
-Dentro de la institución no se cae en la ingenuidad de reconocer las
metáforas como historias literales, que aseguran un espacio perfecto y
un tiempo eterno. Nuestras herramientas se trabajan en la propia piedra
que es cada uno y las narrativas abandonan toda carta de literalidad.
Aquí no hay promesas de eternidad, ni espacios idílicos rebosantes de
leche y miel, aquí hay mensajes del universo que conectan con el
interior de cada quien.
-El trabajo masónico como ruta para la transformación individual, y
desde allí colectiva, sienta su naturaleza en el trabajo de conexión con
el universo. Como microcosmos, nos unimos en logia con el macrocosmos a
través de la comprensión interior del símbolo, de sus metáforas, sus
sentidos, sus diferentes connotaciones.
-Los masones trabajamos por devolver el poder al hombre, por
reivindicar su naturaleza divina, porque vuelva a beber de la fuente de
la razón y a nutrirse con lo que el símbolo le diga como símbolo.
Queremos que la humanidad pueda reconocer la narrativa como metáfora, y
se sirva de las herramientas, para la construcción de su propio templo.
Sólo en el trabajo sobre La Piedra, que es cada uno de nosotros, podrá
el hombre construir un templo ¡Su Templo¡
-Los masones trabajan con La Plomada y El Nivel, buscando siempre el
equilibrio entre fuerzas dispares, entre opuestos irreconciliables, y
por lo tanto entre modos de pensamiento tan disímiles, como en
apariencia podrían ser la ciencia, la tecnología y el pensamiento
mágico.
-La masonería se sitúa por encima del dogma, y convierte cada espacio
de encuentro en una oportunidad para el debate de ideas, la
confrontación de posiciones y el fluir de la conciencia.
-La mente tiene todas las herramientas para constituir como verdad, lo que le parezca más conveniente a sus intereses.
-Tú eres Piedra, y sobre esta piedra es que se construye. Sé tu
propio arquitecto, el obrero de tu Gran Obra. A ti fueron dadas las
llaves del Reino. El Reino que tu propia voluntad se atreva a construir.
-Ten siempre presente que eres microcosmos, reflejo del universo. Por
lo tanto, todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y
todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Abril 28, 2016
Fuente: http://www.kienyke.com/historias/la-masoneria-del-secreto-a-la-discrecion/
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