Pero
¿de dónde viene este peculiar método de datación y denominación en la
masonería? Veámoslo: el interés por conocer la edad de la Tierra y que este
dato fuese congruente con una cierta interpretación de la Biblia ha sido una
preocupación de las religiones monoteístas en su búsqueda de credibilidad
externa.
Uno de
los primeros en establecer una cronología basada en la Biblia fue el
benedictino Beda “El Venerable” en el siglo VI, que concluyó que la Tierra se
había creado el 3952 a. C. Otros, como el francés Joseph Justus Scaliger, en el
XVI, o John Lightfoot, que publicó una cronología similar en 1642 habían
llegado a similares conclusiones: el mundo se creó el 3949 a. C o comenzó
el atardecer del equinoccio de otoño, pero en el año 3929 a. C.;
según uno u otro autor. Entre Beda, Scaliger y Lightfoot la diferencia era de
23 años arriba o abajo.
Pero
el que lo clavó fue el arzobispo irlandés de Armagh James Ussher en 1650, en
que publicó su Annales veteris testamenti, a prima mundi origine deducti
(Anales del Viejo Testamento, derivados de los primeros orígenes del mundo),
donde revisando las genealogías de los personajes bíblicos y los datos
conocidos en la época de la historia romana y de las civilizaciones del Oriente
Medio llegaba hasta el momento de la creación. Ussher afirmaba que nuestro
planeta se creó en el año 4004 a. C., un 23 de octubre al mediodía. Domingo
para más señas.
Así se
cerraba una polémica que tanto cristianos como judíos y musulmanes habían
mantenido durante siglos. Sin embargo, este trabajo, a pesar de su exactitud,
apenas si tuvo trascendencia más allá del mundo del protestantismo cristiano.
En el católico pasó sin pena ni gloria. La publicación de Ussher llegó en el
momento en el que “el siglo de las luces” arrancaba. Ya estaba en marcha la
revolución industrial e intelectual que supuso la aparición del motor de vapor,
de la lanzadera en los telares, del uso masivo del carbón y de la nueva
situación política y militar que surgió en Europa tras la paz de Westfalia, en
1648, poniendo fin a las guerras de religión entre católicos y protestantes.
En ese
ambiente nació la masonería, que estando integrada por una buena cantidad de
clérigos protestantes, y teniendo la referencia de uno de ellos como voz
autorizada para establecer la edad del mundo y queriendo dotar a la naciente
asociación de un pasado sólido, adoptaron sin más la referencia del obispo
Ussher para datar sus escritos.
Hoy,
la importancia de Ussher, aparte de esa referencia en algunos de nuestros
trazados no tiene relevancia, excepto en algunas asociaciones protestantes,
como por ejemplo en la Gideon Society, que tiene como una de sus actividades
dejar una Biblia en las habitaciones de los hoteles de América y Europa, y en
la que se usa esa datación como criterio cierto del origen del universo.
También encontramos esta cronología ussheriana en una parte importante de las
ideas de los creacionistas, especialmente en Estados Unidos.
Como
curiosidad de esta cronología señalaré que Ussher dedujo que Adán y Eva fueron
expulsados del paraíso un lunes 10 de noviembre del 4004 a. C. Qué simbólico.
Fuente: http://www.diariomasonico.com/opinion/era-vulgar-y-era-verdadera
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