No vamos a abundar en la tesonera labor que dedicó
Francisco de Miranda (1750-1816) para tratar de hacer una realidad la emancipación
de la América española. Vamos a referenciar, en la brevedad de este trazado y
como acicate al lector para que procure investigación profunda en la extensa
bibliografía existente, a Miranda como paradigma de la Ilustración y exponente
del pensamiento masónico: defensor de las virtudes de la razón, fe en la
posibilidad del progreso ilimitado del hombre, una acción reglada por la
rectitud que predica el bienestar y el orden como conducta aplomada en la
sociedad, lo que nos permite entender muchas de sus ideas políticas que se
presentan como incongruentes para la época, pero que nos muestran un Miranda
visionario, creyente en el ser humano como potencial perfectible.
En carta dirigida a Manuel Gual (1800) expone su
pensamiento guiado por la razón, alejado de cualquier fanatismo extremista: “Todo
lo que es muy exaltado dura poco o quema y destruye con la violencia” (1) Miranda es fiel partidario
de una concepción de “libertad
racional”. No un libertinaje, ya que la libertad debe estar a plomo con el
orden que es la única vía que garantiza su eficiencia en la sociedad. El
Precursor abona por el progreso y bienestar de la comunidad, así que se
encuentran en su ideario político expresiones tales como “libertad sabiamente entendida”, “gobierno libre y sabio”, “sabia
y juiciosa libertad civil”, que nos muestran el nexo, para él indisoluble,
entre libertad y razón. Una quimera para la época y
quizás aún hoy un sueño por conquistar en Hispanoamérica. A pesar de lo dicho, no
podemos desconocer que en algunas regiones del mundo se han forjado sociedades
que en muchos aspectos han logrado este ideal, lo que prueba que es una visión
realizable.
“Todo lo que es muy exaltado dura poco o quema
y destruye con la violencia” es
una condena tajante contra todo lo que significa anarquía, lo que considera una
manifestación de irracionalidad. Miranda tiene claro que los extremos
simbolizados en la opresión absolutista y la anarquía, ahogan el sentido
racional de libertad.
Miranda es precursor de la
identidad hispanoamericana. Los nombres de Colombia y de Continente
Colombiano, concebidos por Miranda para designar la América española, nos
hablan ya de una claridad en cuanto a la gran nación emergente desde los
territorios que para el momento era colonias españolas. Se inspira en
Montesquieu, al pensar que todo proyecto constitucional formulado para la
América española debe adaptarse a las condiciones particulares del continente y
a las necesidades y costumbres de sus habitantes. Considera necesario que
exista una legislación marco única para las provincias del Continente Colombiano,
idea que toma de Rousseau. Ambos preceptos buscan garantizar la permanencia del
ideal de libertad racional en la nueva república.
Miranda es un admirador del
modelo ingles pero evoluciona al entender que la realidad hispanoamericana exige
una aplicación distintiva. Lo anterior lo observamos en la formulación de sus
cuatro planes de gobierno: 1790, 1798, 1801 y 1808. Estudiar estos documentos
es encontrar los principios de la Ilustración plasmados en proyectos políticos
específicos, donde se desliza desde el modelo monárquico constitucional inglés,
hacia formas pura republicanas. Lo anterior pone de bulto que Miranda, durante
sus viajes existenciales, fue aplomando sus ideas utilizando herramientas que
permitieron escuadrar en la razón todo un ideario político adquirido en
estudios y experiencias europeas.
En
1790, Miranda propone para gobernar Hispanoamérica, la creación de una
monarquía hereditaria. Sueña con un vasto país que se extendería desde la ribera
sur del Mississippi hasta Cabo de Hornos, con un sistema de gobierno según el patrón
inglés, más la incorporación de algunos elementos tomados de las instituciones
romanas.
En 1801 presenta Miranda a los ingleses un Proyecto de
Gobierno Provisional y Proyecto de Gobierno Federal con el fin de buscar apoyo
para la Independencia de la región. En dicho proyecto se mantiene la visión de
un Poder Ejecutivo fuerte, pero la máxima autoridad reside en el Congreso. Es
el parlamento quien escoge a los “Incas”
o directores del Poder Ejecutivo por un lapso de cinco años y tras finalizar su
mandato, sus cuentas revisadas y ser sujeto de juicio en caso de encontrarse
pruebas de ilegalidades.
Estos planes de gobierno ponen de bulto el ideario
político de Miranda. Son extensos y detallados. Muchos historiadores y
politólogos han trabajado el tema. Nuestra intención es acicatear el deseo de
investigar en la vida de este grande personaje, quien es expresión genuina de
un ideario que evoluciona siempre en función de crecer en términos de
formulaciones racionales con columnas sostenidas en el ejercicio de virtudes
republicanas y en la aplicación de la ciencia, como pilastra fundamental para sustentar
a la sociedad en el marco de la libertad, igualdad y fraternidad.
Veamos sucintamente ese ideario plasmado en un pequeño grupo
de frases que retratan su pensamiento y podremos fácilmente identificarlo con
el de la Ilustración imperante en su tiempo, el romanticismo que ya se hacía
presente y la masonería, como escuela de filosofar erigida sobre la libertad de
pensamiento y la práctica de virtudes purificadas en una excelsa moral:
-“Entre las diversas maneras de matar
la libertad, no hay ninguna más homicida para la república que la impunidad del
crimen o la proscripción de la virtud”
-“La tiranía no puede reinar sino sobre
la ignorancia de los pueblos”
-“...Nunca reconoceremos por gobierno legitimo de
nuestra patria, sino aquel que sea elegido por la libre y espontánea voluntad
del pueblo; y siendo el sistema republicano el mas adaptable al gobierno de las
Américas, propondremos, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a que los
pueblos se decidan por él...”
-“El verdadero carácter de un patriota
consiste en ser obediente a las leyes de su país y miembro útil de la sociedad
a la que pertenece”
Esta muestra
pone de bulto a un hombre tipo de la Ilustración y quien de seguro era masón. Durante los siglos XVIII y XIX compartían conocimiento y experticia en la masonería:
científicos, intelectuales, reyes, príncipes, políticos reformistas, sacerdotes
y hasta papas, como lo comprueba el prestigioso historiador jesuita José Antonio Ferrer Benimeli.
Miranda fue un voraz consumidor de cultura. En Europa
visitaba museos, galerías y monumentos, gabinetes científicos, bibliotecas y
librerías. En Noruega y Dinamarca visitó algunas logias masónicas. En su diario
se pone de bulto su interés por conocer las instituciones benéficas que
mantienen los masones.
El historiador y masón
venezolano Eloy Riverol(2), referido al tema de Miranda masón señala
lo siguiente: “De
la vinculación de Miranda con la Masonería, es un tema que ningún investigador
que tenga noción sobre el tema de la historia de la masonería se ocupa de eso.
Como dijo el investigador masón británico Seal Coon, no le resta ni le agrega
nada a Miranda haber o no pertenecido a la Orden. Tampoco la Orden se va a
desencantar por ello. Miranda representa el prototipo del héroe que
visualizaron los creadores del culto.” Con respecto a la creación
de la llamada logia Gran Reunión Americana, Riverol nos dice: “La idea mirandiana de las logias Lautaro desarrollada
por Bernardo O´Higgins (1778 1842), se ha vinculado con la llamada Gran Reunión
Americana, eco de una documento conocido como el Acta de París (1793). A la
organización de ese proyecto se le identificó como logias Lautaro, logias
políticas cuyo secreto del primer grado consistía en el trabajo por la
independencia americana; el secreto del segundo consistía en un juramento de fe
democrática consistente en no reconocer otro gobierno que el elegido por libre
y espontánea voluntad de los pueblos. Una sociedad secreta con fines políticos
cuyas finalidades y propósitos no guardan relación de semejanza con las logias
masónicas.”(3)
Miranda fue reconocido oficialmente como masón en el año
1950. El doctor José Tomás Uzcátegui, emitió un decreto cuando ocupaba el cargo
de Gran Maestro de la Gran Logia de Venezuela, con el objeto de ubicar y
publicar los documentos que lo vincularon a la Orden. Al parecer, esta búsqueda
no ha arrojado mayores resultados.
Para eliminar cualquier desencuentro en los lectores, acertadamente Riverol
señala: “Cristo no era
cristiano, ni Marx marxista. Ser mirandiano significa admirar una vida y una
obra, y ponerla en práctica. La Colombeia sería en este caso el evangelio.”(4)
(1)
Carta de Miranda a Manuel Gual, fechada el 4 de
abril de 1800. Archivos del General Miranda (en adelante AGM),
Editorial Lex, La Habana, 1950, T. XVI, pp. 70-71 (Arch. Or.:
Negociaciones, T. II, f° 277).
(2)
Blog de Eloy Riverol.file:///C:/Users/compaq/Downloads/VENEZUELA/Francisco%20de%20Miranda%20y%20la%20masoner%C3%ADa%2001.htm
(3) Ídem. Ob Cit
(4)
Ídem. Ob
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