En Limoges,
ciudad francesa que hoy ronda los 150.000 habitantes, célebre por sus fábricas de
porcelana como antaño también lo fue por su industria textil y de calzado, fue
descubierta hace aproximadamente un lustro en el subsuelo de la antigua
biblioteca municipal, un espacioso recinto que podríamos calificar de “Catedral
Masónica”.
Todo comenzó cuando un comerciante de la rue Turgot (calle Turgot) necesitando más espacio para su negocio, decidió construir un sótano y encontró bajo el piso lo que parecía un techo en bóveda; después de más de cuatro años de trabajos de desescombro, limpieza, restauración y puesta al día aparece una gran sala con cabida para unas 600 personas, que finaliza en una impresionante escalera ornamentada en madera tallada.
Todo comenzó cuando un comerciante de la rue Turgot (calle Turgot) necesitando más espacio para su negocio, decidió construir un sótano y encontró bajo el piso lo que parecía un techo en bóveda; después de más de cuatro años de trabajos de desescombro, limpieza, restauración y puesta al día aparece una gran sala con cabida para unas 600 personas, que finaliza en una impresionante escalera ornamentada en madera tallada.