Es
apasionante, como cualquier tema bíblico, adentrarse para analizar sobre el
arca de Noé, Personaje longevo, que a la edad de 600 años, recibe la encomienda
de Yahvé de construir un navío que deberá tener dimensiones de 300 codos de
longitud (135 metros), 50 codos de ancho (22.5 metros) y 30 codos de altura
(13.5 metros).
Además de su familia, deberá guardar dentro de ella una pareja de animales selectos para preservar la especie, junto con granos y todo lo necesario para subsistir por tiempo indefinido. Se asemeja a una empresa como la de Jasón y los argonautas, quienes no conocían su destino ni tampoco el tiempo que iban a durar viajando por la mar.
Dios, arrepentido de haber creado
a la especie humana vigente en ese momento, ya que se había degenerado, decide
ponerle fin y busca entre los humanos un hombre justo, al cual entregarle la
encomienda de construir ese barco conocido como "arca". Esta
narración tiene mucha similitud con lo que escribió Platón, cuando dice que Dios
se arrepiente de haber creado al hombre, porque su maldad era tan grande que no
pasaba desapercibida ante sus ojos y decide eliminarle sobre la faz de la
Tierra. Todas las religiones mencionan lo mismo y hacen énfasis a un diluvio
que cubrió todo lo que existía sobre la superficie de la tierra. No pudo haber
miles de diluvios, pero sí queda claro que en la mente de los jerarcas de
antaño, quedó un recuerdo de una gran inundación que acabó con casi todo
vestigio viviente en la superficie terrestre. Tampoco pudieron existir varios
Noé, que salvaran a los habitantes que sobrevivieron. Esto indica que existían
muchos cultos, y cada quien le dio su propio nombre, enfocando de una manera
similar el hundimiento que hubo por agua, en aquel entonces. En Mesopotamia, se
dijo que gracias a la astucia de Gilgamesh, logró que los justos se salvaran de
la gran inundación. En religiones hindúes, Manú Baibasbata, rescata al pueblo
elegido liberándolo de las embravecidas aguas. El Calendario Azteca menciona
que los "hijos del tercer sol" fueron devorados por las aguas. Y en
las principales religiones del mundo, cada quien nombra de manera distinta a
quien salvó a los que estaban en gracia de Dios, del diluvio universal. Después
de navegar sin rumbo fijo, el arca encalla en el Monte Ararat (Turquía) y
según, ahí permanecen sus restos. Si me baso en lo que escribiera Platón, han
transcurrido 25,000 años del hundimiento de Atlántida. La Biblia menciona la
existencia de esta civilización, junto con el diluvio, que correspondió a la
época de los atlantes, mencionando también la construcción de la "Torre de
Babel" y la aparición de diversas lenguas, lo cual es una reminiscencia de
la desaparecida Atlántida. Más de un aventurero y nación, se ha dedicado a la
búsqueda de los restos del "Arca de Noé". Cada quien quiere llevarse
la gloria de haberla encontrado y la investigación es interminable. Muchos
dicen haberla visto y hasta fotografiado. Dogu Bayzit, pastor turco, dijo haber
visto un extraño barco en el monte Ararat. Paul Parrot, de Francia, en 1829 y
1842, llevó a cabo expediciones sin éxito. El doctor Nourri, de India, aseguró
haber estado dentro del arca. Las pruebas que iba a presentar le fueron robadas
y enfureció al grado que tuvo que ser internado en un hospital psiquiátrico.
Una rica admiradora de California lo ayudó a salir del nosocomio. Y otros
tantos admiten haber estado en contacto con ese mitológico barco. En 1916, el
piloto ruso, Vladimir Roscovitsky, quien prestaba servicio en la guarnición del
zar Nicolás II, un caluroso día de agosto, junto con su copiloto, elevó vuelo
en su avión que había sido dotado de un nuevo compresor, que le permitía
alcanzar grandes alturas. Al llegar a los 4,500 metros de altitud, ensayaron
sus máscaras de oxígeno e hizo algunos vuelos sobre el monte Ararat. Años
después escribió que había localizado un pequeño lago congelado, y en una de
sus orillas había visto al arca. Tenía los mástiles cortos, la cubierta era
redondeada y había ahí un pasadizo que le pareció algo estrecho. Bajó la altura
del avión y junto con su compañero, notaron que el casco estaba parcialmente
desmantelado en un costado. En el otro había una gran entrada. Hizo 2
sobrevuelos más para cerciorarse de lo que habían visto, y al regresar a tierra
nadie les creyó. El capitán de la base le pidió que le llevara a ese lugar.
Aterrizaron en el sitio y ahí estaba la prueba, comunicándose con sus
superiores para dar detalles del hallazgo. A los pocos días, Vladimir
Roscovitsky fue trasladado a otro frente, y desde ahí se dio cuenta que el zar
Nicolás II decidió enviar una expedición con 150 hombres para recabar esas
pruebas. En 1917, los expedicionarios llegaron al sitio donde descansaba el
arca. Tomaron fotos, medidas y restos para analizarlas científicamente. En
octubre estalló la revolución bolchevique. Nicolás II fue asesinado junto con
su familia. Los comunistas, por orden de León Trotsky, ocultaron las pruebas ya
que se trataba de un paso por la tierra de la divinidad, y hasta la fecha se
desconoce el lugar exacto donde quedaron. De salir algún día a la luz esta
información, muchas dudas quedarán resueltas y quizá, caiga el dogma impuesto
sobre lo que en realidad fue el arca de Noé.Además de su familia, deberá guardar dentro de ella una pareja de animales selectos para preservar la especie, junto con granos y todo lo necesario para subsistir por tiempo indefinido. Se asemeja a una empresa como la de Jasón y los argonautas, quienes no conocían su destino ni tampoco el tiempo que iban a durar viajando por la mar.
Fuente: Diario de Xalapa
http://www.testimonios-de-un-discipulo.com/OGHUZ-KHAN-DESCENDIENTE-DE-YAFET-HIJO-DE-NOE.pdf
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