
Hablar la historia de un rito es útil para
comprender las evoluciones. Pero es también importante poner en evidencia sus
especificidades; preguntándose lo que puede tener de característica y de
novador.
En efecto, si un rito tiene una perennidad, es
probablemente corresponde a una sensibilidad; a una expresión que tiene su
sitio en la tradición Masónica. Pero para que se desarrolle de manera estable y
equilibrado, todavía hace falta que se coja el carácter esotérico. El rito
egipcio es uno de estos ritos que
la leyenda, los mitos o los fantasmas acompañaron durante toda su existencia.
Mucho más antiguo que habitualmente imaginamos como pudimos verlo; nos conduce
a interrogarnos puntos esenciales de la masonería en general.
En efecto la tradición masónica tiene esta particularidad de
echar raíces en la historia y de fundarse sobre mitos. Pero
sin renegar la primera, sabe articularse sobre el segundo intentando conservar
un distanciamiento crítico enfrente de este tipo de discurso. En otros
términos esto significa que la tradición masónica posee una historicidad ahora
relativamente bien establecida, incluido sobre el rito egipcio; pero que supo
-y todavía sabe- integrar elementos que encontraban su origen en las
tradiciones y las iniciaciones occidentales más antiguas.
Porque hay que distinguir bien las filiaciones históricas; de las que se
fundan sobre la comunidad aguda y de ideales. Hay muy poca posibilidad que
hubiera habido filiación directa entre las iniciaciones antiguas y las
iniciaciones modernas. Pero el espíritu que dirigía el paso tan filosófico como
iniciático en la antigüedad, absolutamente no desapareció.
Así como vamos a verlo, claramente se manifestó al
renacimiento y repitió fuerza y vigor en varias tradiciones de las que
estuvieron la francmasonería y más específicamente en el seno de los ritos
egipcios.
No hagamos el error de creer que los fundadores eran unos seres
excepcionales; una inmensa cultura y una virtud irreprochable.
El estudio detenido de la historia de estos ritos nos
mostraría rápido, que aquí como en otro lugar en las tradiciones; la corriente
iniciática hace a veces afïn a personas. Para comprender, debemos pues mirar a
través de los actores de la historia del rito, percibir su intención, su
esperanza, su visión; en una palabra su Utopía.
Hay que tratar de hacer la selección entre las imperfecciones inherentes
a la época histórica; a la falta de conocimiento, una ausencia de
diferenciación entre el mito y la realidad, luego tomar en consideración las
debilidades humanas.
Hay que ir más allá de los velos y las apariencias,
más allá de las derivas; los delirios teocráticos para coger la parte
profundamente original que ocultan estos ritos.
Porque se da cuenta con retroceso que los fundadores; o los reformadores
de este rito no pudieron para la inmensa mayoría desprenderse de su contexto y
acondicionamiento cultural.
Cada una de las etapas de desarrollo de un rito se funda naturalmente y
lógicamente sobre los conocimientos; la cultura y la personalidad de uno
o de varios personajes que insuflan un nuevo dinamismo, una nueva formulación
en una tradición ya antigua.
El filósofo Hegel hablaba en otro contexto « de individuos históricos »;
de personajes que encarnaban en el momento dado la “Razón de la Historia”,
las aspiraciones y la ideal hacia el cual tendían los hombres de manera no
consciente. Podemos decir que está un poco también en la
tradición masónica.
Los actores verdaderamente de este rito hicieron
ellos; de manera espontánea y a menudo inconsciente, la herencia del rito.
Verdaderamente se hicieron, para repetir el título de uno de los Altos
Grados, los “Patriarcas Grandes Conservadores” del rito,
reuniendo en ellos la herencia de ésta y haciéndose de repente capaz de
expresar las aspiraciones inconscientes y no formuladas por los hermanos
vueltos entonces capaces de volverse hacia el futuro. Pero desde luego este
proceso; no se hace de modo deliberado y calculado. Allí como en otro lugar
reconocemos el árbol a sus frutos y podemos imaginar sólo el resultado
que tiene repercusiones verdaderas y constructivas sobre la historia, es decir;
el hecho de egoísmos individuales.
Sea de más frecuente que tal proceso se celebra como llevado por las
circunstancias; empujado por un soplo que sobrepasa a los actores mismos. No
creamos que todo lo que acaba de ser dicho se aplica sólo el rito egipcio. Lo
mismo ocurre con todas las tradiciones y todos ritos masónicos.
En nuestros análisis, conviene pues que nos desprendamos de la historia
estricta y cronológica; para considerar las características del rito a través
de las aspiraciones de los que participaron en su desarrollo y percibir
la filosofía de esta iniciación.
Entonces vamos a darnos cuenta que existen
características ricas que nos permiten arraigarlo en una tradición muy antigua.
Es el origen que le da a la vez su fuerza y su carácter
limpio. Porque el rito egipcio tiene esto de característica, porque
profundamente es estructurado sobre la tradición masónica. Es su carne y su
columna vertebral. Pero al mismo tiempo; su vida y su soplo
son profundamente hermétistes, asociando en una fusión equilibrada; la filosofía
antigua y los antiguos tradiciones iniciáticas. Por cierto podríamos tener sin
duda un lenguaje equivalente por otros ritos y es por eso que
mostraremos al rodeo de tal o tal análisis; en el que se distingue de otros sin
oponerse a eso.
Las fuentes filosóficas del rito es corriente de
considerar que la tradición masónica es una institución nacida corporaciones de
oficios y por extensión un prolongamiento original de la tradición bíblica.
La introducción en el Camerino, el descubrimiento de la luz y más
todavía el mito de Hiram, parecen una nueva exégesis simbólica,
iniciática, para no decir a humanista; de la revelación bíblica.
Los Altos Grados del Escocismo hacen más profundo esta
relación sacando las consecuencias del mito y volviendo sobre tal o tal
episodio bíblico. Los puntos susceptibles de confirmar estas fuentes en
nuestros ritos son numerosos y es la razón para la cual habitualmente no
se busca origen diferente que sostendría, tal una fundación olvidada; el
conjunto del edificio masónico. Uno de las razones que nos confirma en esta
posición es el origen histórico de la francmasonería especulativa y la
consideración del medio en el cual apareció.
El anglicanismo antiguo sensiblemente era más liberal que la Iglesia de
Roma; que no dejó de condenar la francmasonería y su libertad de pensamiento.
La historia que siguió nos mostró por otra parte esta resistencia del
catolicismo que protegía los dogmas; es decir las verdades absolutas
que no pueden estar sometidas al examen crítico de la razón y a la elección
libre de cada uno.
En apariencia edificada el zócalo bíblico e
impregnado esta cultura, la masonería tiene en ciertos países y Obediencias;
evolucionada más distintamente hacia una expresión simbólica y adogmática.
Es el aspecto más democrático y menos religioso que se hace poco a poco
la norma en todos los países. No hay que confundir por otra parte como esto
llega a veces, una jerarquía iniciática y una estructura de autoridad temporal
piramidal. En la historia, es la confusión entre el poder temporal
y el poder espiritual que colocó el papado en tal posición;
fundando su riqueza y su autoridad material sobre una teología y una teleología
específica. Sería lamentable reutilizar el mismo esquema en la tradición de la
que hablamos.
Primeramente, podemos pues decir que la francmasonería es una
institución iniciática y adogmatica reposando entre otras cosas
en un fondo judeocristiano; en una palabra bíblico. Hay que no obstante
reconocer bien que el estudio atento de los ritos y los símbolos utilizados no
confirma mucho este origen supuesto.
Así como vamos a descubrirlo, los ejemplos que se alejan de eso son numerosos.
Observemos por otra parte que este estado de cosa debió ser percibido; porque
algunos ritos desarrollaron con un modo más acentuado una sensibilidad
judeocristiana. Es el caso por ejemplo de la francmasonería de Elus-Cohens
fundado por Martinès de Pasqually y su prolongamiento paramasonico Martinista.
Encontramos un paso similar en el Rito Escocés Rectificado fundado por
J.B. Willermoz, él mismo discípulo de Martinès. Pero otros ritos se
desarrollaron al margen del escocismo, fundándose sobre las iniciaciones
del pasado, ser anterior o coexistentes al desarrollo del cristianismo. Se
trata de todos los ritos que se inspiran en culturas mediterráneas tales
como Egipto, Grecia, Roma, etc. Las denominaciones de estos ritos
son numerosas: Rito de Memphis, Rito de Misraïm, Rito de Négociates
o Sublimes Maestros del Anillo luminoso; El rito de los Perfectos Iniciados de Egipto,
Rito de la Academia Platónica, etc.
Esto muestra que existe una tendencia constante
desde la creación de la francmasonería; de asociar elementos que hacen idos del
pasado común. Entonces el hecho de que estos ritos hayan permanecido
minoritarios no implica que sean privados de interés; lejos de allí.
Vamos al contrario a darnos cuenta que los creadores de estos ritos
presintieron, sin llegar completamente a formularlo objetivamente, que número
de elementos rituales fundamentales tenía como origen las iniciaciones antiguas
del estanque mediterráneo; que también se conoce bajo el nombre de "Misterios
sagrados".
Podríamos pensar que tal afirmación permanece anecdótica y tendría sólo
pocas consecuencias. ¿No es natural en efecto que una filosofía eche el otro y
que las espiritualidades antiguas repuestas en una perspectiva de progreso,
habrían debido simplemente borrarse delante de la nueva forma de espiritualidad
sacada de la Biblia?
Sería posible decir en efecto, que la estructura del mito de Hiram,
el plano del templo de Salomón, las iglesias y las catedrales confirman la
interpretación masónica clásica de la que heredamos. Entonces es claro que el
caso es completamente fuera de intención aplicar la noción de progreso
histórico de la espiritualidad.
¿Cómo en efecto podríamos afirmarnos que una
filosofía o una espiritualidad puedan ser superiores a otra?
Conviene considerar toda iniciación y todo mito sobre el cual es
fundada, con la abertura aguda más ancha posible. Esta actitud nos permitirá en
este caso ver que el mismo hecho de contemplar otra forma de lectura menos
aparente nos aportará una visión posiblemente nueva sobre la tradición
masónica; pero igual sobre la comprensión de su filosofía y de su práctica.
Pero antes de ir más lejos en esta dirección, es importante ilustrar nuestra
intención y dar algunos ejemplos significativos de la trama simbólica nacida
antiguas iniciaciones.
Es muy evidente que un estudio exhaustivo sería necesario para
contemplar todos los aspectos que se relacionan con eso. No obstante, los
elementos que presentamos aquí; ya podrán servir de base para nuestra
reflexión. Recordemos en primer lugar que los ritos dichos egipcios
esencialmente se caracterizaron por sus Altos Grados y no por los rituales en
uso en las Logias azules.
En efecto, la creación de estos ritos en el siglo 18 concernía sólo a
los que eran superiores al 3r, a la de la maestría pues, los tres primeros que
utilizaban la mayoría de las veces el rito mayoritario en aquella época allí,
el Rito francés. Es importante retener este matiz en la medida en que esto va a
permitirnos comprender la evolución y también las dificultades que parecen a
menudo inherentes a este rito. Volveremos allá también en la parte consagrada a
los Altos Grados que conocieron en cuanto a ellos evoluciones extremadamente
numerosas, tanto en su número; su contenido, su simbología rica,
que la orden en la cual fueron jerarquizados.
Varios Ritos o Órdenes pues existieron al fin del
siglo 18 y siendo continuación muy probablemente de corrientes diversas
místicas no masónicas y mucho más antiguas.
Añadiéndose a aquellos a los que citamos más altos, es el caso por ejemplo
en 1767 de los Arquitectos africanos, en 1780 el Rito primitivo de
los Filadelfos, en 1801 de la Orden sagrada de Sophisiens y en 1806 de los
Amigos del desierto.
Estos Ritos, conocidos para algunos unos, se inspiraban en lo que se
llamaba en aquella época la tradición egipcia; pero que se revela ser la
asociación de tradiciones diversas de Oriente Medio, tales como ellas fueron
comprendidas a través de los textos y los estudios entonces conocidos tales
como Séthos del Abad Juan Terrasson (1731), Oedipus aegyptianicus de Athanase
Kircher (1652) y del mundo primitivo de Court de Gébelin (1773). La Cábala
judeocristiana, el hermetismo neoplatónico, el esoterismo, tradiciones caballerescas
y otras; encontraban allí una fuente natural de expresión. Todas estas
influencias tienen que tomar en consideración, cuando se desea comprender el
estado agudo de las corrientes egipcias y las puestas que se desarrollarán allí
en los siglos que siguieron.
Así como lo dijimos, sólo los Altos Grados constituían en aquella época
la francmasonería egipcia. Pero los ritos egipcios que decidían constituirse en
Obediencias independientes, Misraïm primero, Memphis luego,
evidentemente fueron hechos definir tres grados de las Logias
azules, Aprendiz, Compañero, Maestro; utilizando poco o mucho los
conocimientos adquiridos al nivel de los Grados Superiores.
Entonces si una forma cierta de egiptomanía está
presente en los textos fundadores y los Altos Grados, no se va también al nivel
de los tres primeros Grados.
Los primeros textos rituales de Misraïm a los tres primeros grados son
los de 1820. Se inscriben en la continuidad del Rito de Cagliostro y
evidentemente en el de los ritos ya existentes, El rito francés, Antiguos y Aceptados algunos aspectos del Rito Escocés así como más tarde elementos del
Rito Escocés Rectificado. Paralelamente el Rito de Memphis desarrolló también
los tres primeros grados codificados por Marconis de Negre.
Sin entrar en un análisis largo de la evolución de estos tres primeros
grados; simplemente retengamos que hay que contar por lo menos seis versiones o
etapas de redacción de estos rituales, cada una que tiene en cuenta, como lo
decíamos más alto del intencionalidad del rito; los conocimientos y del medio
cultural de la época.
Con una manera cierta, podríamos decir que cualquiera que sea la versión
del rito utilizada para estos tres grados, es animado por la misma vida;
vivificado por el mismo soplo que le dan su tonalidad y su originalidad.
Esto se traduce probablemente por este ambiente,
algunos dirían este egrégor; que se puede sentir cuando asiste a eso o
participa.
Y sin embargo, los ritos de la Logia azul jamás
tuvieron en la época de su constitución y para la inmensa mayoría; en la época
de características verdaderamente egipcias. Es sólo poco a poco, y todavía más
en una época relativamente reciente; que se introdujo a la vez en Francia (y
en el extranjero) elementos sacados de los conocimientos que tenía de Egipto.
Algunos textos poéticos y evocadores, asociados con terminologías específicas y
secuencias rituales intensas que implicaban al ser en su totalidad; lo hizo no
obstante un rito espiritualista muy interesante, los rituales,
tanto Misraïm como Memphis son conocidos. En cuanto a Memphis-Misraïm en su
formulación de 1945; han sido publicados por R. Ambelain en su
libro «Francmasonería de otro tiempo» aparecido en 1988, las ediciones
Robert Laffont.
Los rituales de Misraïm de origen son casi privados
de referencias egipcias, mientras que los de Memphis acuden más ampliamente a
eso, aunque la forma permanece relativamente clásica del punto de vista
masónico.
La formulación de 1945 de ambos ritos reunidos; hace más ampliamente
allí referencia, aunque la fraseología es a menudo pesado y reanuda con las
disertaciones largas y los comentarios común a las iniciaciones de los Altos
Grados a los siglos XVIII y XIX. Para ilustrar lo que acabamos de decir,
podemos trasladarnos por ejemplo al ritual del grado Aprendiz; en su
versión compuesta por R. Ambelain y publicada por sus cuidados. Una de
las características reside en las fórmulas evocadoras de esta antigüedad
mítica.
Así en la ceremonia de encendido de los alumbrados encontremos nosotros
esta frase: «masones del viejo Egipto; venimos aquí hasta la
tierra de Memphis, para erigir altares a la virtud y para cavar tumbas para
los vicios.» Frase conocida en todos los ritos masónicos; pero que
es asociada de modo original con los orígenes antiguos por parentesco o
simpatía evocatoria. También encontramos este cambio.
El Venerable: «¿Hermano Segundo Vigilante; a qué
hora los Masones de Egipto suelen abrir sus trabajos?»
Segundo Vigilante: «cuando el sol culmina sobre las arenas de Memphis;
cuando son las doce, y cuando la sombra es la más corta, entonces los Masones
de Egipto abren sus trabajos, Maestro Venerable. »
O todavía: «ya que el Templo de la Sabiduría de Egipto es justo y
perfecto…»
Y por fin estas dos fórmulas utilizadas en el momento de la cierre:
El Venerable: « ¿hermano el Segundo Vigilante, ¿qué hora es?? »
Segundo Vigilante: «medianoche plena; Venerable Maestro. La Noche reina
sobre Egipto y el Astro de las Noches baña de su luz los Santuarios adormecidos
…»
Más lejos: «Mis Hermanos; no olvidemos que es en nuestra alma y en el
alma de nuestros semejantes que debemos sembrar el Verbo de Horus; con el fin
de que produzca frutos de todo género y de toda clase. Porque el alma del
Hombre es la tierra natural sobre la cual planea el halcón divino. Y así como
las aguas del Nilo fecundan la tierra de Memphis; en la temporada Shâ y al mes
de Thôt, así las Aguas de Arriba fecundan el Templo interior del Hombre en la
hasta misteriosa Temporada.»
La fórmula masónica clásica «Gran Arquitecto del
Universo» es reemplazada por ejemplo muy temprano por «Arquitecto Sumo de los
mundos»; o a veces «de todos los mundos»; luego «Sublime Arquitecto de los
mundos».
Podríamos así perseguir; pero cada uno tiene la posibilidad de remitirse
a los textos concernientes citados más arriba. Hay que acercar sin duda estas
evocaciones poéticas de las variaciones que asocian los solistas con su canto.
Al ser limpia la trama ritual de la masonería universal; cada rito va, con más
o menos de felicidad; a tejer, a improvisar alrededor de este eje un conjunto
de elementos susceptibles de revelar
su carácter; su tradición.
Se tratará por ejemplo de una forma cierta de esoterismo cristiano en el
caso del Rito Escocés Rectificado o del hermetismo egipcio para el rito del que
hablamos. Desde luego, si esto es suficiente para dar un “carácter” particular,
esto no es él para elevarlo al nivel
de un rito dicho “espiritualista”. Pero entramos allí en una otra dimensión; la
de los carácteres limpios del rituélie que echa raíces en la filosofía.
El desarrollo mismo del rito revela una voluntad de elevación del espíritu;
de la abertura del corazón a otro nivel de conciencia al que, si siempre no
padece o perceptible, se le refieren sin embargo. Porque lo que es importante
observar es la dirección constante tomada por los actores de la historia del
rito.
Es a ella quien puede permitirnos comprender la puesta de esta forma de
la tradición y entreabrir las puertas que descubrirán el relieve y la
profundidad de un rito; que estaría sin esto se reduce a una continuación de
conflictos entra “bandas rivales”. Entonces, la francmasonería de rito egipcio
está bien más allá; si se toma el trabajo de comprenderlo y de percibir su
esencia y sus calidades limpias.
Fuente: https://www.diariomasonico.com/ritos/la-filosofia-de-los-ritos-egipcios
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