Estado actual de la lápida de Enrique Valdés Villar en El Sucu. / |
Se trata de una pieza funeraria singular, al ser la
única de Asturias y una de las pocas de España que aún conserva símbolos
masones, pues la mayoría de ellos fueron eliminados de los cementerios tras la
Guerra Civil.
La Fundación Municipal de Cultura ha sacado a contratación por 3.500
euros los trabajos de restauración de la lápida de Enrique Valdés Villar, en el
cementerio civil de Ceares. Se trata de una pieza funeraria singular, al ser la
única de Asturias y una de las pocas de España que aún conserva símbolos
masones, pues la mayoría de ellos fueron eliminados de los cementerios tras la
Guerra Civil. Esta losa eludió esa campaña supuestamente por el tono oscuro de
su piedra, que contribuyó a ocultar sus relieves.
Enrique Valdés Villar, natural de Colunga e iniciado en la masonería a
través de la Logia Jovellanos, murió en mayo de 1927 con 70 años y fue
enterrado en El Sucu junto a la tumba de Rosario Acuña. La Gran Logia Regional
del Noroeste sufragó una lápida de marmol en la que, al lado de su nombre,
fecha de defunción y edad, se mostraban varios elementos de la imaginería
masónica, en concreto un compás, una escuadra y una estrella de cinco puntas
con la letra G en el centro-en referencia al «Gran Arquitecto del Universo»-.
Pero 90 años después esta piedra presenta varias fracturas, incluida una que
atraviesa los símbolos que le dan valor, y es objeto de colonización por parte
de líquenes y hongos.
Hace tres años la empresa mixta responsable de gestionar los camposantos
municipales decidió limpiarla con ácido clorhídrico (aguafuerte), lo que acabó
con la pátina exterior y «contribuyó aún más al deterioro de su superficie»,
según criticaron varias entidades que llevan tiempo peleando por su
restauración -las logias Rosario Acuña, Progreso y Estrella del Norte y de
entidades como el Ateneo Obrero, la Sociedad Cultural Gijonesa y la tertulia
feminista Les Comadres-.
Paneles de abeja
Los trabajos que encargará la Fundación de Cultura contemplan «una
limpieza superficial del conjunto, y en especial de las líneas de fractura, con
agua desmineralizada y jabón neutro y alcohol de 70 grados», así como el uso
excepcional de bicarbonato de amonio o tricoloroetileno cuando sea necesario
«para eliminar manchas y restos de suciedad». Los fragmentos deberán pegarse
con resina epoxi, «reintegrando las lagunas con morteros acrílicos o similares
en blanco sin relieve». Para estas tareas la lápida será retirada y trasladada
al taller del adjudicatario. Posteriormente se repondrá en su lugar original
«sobre un soporte de paneles de abeja, con anclajes y cantos de aluminio en el
color que mejor entone con el montaje».
VILLAR GIJÓN.
http://www.elcomercio.es/gijon/3500-euros-salvar-20180326004808-ntvo.html
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