Hay
quien coloca como primer Iniciado a Moisés. Podría hablarse de Adán, Abraham o
de Noé, entre otros. Estas apreciaciones son parte de la especulación
filosòfica. No es objeto de este trazado el tema de los orígenes, si de
encontrar en el V.·. L.·. S.·., testimonios que nos lleven a comprender la
relación de Moisés con la Cadena de Iniciación.
El
investigador Alfonso Ropero, en su texto “Josefo como historiador”, el cual
sirve como introducción del històrico libro Antigüedades de los Judíos (1);
trata a Moisés como personaje histórico. Arturo Uslar Pietri, en sus Valores
Humanos, da por descontada su existencia (2).
Otro punto antes de continuar, es señalar el término Teshuvá,
que en idioma hebreo significa “arrepentimiento”; pero una interpretación más
profunda demuestra que la transgresión no impugna la esencia del hombre, la
chispa divina que tenemos en sí. Lo comenta como volver, consistiendo en un
proceso en el cual la persona identifica sus debilidades y controla sus deseos
e instintos que lo desvían del camino del Ser Supremo, retornando así, hacia su
Creador (3).
Moisés puede ser un buen ejemplo de Teshuvá y nos
ilustra sobre la importancia esotérica de la Iniciación en el proceso de
encuentro con el G.·. A.·. D.·. U.·.
Moisés vivió cuarenta años en la Corte del faraón.
Allí, por su condición social, debió adquirir los conocimientos de la ciencia
secreta de los egipcios; la existencia de Aknatón, quien buscó fallidamente la
unidad de toda la religión egipcia bajo el poder de un dios supremo, el dios
Atón, el cual identificaba con el Sol (4).
Tras cuarenta años en la Corte, Moisés es expulsado y
vive cuarenta años en el desierto. Se integra a la tribu de los madianitas y
casó con Sefora, hija de Jetro, sacerdote de dicha familia nómada, que vagaban
por los lados de la costa este del golfo de Akaba. Cuarenta años en Egipto y
cuarenta años en el Madian; la época de los pasos perdidos. Allí el Creador,
Inicia al anciano Moisés. Al analizar, detenidamente, los capítulos 3 y 4 del Libro
del Éxodo, concluimos que el evento de la zarza ardiente es una Iniciación.
Veamos, brevemente, algunos símbolos. Se cubrió la cara. Entramos al
templo, en nuestra Iniciación, con los ojos vendados ya que no tenemos la
fuerza espiritual para ver la L.·.; Moisés tiene la osadía de preguntarle a
Dios su nombre. En la Antigüedad conocer el nombre de una persona era tener
cierta autoridad sobre ella, e incluso poderes mágicos, por lo que Moisés
invoca su conocimiento para ejercer su representación, autoridad y garantizar
el cumplimiento de su misión. De allí viene el Tetragrámaton, impronunciable
porque no contiene vocales, siendo divisa de la gran alianza con el Ser
Supremo. A los MMas.·. nos dan signos, palabras y tocamientos.
Moisés lleva a su pueblo de Egipto hasta la Tierra
Prometida, lugar que llega a ver a lo lejos, pero no pisar. Tarda cuarenta años
en la travesía. Pocos de los que partieron de Egipto llegan a su meta. Es un
pueblo que ha nacido y crecido en el camino. Son gente nueva, educados bajo el
nuevo credo, unidas por la cadena de vicisitudes que les depara la travesía. Es
una Cadena de Unión, forjada en el éxodo, que los ha llevado de la mano por
cuatro décadas. Es una cadena de purificaciones que ha despojado cualquier
vestigio de modos y costumbres que los ate de manera directa con su pasado de
pueblo esclavo. Me recuerda las cuatro pruebas que de la mano del Q.·. H.·.
Exp.·. damos en nuestra Iniciación. Cuarenta años, cuatro viajes.
En el Levítico, Caps. 8 y 9, del V.·. del L.·.
S.·., se nos explica la consagración de Aarón y de sus hijos como los primeros
sacerdotes. Se creaba el Sacerdocio Levítico para mediar entre Dios y la nación
hebrea. Por extensión proyectada sobre la humanidad, se entrelazan los
eslabones de la Cadena Iniciática, desde Moisés hasta nuestros días.
Conclusión
Francisco Ariza en su texto: Simbolismo
de la Iniciación Masónica, nos señala que “la transmisión de la influencia
espiritual recibida por la iniciación masónica es análoga a la acción del Fiat
Lux emanado del Verbo divino "en el Principio", dando lugar al
orden cósmico…” (5). O sea, desde el instante mismo de
la Creación, que luego se propaga, según nuestra explicación, desde Moisés
hasta el V.·. M.·. que nos constituye en MMas.·., todo por vía iniciática.
El recipiendario no se inicia, lo inician. Todos los
QQ.·. HH.·., presentes y ausentes, han sido Iniciados de manera análoga,
conformándose, por ende, una inmensa cadena, que vista desde el ángulo
espacial, cubre el mundo todo y, temporalmente, llega, viendo hacia el pasado
terrenal, hasta el G.·. A.·. D.·. U.·.
En la Biblia, en el Libro de la Sabiduría, que
según eruditos fue escrito originalmente en griego por autores adscrito a la
corriente del judaísmo helenístico, en la ciudad de Alejandría, norte de
Egipto; establece que en la Mente y la Sabiduría del Creador todo ha sido
“dispuesto con moderación, orden y equilibrio”(11,20), por lo que el orden
armónico, simbólico, especialmente geométrico, es esencial para la trasmisión
iniciática.
Difícilmente en el momento de la Iniciación percibamos
en toda su intensidad la transferencia del Fiat Lux del que somos
receptores; pero al hacer de nuestro juramento masónico una norma de conducta
constante, encontramos el camino o lo que los hebreos llaman la Teshuvá; siendo
lo que edifiquemos internamente, lo que proyectaremos externamente.
Es todo…
S.·. F.·. U.·.
Isidro Toro P.
M.·. M.·.R.·.E.·.A.·.A.·.
Notas y bibliografía
1) Flavio
Josefo. Antigüedades
de los Judío. Editorial CLIE. Barcelona, España. 2013
2) Uslar Pietri, Arturo. Valores Humanos.
Tomo I. Ediciones Edime. Madrid. 1964 Pág.
3)
Noraim, Iamim El
verdadero significado de teshuvá, tefilá y tzedaká.
http://www.radiojai.com.ar/OnLine/notiDetalle.asp?id_Noticia=32888
4)
Uslar Pietri, Arturo. Ob cit
5)
Ariza,
Fráncico. Simbolismo de la Iniciación
Masónica
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