La adivina Diotima cumple un rol fundamental en El Banquete,
pues instruye a Sócrates sobre la verdad del Amor platónico, al que
su oficio debe mucho. Paso a paso, ella va ascendiendo en su
explicación, partiendo desde lo terreno, hasta alcanzar la perfección
del Eros y así la manifestación del platonismo: El hombre, a través del
amor, se eleva hasta lo divino.
Cuando uno lee ‘’El Banquete’’ de Platón, se encuentra con el
enigmático personaje de la adivina Diotima, de quien Sócrates dice haber
aprendido cuanto sabe del amor, lo cual comparte con sus compañeros del
simposio.
Si Sócrates era reconocido tanto por Platón como por toda la antigua
Grecia como un hombre de sabiduría y virtudes ejemplares, pudo bien
haber sido originalmente él quien revelara la verdad del Eros. ¿Por qué
Platón prefirió escoger a esta mujer y qué papel cumple la adivinación
en todo ello?
Aunque no hay mayores pruebas de la existencia real de Diotima, -ya
que es en El Banquete la única vez que aparece en la literatura griega [1]-
casi todos los personajes encontrados en los diálogos de Platón
corresponden a gente que vivía en la antigua Atenas, así que podemos
suponer que se trata de un personaje real. Sea esto cierto o no, lo
importante es el papel de reveladora que representa la adivina en la
obra.
La adivinación en la antigua Grecia jugaba un papel sumamente
importante pues era el medio para conocer la voluntad de los dioses en
el presente y en el futuro respecto a negocios, batallas, y demás. Los
métodos más válidos eran los de la adivinación inspirada, extática,
mediante la cual una persona recibía directamente un mensaje de los
dioses[2]. Para esta importante actividad se consideraba a las mujeres
como criaturas especialmente dotadas para manifestar la presencia
divina.[3]
Diotima se presenta entonces como una intermediaria de las comunicaciones entre los dioses y los hombres; y por ello, ‘’muy sabia respecto al amor, y a muchas otras cosas’’.[4]
Pero hay además, una razón por la que es justamente el amor aquello de lo cual Diotima es tan instruida.
La adivina comienza explicando a Sócrates que el amor no es bueno ni
bello, y por lo tanto no puede ser un dios ya que estos no están
privados de la bondad ni de la belleza. Pero esto no significa que sea
feo o malo, ya que existe un medio entre estos calificativos. De esto
deduce que el Amor es un ser intermedio entre lo mortal y lo inmortal,
un demonio (daimon).
Diotima explica a Sócrates que la función del daimon Eros es
la de transmitir los sacrificios y plegarias que los hombres hacen a
los dioses, y a su vez comunicar los dones y órdenes que éstos últimos
dan a los hombres.
Así vemos entonces que Eros también cumple, al igual que la profetisa, la función de mediador entre lo humano y lo divino.
Pero no debemos establecer esta relación de modo tal que Diotima sea
sabia en materia de amor por ser adivina, sino al revés; es precisamente
al Amor y demás demonios a quienes debe su oficio.
Ella misma explica: ‘’…gracias a ellos tiene lugar toda la
esencia adivinatoria y el arte sacerdotal con relación a los
sacrificios, a los misterios, a los encantamientos, a las profecías y a
la magia’’.[5]
Así es como Platón muestra a la profetisa capacitada para revelar
completamente la verdad sobre el Eros. Para ello, la hace partir desde
la explicación de la naturaleza de este demonio, la cual viene dada por
sus padres Poros (conveniencia) y Penia (necesidad), los cuales también
son daimones. De su padre le viene el que siempre esté en busca de lo
bueno y lo bello (porque como se dijo antes, no son propios a su
naturaleza), y por lo tanto, esté filosofando (ya que la sabiduría posee
estas características).
Aquí Platón hace ya una correspondencia -que sería desarrollada por
filósofos posteriores[6]- entre los trascendentales de bondad y belleza,
y decide utilizar este último como término abarcante para designar el
objeto del amor.
Este amor a lo bello otorga dicha al hombre, y por ello éste lo desea
poseer por siempre. El amor es entonces un anhelo por la inmortalidad.
Diotima empieza a esclarecer este asunto partiendo de un plano físico
hasta elevarse al espiritual.
La inmortalidad respecto al cuerpo de la que se habla, es la que se
refleja en la procreación, que viene a ser la perpetuación mediante la
sustitución de un ser viejo por uno joven.
El siguiente plano corresponde ya al espíritu. El hombre que ama la
belleza del alma y se preocupa por cultivar otra alma en la virtud,
eterniza la sabiduría en una forma superior a la primera. Posteriormente
habla del amor a la belleza del conocimiento, pero éste conocer alcanza
su grado máximo en el siguiente peldaño.
Platón llega, en boca de la adivina, al último escalón en el que se
encuentra el eros perfecto. Éste es aquel amor hacia la belleza en sí
misma, única, divina y eterna.
Aquí se termina de evidenciar completamente la concepción platónica
del Eros al llegar a la Belleza como tal, siendo todas las demás
‘bellezas‘ presentes en este mundo sólo un reflejo de la verdadera.
En palabras de Diotima: ‘existe eterna y absolutamente por sí
misma y en sí misma, como forma única que siempre es; de ella participan
todas las demás bellezas, sin que el nacimiento ni la destrucción de
estas causen ni la menor disminución ni el menor aumento en aquellas, ni
la modifiquen en nada’.[7]
El hombre que llegue a entender este amor de sumo grado será quien
alcance entonces la auténtica inmortalidad. Pero la profetisa dice al
mismo Sócrates que éste es un camino difícil, e incluso duda de que él, a
pesar de haber sido bien dirigido, pueda elevarse hasta las
revelaciones más secretas.
Aquí se pone de manifiesto nuevamente su papel de intermediaria entre
lo humano y lo celeste, pues reconoce que son peldaños difíciles de
escalar para la comprensión del hombre, pero no para ella, quien es
dotada de la capacidad de entender aquel lazo que une al todo.
Es así como Platón recurre, con razón, a la figura de Diotima para
reflejar su pensamiento e instruir a todos sobre el Amor. La naturaleza
de este último y el don de la adivina se corresponden para que así ella
logre ir ascendiendo en el discurso, acompañando al Eros hacia el
conocimiento de lo divino.
[1] Rafael Argullol, ‘’Galería de espectros: Diotima ’’ en El Boomeran, blog literario en español, información obtenida en Julio de 2009 de http://www.elboomeran.com/blog-post/2/3421/rafael-argullol/galeria-de-espectros-diotima/
[2] El nombre mismo de Mantinea, la ciudad de donde proviene Diotima, es sugestivo, ya que comparte la misma raíz con mantiké,
que en griego significa ‘’adivinación’’. Esa palabra se aplica con
mayor precisión a la adivinación intuitiva, inspirada, pues parece
pertenecer a la misma familia que manía (locura o éxtasis), es decir el estado de posesión divina en el que entraban las profetisas.
[3] Esto puede
deberse al mito del Oráculo más antiguo, el de Dodona, el cual cuenta
que fue fundado en un roble donde se posó una paloma que vino volando de
Egipto. Con voz humana, la paloma invitó a los lugareños a levantar
allí un Santuario en honor a Zeus. Esta ave alude más a una figura
femenina, por lo que a pesar de haber también sacerdotes, eran las
sacerdotisas quienes solían ser llamadas Palomas.
[4] ‘’…che in queste cose era sapiente e in molte altre’’ Giovanni Reale, Simposio: Testo greco a fronte, Milano, Bompiani Testi a Fronte, 2008, p.175.
[5] ‘’ Per
opera sua ha luogo tutta la mantica e altresì l’arte sacerdotale che
riguarda i sacrifici e le iniziazioni e gli incantesimi e tutta quanta
la divinazione e la magia.’’ Giovanni Reale, Simposio: Testo greco a fronte, Milano, Bompiani Testi a Fronte, 2008, p.179.
[6] Sería Santo Tomás de Aquino quien estudiaría en su Summa Theologiae a los trascendentales de una manera más profunda, manifestando que el ser y la belleza se convierten, ‘’ens et pulchrum convertuntur’’ y refiriéndose particularmente al pulchrum como la ‘síntesis de los trascendentales’, por reunir armónicamente en sí al unum, verum y bonum.
[7] ‘’ …si
manifesterà in se stesso, per se stesso, con se stesso, come forma unica
che sempre è. Invece, tutte le altre cose belle partecipano di quello
in un modo tale che, anche se esse nasono e periscono, quello in nulla
diventa maggiore o minore, né patisce nulla.’’ Giovani Reale, Simposio: Testo greco a fronte, Milano, Bompiani Testi a Fronte, 2008, p.204.
Fuente: http://filosofiaudep.wordpress.com/diotima-la-adivinacion-en-el-descubrimiento-de-la-verdad-del-eros-platonico/
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