
Articulo para analizar con la escuadra de la razón y el
compás de la comprensión.
En
el marco de la conmemoración del aniversario 300 de la masonería especulativa,
es poner en la “tribuna de la elocuencia” la discusión de los mitos y leyendas,
tanto a favor como en oposición, que se construyeron alrededor de la
institución y las personas asociadas. Los estudios que conforman 300 años: Masonería y masones
(1717-2017), analizan a la orden y sus agremiados desde diversos
enfoques y metodologías, constituyendo cinco tomos bajo las siguientes
temáticas: Migraciones, Silencios, Artes, Exclusión y Cosmopolitismo.
En
primer momento se pensaría que las investigaciones referidas tienen como lector
ideal a especialistas en la materia, mismos que prejuiciosamente se cree no les
agrada referir a las similitudes entre los masones y las sociedades
exclusivas-secretas (a las que pertenecen todos, excepto Homero Simpson) de las
series de televisión, cine o literatura; sin embargo, en el trascurso de la
lectura, se deja claro cómo se forma un imaginario colectivo respecto a la
masonería, consecuencia de supuestos, dimes y diretes que son parte de la
cultura popular. Asimismo, se manifiesta la contraparte que identifica a la
organización como una institución formal, discreta, conformada por
individualidades que, en uso de su voluntad y libertad de asociación, deciden
reunirse en un espacio privado, intercambiar civilizadamente sus
interpretaciones y opiniones subjetivas, conformando, a la habermasiana, una
esfera pública literaria que puede trasformar sus contenidos personales por
comunes, manifestándose a través de la “opinión pública”, posibilitando la
explicación del ideal social, sus manifestaciones, su trasformación en relación
a un tiempo y espacio definido. La masonería puede percibirse como parte de la
red societaria que conforma la sociedad civil.
Los
estudios tradicionales sobre la masonería que se han enfocado en describir el
ritual, los actores, las pertenencias del taller, han nulificado propuestas de
análisis de las logias como instituciones plurimulticulturales que debaten, se
deconstruyen y son globales, cosa que proponen las investigaciones de los cinco
tomos. Las temáticas funcionan como columna vertebral para explicar la masonería
especulativa.
Si
hoy hablamos de una institución que formalizó y estandarizó sus rituales de
convivencia a principios del siglo XVIII en una taberna londinense, la mítica
Apple Tree, de Charles Street, según James Anderson y su Constituciones, refutada
por Andrew Prescott con En
busca del Apple Tree: Una revisión de los primeros años de la masonería inglesa,
texto incluido en 300 años:
Masonería y masones (1717-2017), fue por la expansión que logró
durante tres siglos, a través de movimientos migratorios provocados por
persecuciones políticas, religiosas, así como la propagación de rutas
comerciales y la instauración de colonias e imperios de ultramar.
En
el camino recorrido, la masonería fue proponiendo una cultura alternativa de
asociación que rompió con las formas tradicionales de organización social y el
monopolio de control civil por parte de instituciones del antiguo régimen,
donde la constitución a un grupo fue condicionada por la pertenencia a un
gremio, la familia y no por libre albedrío. Así, a través de movimientos
migratorios realizados por iniciados en la masonería, se fueron propagando
ideales modernos como la libertad, igualdad y tolerancia, construyendo esferas
privadas y con ello una sociedad civil y su actuar público. Queda mencionar
cómo las logias masónicas, al ser artífices de imperialismo, colonialismo,
fueron promotoras de redes comerciales que a través de la fraternidad
posibilitaron su inserción social, así como también contribuyeron a la
depreciación de la otredad “incivilizada” desde el enfoque moderno-occidental.
Entre
los “pecados” cometidos por la masonería y sus agremiados, se encuentra el
haber desmonopolizado la organización societaria, rompiendo con el cuerpo
social holista, manifestando libertad e igualdad entre personas, desde la
concepción liberal de los siglos XVIII y XIX. Con ello, tanto el Estado
absolutista como la Iglesia, quienes omnipresentes simbólicamente controlaban
el orden público y privado, iniciaron campañas de desprestigio contra la
organización, estigmatizando la secrecía de los masones, sus rituales,
sociabilidades y relaciones, interpretándola como un desafío a su
omnipresencia. Así, la discreción, ya fuera de sus trabajos, su enseñanza, sus
lugares de reunión, fue concebida como un mecanismo para garantizar la
seguridad individual, para posteriormente entenderse como una virtud que
permite distinguir los límites entre las esferas íntima, privada y pública.
Las
campañas de fake news,
para estar en el argot millennial, contra la masonería fueron cambiando dependiendo
del contexto, popularmente vinculando a los masones con ideales liberales
peyorativos, herejes, ateos, conspiradores, comunistas, judíos, extranjeros, “pinky y cerebro”,
americanistas, entre otros calificativos.
Las
personas afiliadas a la masonería son parte de una élite cultural que se
manifiesta públicamente de diferentes formas, el arte no es la excepción,
incluso se ha usado como forma de reconocimiento simbólico entre los iniciados,
un mensaje en el aire que no conoce límites y materializa las emociones, las
percepciones, los vínculos, las relaciones que se llevan a cabo en las
reuniones formales e informales de los masones.
Los
objetos presentes en los rituales masónicos simbolizan un conocimiento, pero
también, suelen ser o en algún momento fueron, creaciones artísticas, caso
concreto los mandiles antes de su estandarización en el siglo XIX. Otra
manifestación artística presente en las Logias son los cánticos, los cuales más
allá de tener una finalidad didáctica, son formas de cohesión e identidad, no
sólo entre masones sino en muchas sociabilidades como los Scout, Hooligans,
Rotarios, mezcólatras o alcohólicos anónimos, plasmando sus finalidades
sociales.
Entre
las razonadas críticas que se le ha realizado a la masonería, sobre todo por
entenderse como una organización que se manifiesta a favor de la libertad y la
igualdad, se encuentra la exclusión. ¿La masonería es abierta? ¿Para quiénes,
para los hijos de la razón y la libertad? La masonería al igual que muchas
instituciones y las mismas personas, se
parecen más a su tiempo que a sus padres, como reza el proverbio
árabe citado por Marc Bloch. La institución masónica selecciona a sus
integrantes basándose en manifestaciones ideológicas, virtud pública, autonomía
económica, libertad, entre otras cualidades. El significado de las aptitudes
referidas se ha trasformado al igual que la institución. En el caso de la
exclusión étnica por parte de las logias corresponde a la mentalidad
decimonónica influenciada por el darwinismo social, la cual se fue reinterpretando
cuando, en el contexto colonial, se empezaron a instaurar Logias masónicas
compuestas por extranjeros y nativos, fortaleciendo de manera fraterna los
vínculos culturales y su occidentalización.
En
el mismo tenor, se dio la exclusión por razones de género, las cuales desde el
siglo XVIII fueron cuestionadas cuando se iniciaba a mujeres, sobre todo en la
tradición francesa. Durante la temporalidad de expansión de la masonería, la
participación de la esfera pública se justificó desde el pensamiento liberal,
manifestando la exclusión de quienes no contaran con derechos civiles, como la
propiedad, fuente que potencializa la libertad. Así la acción pública de las
mujeres se limitó a ceremonias religiosas. Sin embargo siempre hubo quienes lo
cuestionaron desde el liberalismo radical como Mary Wollstonecraft, como
también dentro de la masonería, caso concreto el de Juana Paula Manso de
Noronha, primera masona de Argentina e intelectual feminista, y el Belén de
Sárraga Hernández, quien aprovechó las redes fraternas de la masonería para
instaurar núcleos feministas cuando realizó un viaje por Argentina.
Entre
los argumentos elaborados por algunos orientes y masones para la inclusión de
la mujer en la masonería, se encontró la importancia de la secularización tanto
del espacio público como del privado, asociando a la mujer con esa
responsabilidad en el hogar, justificación que durante el siglo XX siguió
encontrando vigencia, careciendo de un análisis desde la teoría de género.
Entre las obediencias que se han manifestado más ortodoxas en ese sentido han
sido las de tradición inglesa.
*Estudiante
del Programa de Maestría en Historia,
Universidad
Autónoma de Zacatecas
http://ntrzacatecas.com/2018/04/18/300-anos-masoneria-y-masones-1717-2017/
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