Los rituales iniciáticos son símbolos que rememoran particularidades
de la Gran Obra. De entre los diversos símbolos que se repiten en todas
las filiaciones tradicionales, cabe destacar la representación ritual
de una muerte que convierte al candidato en neófito. Se trata de la muerte
iniciática que enseña que el hombre deja de pertenecer a un mundo
para nacer a otro. Este símbolo apunta a la salvación completa
del ser humano, es decir, a la regeneración de su espíritu y de
su cuerpo que a partir de la iniciación nacen por el «querer del
cielo». Para buscar el sentido profundo de este símbolo no tenemos
otra alternativa que acudir a los comentarios breves y discretos que nos han
dejado los sabios que han conocido realmente la regeneración.
I. Las fuentes hebreas
Hemos partido de la tradición hebrea, pues gracias a su fidelidad inigualable,
«nos han transmitido la luz de Dios heredada de la tierra de Egipto»
(1). En el Talmud encontramos una primera referencia directa al tema; está
escrito en el tratado Baba Batra y dice así:
«Nuestros maestros han enseñado: el Santo, bendito sea ha dado
en este mundo una primicia del mundo por venir a tres hombres: Abraham, Isaac
y Jacob [...] Nuestros rabinos han enseñado: El ángel de la muerte
no tiene ningún poder sobre seis seres humanos: Abraham, Isaac, Jacob,
Moisés, Aarón y Miriam. Respecto a los tres primeros, porque está
escrito a propósito de ellos, respectivamente: "En todo", "De
todo" y "Todo" (2). Respecto a los tres últimos, porque
está escrito (que ellos mueren) "Por orden (sobre la boca) del Señor"
(Num. 33, 38 y Dt. 34, 5)». (3)
La exégesis hebraica es extraordinariamente sutil, desvela sin profanar.
En este caso la expresión al pi, que se traduce generalmente como "por
orden de", significa literalmente "sobre" (al) y "boca"
(pi). En este matiz está toda la enseñanza: el profeta muere sobre-la-boca
de Dios. Como veremos a continuación, el Midrash Cantar de los Cantares
Rabba, repite la enseñanza del Talmud y precisa que esta muerte sobre
la boca es el beso al que hace referencia el principio del Cantar de los Cantares.
El texto es el siguiente:
«Los maestros dijeron: Las vidas de éstos [los justos] serán
arrebatadas con un beso. R. Azaryá dijo: Hemos visto que la vida de Aarón
no fue tomada de otra manera que por medio de un beso, como está escrito
(Num. 33, 38): "El sacerdote Aarón subió a la montaña
de Hor por orden (al pi, ‘sobre la boca’) del Señor y allí
murió". ¿(Y respecto a) la vida de Moisés de dónde
lo deducimos?, de (Dt. 34, 5): "Murió, pues, allí Moisés,
servidor del Señor, por orden (al pi, ‘sobre la boca’) del
Señor" ¿Y de Miriam? Porque está escrito (Num. 20,
1): "Y Miriam murió allí"; al igual que en el verso
anterior, "allí" va seguido de "por orden (al pi) del
Señor", también aquí [se supone aunque no se diga],
pues sería una indignidad especificarlo ¿Y del resto de los justos?
Porque está escrito (Cant. 1, 2): "Que me bese con los besos de
su boca"(4)».
Al morir por el beso de Dios, el espíritu del hombre sale por la boca
y se une al Creador. En este sentido está escrito en el Talmud:
«Novecientas tres clases de muerte han sido creadas en el mundo, pues
está dicho: "Y YHVH, nuestro Señor, da a la ‘muerte
salidas’ (lemut totsot)" (Sal. 68, 21); en efecto, el valor numérico
de la palabra ‘salidas’ (totsot) es novecientos tres. La más
penosa de las muertes es la del garrote, la más dulce es la del beso
[divino]. La del garrote es como una rama de espinas que se quisiera sacar de
una bola de lana. O, según otros, como aguas que brotan ante la entrada
de un canal. En cuanto al beso divino, es [una muerte tan fácil] como
retirar un cabello de la superficie de la leche».(5)
En el Zohar hay diversos comentarios que explican el sentido filosófico
y hermético de la muerte mediante el beso de Dios. El comentario se centra
en el hecho de que mediante un beso en la boca los espíritus de dos personas
se unen. En un fragmento del Zohar está escrito lo siguiente:
«(Cant. 1, 2): "Que me bese con los besos de su boca". Esto
lo dijo la Kneset Israel –es decir la Shekina–. Se pregunta: ¿Cuál
es el sentido de “Que me bese”, no habría tenido que decir:
"Que me ame?", ¿Por qué "Que me bese"? Se
responde: Se nos ha enseñado que el besar es la unión de un espíritu
[ruah] con otro espíritu, por ello el beso es en la boca, pues la boca
es el origen y la fuente del espíritu. Y por esto en el amor, el beso
es en la boca y se une espíritu con espíritu, sin haber separación
del uno con el otro. Y debido a esto, aquel que muere [sheiotsé neshamato:
‘que hace salir su alma’] en el beso, une su espíritu al espíritu
del Santo, bendito sea y no se separa de él. Y esto es a lo que se llama
beso, y por ello dice la Kneset Israel: "Que me bese con los besos de su
boca", a fin de que se una un espíritu a otro espíritu y
no se separen nunca».(6)
En otro lugar del Zohar se precisa aún más la idea:
«Las palabras (Cant. 1, 2): "Que me bese con los besos de su boca"
tienen la siguiente significación: El rey Salomón aspiraba a la
unión del mundo superior con el mundo inferior. Y la unión de
dos espíritus solo se realiza a través de un beso; cuando dos
personas se besan en la boca, sus espíritus se unen hasta el punto de
convertirse en uno. En el libro de R. Hamenuna el Anciano, las palabras: "Que
me bese con los besos de su boca", están aplicadas a los cuatro
espíritus celestes suspendidos den las cuatro letras del Tetragrama [iod,
he, vav, he]. Son los espíritus del amor, y cuando ellos se dan el beso,
es cuando se expande aquí abajo la misericordia del palacio celeste denominada
"Amor". Y cuando estos cuatros espíritus no se besan, el amor
que emana del palacio celeste se convierte en ira cuando llega aquí abajo.
Cuando los cuatro espíritus se besan, se funden en uno solo, y este espíritu
desciende sobre la tierra para llevarle el amor y vuelve enseguida al palacio
celeste donde permanece».(7)
II. Los cabalistas cristianos
Los sabios renacentistas recogieron la herencia hebrea y la relacionaron con
las enseñanzas cristianas. La muerte del beso de los hebreos se llamó
Mors Osculi. En sus comentarios, los cabalistas cristianos se preocupaban especialmente
en distinguir entre la muerte física, en la que el alma se separa completamente
del cuerpo, y la muerte accidental (8) o Mors Osculi, en la cual el cuerpo se
separa del alma, pero ésta puede retornar al cuerpo. Quien primero habló
de dicha distinción fue Pico della Mirándola. En una de sus famosas
Conclusiones afirmó lo siguiente:
«El modo por el que las almas racionales son sacrificadas a Dios por
el arcángel [modo que los cabalistas no explican], no es otra cosa que
la separación del alma del cuerpo, y sólo accidentalmente el cuerpo
del alma, como ocurre en la muerte del beso, acerca de la cual se ha escrito,
(Sal. 116, 15): "Preciosa en la presencia del Señor es la muerte
de los santos"».(9)
Cornelio Agrippa desarrolla la proposición de Pico della Mirándola:
«Los sacrificios y oblaciones nos dan mucha confianza, nos hacen de la
familia de Dios, y rechazan muchos males que nos amenazan. Es verdad lo que
los doctores hebreos, más que todos los demás, nos confirman,
al decir que porque inmolamos nuestros animales y consumimos nuestros bienes
en sacrificios, los males que nos amenazan son desviados sobre estas clases
de cosas; y así como el sacerdote mortal sacrifica, en este bajo mundo
a Dios, las almas de los animales desprovistos de razón, por la separación
del cuerpo del alma, de igual manera el arcángel Miguel, sacerdote del
alto mundo, sacrifica las almas de los hombres, y ello por la separación
del alma respecto al cuerpo, y no del cuerpo respecto al alma, a menos que sea
por accidente, como ocurre en el furor, el rapto y el éxtasis, el sueño
y estados similares del alma, y esta separación es llamada por los hebreos
la muerte del beso».(10)
Y el mismo autor explica en otro lugar cuál es el origen de la contemplación
de la divinidad:
«Esta mirada o visión [la de Dios] es llamada por muchos un rapto,
un éxtasis o una muerte espiritual; pues se produce entonces una cierta
separación del alma con el cuerpo, pero no del cuerpo con el alma. De
esta muerte está dicho (Ex. 33, 20): "El hombre no puede ver a Dios
y vivir", y también (Sal. 116, 15): "Preciosa en la presencia
del Señor es la muerte de los santos". Y aún más claramente
está explicada por el Apóstol diciendo (Col. 3, 3): "Estáis
muertos, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios". Es necesario,
pues, que aquel que quiera penetrar los secretos de la Teología profética
muera de esta muerte».(11)
Giorgio de Venezia enseña como el hombre se convierte en hijo de Dios
mediante la Mors Osculi con estas palabras:
«Al no ser suficiente el hecho de elevar al hombre hasta la unión
con Dios, nos esforzaremos en hacerle progresar y conducirle hasta el último
grado, es decir, a la transmutación del cuerpo en espíritu, y
del espíritu en Dios. De los cuales ha dicho el Apóstol: "Esperamos
al Salvador, nuestro Señor Jesucristo quien reformará el cuerpo
de nuestra humildad conforme al cuerpo de su claridad". En otro lugar declara
cual será esta reforma, cuando dice: “Aquel que es animal está
sembrado, aquel que es espiritual lo resolverá”; por otro lado,
el Evangelista ha dicho: “Les ha dado el poder de ser hechos hijos de Dios,
a saber, cuando los hombres son transformados en la misma imagen de Dios”.
Dicha transformación se logra mediante el rapto del espíritu y
éxtasis, que los hebreos llaman la muerte del beso, de la cual en el
Cantar de David se dice (Sal. 116, 15): "Preciosa en la presencia del Señor
es la muerte de los santos". Porque en el rapto del espíritu, el
hombre muere por este beso, del cual el sabio ha dicho en los Cantares: (1,
2): "Que me bese con los besos de su boca". Ya que el hombre, estando
en el rapto del espíritu muere al cuerpo, de manera que su vida ya no
vive, y entonces no recibe ninguna ayuda ni socorro, aunque el cuerpo no haya
sido destituido de la vigorosa virtud del alma, la cual en tal rapto y éxtasis
apoyada sobre Dios en un cierto beso, es unida con Dios gozando con Él
de una dulzura tan grande que hace olvidar todas las cosas exteriores, incluso
el propio cuerpo que ella abandona viviente pero privado de sentidos y como
medio muerto. Esto es lo que explica san Pablo cuando dice (Col. 3, 3): "Estáis
muertos, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios", el cual
recibe el alma y la une con una fe tan fuerte que el hombre vive entonces más
la vida de Cristo que su propia vida. Pero esta transformación no solamente
se hace por la iluminación del pensamiento sino también por el
amor que une, que es un fuego divino, que se funde, que se une y que se transforma».(12)
Otros muchos sabios han repetido y renovado las enseñanzas hebreas en
Europa desde los primeros cabalistas,(13) y citarlos a todos haría inacabable
este pequeño resumen. Mencionaremos solamente un fragmento de E. Filaleteo,
uno de los últimos cabalistas cristianos, en el que se relaciona la experiencia
del beso con el sueño de Jacob,(14) el fragmento es el siguiente:
«Los peldaños de la escalera [de Jacob] representan las naturalezas
medias por las que Jacob se ha unido a Dios, la naturaleza inferior unida a
la superior. Respecto a los ángeles de los que se dice que suben y bajan
por la escalera, su movimiento demuestra que no eran de una jerarquía
superior sino de ciertas otras esencias secretas, ya que primero subían
y luego bajaban. En cambio, si hubieran sido de arriba. Primero habrían
bajado, lo cual es lo contrario del texto. Y aquí lector quiero ver tu
conocimiento. Pero volviendo a Jacob está escrito que estaba dormido,
pero esto es un discurso mítico, ya que significa la muerte, es decir
esa muerte que los cabalistas llaman Mors Osculi o muerte del beso, de la que
no diré ni una sílaba». (15)
III. Los alquimistas
Desde la óptica alquímica tenemos varias explicaciones sobre
la experiencia de la muerte iniciática; así, por ejemplo, en el
opúsculo anónimo titulado Aquarium sapientum podemos leer:
«En el horno de la tribulación y por medio de un fuego continuo,
el hombre, como el cuerpo terrestre del oro, participa de la cabeza negra del
cuervo, es decir, es vuelto enteramente disforme y convertido en irrisión
ante el mundo. Y esto no se hace exactamente durante cuarenta días y
cuarenta noches, ni siquiera en cuarenta años sino a menudo durante todo
el tiempo de su vida, de suerte que, a lo largo de ella, debe necesariamente
tener con más frecuencia la experiencia del dolor que la del consuelo
y la alegría, y la del abatimiento que la del regocijo. Finalmente, su
alma es completamente liberada por esa muerte espiritual como si fuese conducida
haca las alturas, es decir, que a pesar de que su cuerpo aún está
en la tierra, él se vuelve con su espíritu y su corazón
hacia lo alto, hacia la vida eterna y la Patria [...]. Esta separación
del cuerpo y del alma del hombre debe hacerse muriendo espiritualmente. Esta
disolución del cuerpo y el alma tiene lugar en el Oro regenerado de modo
que el cuerpo y el alma, estando como separados el uno del otro, no por ello
dejan de estar fuertemente unidos en el vaso y reunidos; el alma de lo alto
va recreando cada día el cuerpo y lo preserva de la destrucción
final hasta el tiempo fijado en el que permanecerán juntos e inseparables
[...] Es un refrigerio celeste y una recreación del cuerpo terrestre
muerto en el hombre. En lo que se refiere a la muerte temporal, que es el salario
del pecado, no se trata de una muerte verdadera sino de una disolución
natural del cuerpo y del alma y una suerte de ligero sueño; también
es una conjunción indisoluble y permanente del Espíritu de Dios
y el alma: pero debes entender que hablo de los santos. Se la compara, por otro
lado, a ese admirable ascenso y descenso que suele hacerse siete veces seguidas
en la obra terrestre». (16)
Le Breton, en Les Clefs de la philosophie spagyrique, expone los siguientes
pensamientos sobre la muerte iniciática:
«Antes de la resurrección evangélica, el gran Autor de
la naturaleza purifica el cuerpo y el alma, que en la resurrección deben
unirse y fijarse para siempre. Así, el Artista purifica las dos raíces
del mixto, después las une y las fija inseparablemente[...] El mixto,
antes de estar perfectamente purificado, expulsa todos los excrementos; y esta
purificación se hace por la muerte que corrompe el misto natural. En
esta muerte y corrupción, las raíces que componen la esencia del
mixto donde está su magnetismo específico y que contienen su virtud
vegetativa y generativa, permanecen sin ninguna lesión. El grano de trigo,
una vez puesto en la tierra, expulsa por la corrupción que le sobreviene
los excrementos que impedirían sus acciones; ni su potencia material
prolífica, ni su forma especificativa no son destruidas en absoluto,
pues de otra manera no podría germinar ni vegetar. Así, la muerte
de los cuerpos mixtos es de dos clases, una absoluta y substancial y la otra
accidental. La muerte absoluta es la separación esencial y la pérdida
de las raíces y de la forma íntima del mixto; la accidental sólo
es la separación de los excrementos conservándose las raíces
puras y la forma que contiene la idea del mixto. La muerte absoluta es la corrupción
total del mixto; la muerte accidental es una generación nueva de la misma
especie del mixto y un medio necesario para que se convierta en perfecto».(17)
IV. La iniciación caballeresca
Finalizaremos con unos fragmentos sobre la iniciación caballeresca,
por medio de los cuales podremos entrever cómo está ligada la
ceremonia de iniciación y el beso. San Jerónimo hace el siguiente
comentario sobre el pasaje evangélico en el que el hijo pródigo
vuelve a su casa y su padre, echándosele al cuello, lo besa.
«(Comentario Lc. 15, 21: "Y lo besó"), conforme a lo
que la Iglesia, en el Cantar de los Cantares, suplica acerca del advenimiento
del esposo (Cant. 1, 2) "Que me bese con los besos de su boca", no
quiero que me hable por Moisés ni por los profetas; tome Él mismo
mi cuerpo, Él mismo me bese en la carne. A esta sentencia podríamos
acomodar lo que escribe Isaías (21, 12): "Si buscas busca y mora
junto a mí en el monte". Y en este versículo también
se le manda a la Iglesia que grite desde Seir, pues Seir significa ‘velludo’
e ‘hirsuto’, para dar a entender al antiguo horror de los gentiles».(18)
Emmanuel d'Hooghvorst escribe: «Este pasaje traduce claramente la búsqueda
esencial del cabalista, cuya imagen, en la poesía cortés, parece
ser el caballero andante». Pues el caballero cabalista es quien grita
en medio de la noche, desde Seir «con la apariencia hirsuta y salvaje
de la naturaleza no desbastada; el caballero busca en su dama la gracia y la
belleza que le faltan, o sea, la curación de su rudeza original.(19)
La Iglesia, como el caballero, grita desde Seir, se trata del grito angustiado
de la Iglesia militante, en la angustia de la búsqueda. La Iglesia, como
el caballero, busca el beso atravesando la noche del mundo, busca la prueba
evidente de la unión íntima con Dios.
El origen de la relación entre el beso y la iniciación caballeresca
se encuentra en el siguiente comentario del Midrásh Rabbá sobre
el principio del Cantar de los Cantares:
«Otra explicación sobre: "Que me bese con los besos"
lo entiende como "que me arme". Ishqueni [que me bese] quiere decir
"que me arme", porque está escrito "armados [noshqueni]
con arcos, eran ambidiestros" (2Cr. 12, 2). Dijo R. Samuel ben Najmán:
Se han comparado las palabras de la Torá con unas armas; tal como las
armas dan consistencia a su dueño en el momento de la batalla, así
las palabras de la Torá dan consistencia a quien se dedica a ellas como
corresponde».(20)
¡Que quien pueda unirse al fuego celeste lo haga y viva!
Porque ahí están la salvación y la unión que no
perecen.
El Mensaje Reencontrado, XXVIII, 36''.
___________________________
(1) El Mensaje Reencontrado, XVII, 65'.
(2) El autor hace referencia a un pasaje anterior.
(3) Baba Batra 17ª. Ver Maimónides, Moreh Nebukim III, 51.
(4) Midrás Cantar de los Cantares Rabbá, Estella, 1991, p. 66.
(5) Berajot 8a.
(6) Sefer haZohar, vol. II, fol. 124b.
(7) Sefer haZohar, vol. II, fol. 146b.
(8) Accidental, en tanto que no es esencial.
(9) Conclusiones mágicas y cabalísticas, Barcelona, 1982, p.
51.
(10) La Filosofía oculta, Buenos Aires, 1982, p. 391.
(11) De incertitudine et vanitate scientiarum, cap. 98.
(12) De harmonia mundi, III, 7, c. 18.
(13) Cfr. F. Secret, La kabbala cristiana del Renacimiento, Madrid, 1979; p.
60-63 y H. Greive, «La Kabbala chrétienne de Jea Pic de la Mirandole»
en Cahiers de l'Hermétisme-Kabbalistes chrétiens, p. 173 y ss.
(14) Este aspecto merece nuestra atención porque abre las espectativas
de la muerte iniciática a otros muchos pasajes bíblicos como el
sacrificio de Isaac.
(15) Ver «Magia adámica o La antigüedad de la magia»
en La Puerta, Magia, p. 14.
(16) L'Aquarium des sages, París, 1989, p. 89.
(17) Les Clefs de la philosophie spagyrique, VII, 1, aforismos 22 a 27.
(18) Cartas de San Jerónimo, Madrid, 1962, vol. II, p. 139.
(19) «Morir cuerdo y vivir loco. A propósito del Quijote de Cervantes»,
en La Puerta, Esoterismo en la España del siglo de oro, p. 9 y 10.
(20) Midrás Cantar de los Cantares Rabbá, op. cit. p. 66.
Fuente: http://www.lapuertaonline.es/ar39.html
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