Proverbio egipcio

“El reino de los cielos está dentro de ti; aquel que logre conocerse a sí mismo, lo encontrará” Proverbio egipcio

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Isidro Toro Pampols: Las cinco verdades racionales de Hebert de Cherbury



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Herbert de Cherbury plantea un método de investigación alejado de la escolástica medieval, el cual debe partir con la investigación de la naturaleza de la verdad y como conocer dicha verdad. La verdad, según el autor, consiste en una "armonía" entre las facultades intelectuales y el objeto, es decir, ni el intelecto se acomoda al objeto, ni el objeto debe acomodarse al intelecto; sino más bien, ambos deben relacionarse de manera armónica, para lograr un conocimiento adecuado. De lo precitado se desprende que existen aspectos del intelecto y del objeto en la investigación del conocimiento de la verdad. Esto será materia que trataran en profundidad varios filósofos, entre otros, Emmanuel Kant.



Edward Herbert, primer barón Herbert de Cherbury (1583-1648) fue un militar, diplomático, historiador, poeta y filósofo religioso británico. Como vemos, un personaje polifacético, pero aquí nos interesaremos, solamente y someramente, de su producción filosófica.(1)

Parte del principio que concede a la razón humana autoridad, dada por Dios, junto a la revelación y a las Escrituras. No es original el planteamiento. Ya el teólogo anglicano Richard Hooker (1553-1600) se había orientado en ese camino y, además, en la antigüedad, el estoicismo había trabajado la razón como fuente de todo el orden del mundo y del Derecho natural. 

Hebert señala, según reseña Abbagnano en su Historia de la Filosofía, que el pensamiento de los individuos particulares debe guiarse por un instinto natural único y universal. Este instinto es el sello que la Sabiduría divina ha impreso en nosotros y por el que podemos distinguir lo verdadero de lo falso, el bien del mal. Sobre él se fundan las verdades innatas o nociones comunes, las cuales son independientes de la experiencia de los objetos (como la facultad de la vista es independiente de la vista de este o de aquel objeto); más aún, son las condiciones de la misma experiencia. “El espíritu –dice Hebert– no es una tabla rasa, sino un libro cerrado, el cual se abre ciertamente bajo el impulso de los objetos externos, pero que en sí mismo encierra todo el contenido del saber(2) Platón con su teoría de la reminiscencia, se hace presente en el precitado párrafo. Hebert de Cherbury se basa en la racionalidad religiosa que es el principal móvil de las especulaciones de los filósofos de la escuela de Cambridge, que representa un renacer del neoplatonismo europeo.(3)        

Nuestro personaje parte de la doctrina estoica para perfeccionar su pensamiento natural, libre, como fundamento de todas las religiones positivas. Plantea cinco verdades, apriorísticas, que están en la razón de todo ser humano y, sobre las cuales, se pueden poner de acuerdo todas las instituciones religiosas y cesar en sus guerras inútiles.  Las cinco verdades racionales, fundamentales, son las siguientes:

1)    El reconocimiento de un Ser Supremo, no importa como éste se presente ante los seguidores de una confesión.

2)    El culto que se le debe a este Ser, independientemente de cuáles sean las ceremonias y ritos que se practiquen.

3)    Una conducta personal, cuyo eje cardinal moral sea la piedad y la virtud, así como la adoración a Dios en este mundo.

4)     Arrepentimiento de los pecados y vicios.

5)    Premio o castigo en la vida del más allá, en relación a nuestras acciones en esta existencia terrenal.

Estas cinco verdades racionales fundamentales, por supuesto, como parte de una elaboración más extensa y detallada, se da en tiempos que ya se conocían a teólogos reformadores como Nicolás de Cusa (1401-1464), Martín Lutero (1483-1546), Juan Calvino (1509-1564), entre otros. Eran tiempos en que las bases del cristianismo se estremecían ante planteamientos renovadores y de exigencias que mostraban ya el devenir de la Edad Moderna.(4)


Herbert de Cherbury es antecesor, con su teoría de la verdad racional, de toda una corriente que, con John Toland (1670-1722), busca purificar el cristianismo de los misterios, de la revelación y del secreto. Es la pura Ilustración que ya se asoma. Toland lo reconoce en su concepto de librepensamiento o deísmo, o sea, religión libre de dogmas, como saber únicamente racional de Dios. Toland se transformó, luego, en panteísta. Igualmente, otros autores ampliaron el significado de la expresión “librepensamiento”.

Mattews Tindal (1657-1733) plantea la existencia de una antigua religión no falsificada de la razón o del sentido común, la cual concurre desde el origen de la humanidad. Tindal señala que debe ser limpiada de añadidos de la superstición, del pecado original y de la redención.(5)

Edward Herbert de Cherbury es, sin lugar a dudas, un precursor de la corriente del librepensamiento y de la Ilustración, la cual floreció en Europa durante el siglo XVIII.

Las verdades racionales fundamentales son de gran interés para los estudiosos iniciados en las escuelas que estudian la filosofía perenne, especialmente en cuanto al Ser Supremo, así como la conducta personal, cuyo eje cardinal moral sea la virtud, como camino para lograr el crecimiento vital individual.
 Notas y bibliografía
1)     Wikipedia: Edward Herbert de Cherbury
2)     Abbagnano, Nicolás. Historia de la Filosofía. Tomo II. Montaner y Simons, S.A. Barcelona, España. 1964. Pág. 297
3)     Ídem. Pág. 298
4)     Schilling, Kurt. Desde el Renacimiento hasta Kant. 1ra  edición en español. UTEHA. México 1965. Págs. 35-37
5)     Ídem. Pág. 208.

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