
Nada.
Término con el que nos referimos a la no-existencia de algo.
Para
Parménides la nada se identifica con el no-ser. Hegel, sin embargo, identifica
el ser y la nada, en la medida en que ambos conceptos contiene la misma
indeterminación; la unidad del ser y la nada queda plasmada en la concepción de
la realidad como "devenir", como paso de uno a otro de los opuestos.
La
filosofía analítica (Carnap) considera que el término no remite a ningún
contenido ontológico, y que los metafísicos utilizan el término erróneamente,
como si fuera realmente el nombre de algo, cuando sólo sirve para expresar
proposiciones existenciales negativas.
Nada.
La nada se define como ausencia e inexistencia de cualquier objeto. Según el
contexto, existen varios conceptos de nada. La necesidad de este concepto es un
escollo para el realismo ingenuo y el empirismo, porque, a ese respecto, en la
realidad no existe equivalente. En el sentido común la palabra "nada"
se usa para referirse a cualquier cosa o evento de poca importancia.
La
nada en filosofía
La
nada en ontología
Diversos
filósofos y teólogos han estudiado el concepto de nada o inexistencia. Muchos de
ellos –en particular Hegel, Heidegger y Sartre– cometieron, según algunos, la
falacia de reificación al sostener que la nada es una cosa. El concepto de nada
varía ampliamente entre las diversas tradiciones filosóficas y culturas,
especialmente la occidental y la oriental. Así, en el budismo, el Shunyata es
el estado vacío de la mente.
La
raíz etimológica de «nada»: res nata, es contradictoria del significado actual,
pues significa cosa nacida. Quizás este -para muchos- insospechado y
contundente hecho justifique las tal vez permanentes e irreconciliables
concepciones antagónicas, y la reificación no incurra ya en falacia.
En
contraste, en la filosofía griega la idea de la nada surgió con los problemas
de la negación del ser, de la conservación del ser y de la imposibilidad de
afirmar la nada. En particular, Parménides creyó que del «no ser» (la nada) no
se puede hablar. Epicuro y Lucrecio aseveraron que la materia no se puede crear
de la nada, ni destruir a nada, postulados posteriormente negados por el pensamiento
cristiano. En el siglo XX el empirismo lógico sostuvo que todo ocupándose de la
nada es un contrasentido, un mal uso sintáctico del lenguaje. De este modo se
descalificó toda especulación acerca del problema.
La
nada en el existencialismo
Heidegger
se ocupó con hondura del problema de la nada. No lo hizo tanto en su obra
cumbre: Ser y tiempo, de 1927, como en su trabajo breve "¿Qué es
metafísica?", del año 1930. Allí, después de plantear y elaborar la
cuestión, la aborda con un reiterado interrogante: "¿Por qué hay ente en
su totalidad y no más bien la nada?".
En
esta obra se estima que la nada le está vedada al pensamiento científico,
porque la ciencia nada quiere saber de ella. Empero, se sostiene que la nada es
significativa, pues sobre ella reposa o se asienta el ser. Así, el problema del
filósofo se plantea desde el enigma de "que haya algo en vez de
nada".
La
existencia humana está íntimamente ligada a la nada. Se la revelan temples
anímicos de profundo aburrimiento y, especialmente, de angustia. Ambos le
patentizan la nada, y entre los dos le tornan incomprensible la existencia del
ente en su totalidad. La angustia –de raíz kierkegaardiana– es el estado
emotivo fundamental de la existencia. El hombre puede angustiarse por esto o
por aquello, pero, desvanecidas estas particularidades, la existencia continúa
angustiada. Y si al existente se le interroga por la causa de su angustia, casi
espontáneamente responderá: "por nada".
En la
obra fundamental de Sartre: El ser y la nada (1944), influido por Heidegger,
durante sus estudios en Alemania, se ahondará la temática heideggeriana. En
este tratado, de estructura complicada, como la máxima obra de su maestro, se
acabará sosteniendo que el ingreso de la nada al mundo se debe a la existencia
del hombre. Como en Heidegger, la nada será anterior, lógicamente, al
"no" y a la "negación".
La
nada en ciencia
En las
ciencias, al ser ontologías centrípetas, se tratan diversos individuos nulos. Puede
haber tantos individuos nulos como clases naturales. En particular destaca el
vacío o campo nulo, al cual en las teorías de campos se le asignan propiedades
como poseer índice de refracción igual a uno. Es imposible delimitar una región
del espacio que no contenga cosas, ya que los campos gravitatorios no se pueden
bloquear, y todas las partículas cuya temperatura no sea el cero absoluto
generan radiación electromagnética (según la tercera ley de la termodinámica el
cero absoluto es inalcanzable).
Científicamente,
pues, la nada también es una ficción. Tan es así que en la llamada aniquilación
partícula-antipartícula, un caso particular del teorema ontológico arriba
demostrado, no existe realmente tal aniquilación o destrucción.
La
nada en matemáticas
En
Matemáticas la palabra "nada" es polisémica:
En
lógica matemática el concepto de nada, o de inexistencia, se designa mediante
la negación y los cuantificadores
o
, que puede
leerse "no existe x tal que..." (= "no hay ningún x tal
que..."), o su equivalente
, que
puede leerse "para todo x no ..." (= "para ningún x ...").



En
teoría de conjuntos la nada es el conjunto vacío, que se refiere
a un conjunto sin elementos.
En
álgebra elemental la cancelación de términos nos da como resultado el elemento
neutro:
, que puede referirse al
cero (con respecto a la suma), al uno (con respecto a la multiplicación), a la
función identidad (con respecto a la composición de funciones), a la matriz de
ceros (con respecto a la suma de matrices), a la matriz identidad (con respecto
a la multiplicación de matrices), al vector nulo (con respecto a la suma de
vectores) o a la cadena vacía (con respecto a la concatenación -de cadenas-). En
aritmética la nada es el cero, se usa para representar la ausencia de un objeto
en un lugar de un espacio.

El
vacío en física
En
tiempos de Newton se concebía el vacío y confundía con "nada" como un
medio uniforme desprovisto de masa llamado espacio cuya geometría era de
Euclides. La idea de Newton sobre el espacio que consideraba infinito e
inmutable no estaba exenta de elementos místicos. La noción del vacío como
espacio en el que las partículas materiales se movían, se vio ligeramente
alterada con el desarrollo de la teoría del éter que era un medio material que
permitía la propagación de las ondas luminosas en el vacío, ya que aunque
Newton había propuesto que la luz estaba formada por corpúsculos ciertos
experimentos como el de la doble rendija habían llevado a la concepción
mayoritaria de que los fenómenos relacionados con la luz podían explicarse
mejor con la teoría ondulatoria. Por lo que a finales del siglo XIX no era muy
popular la idea de que el vacío no estuviera lleno de algo.
El
experimento de Michelson y Morley comportó el abandono de la idea de la
existencia del éter y se volvió a la idea que el vacío realmente no contenía
nada. Sin embargo, tanto el principio de indeterminación de Heisenberg como la
teoría cuántica de campos sugirieron que el vacío era algo físicamente más
complicado, y la creación de pares llevó a la idea de que el vacío no podía ser
la nada, ya que la física cuántica parecía compartir que estaba lleno de
partículas virtuales que se creaban en pares partícula-antipartícula y se
destruían continuamente.
Fuente: http://terminosmasonicos.blogspot.com/
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