Las profundas afirmaciones de los grandes maestros son más o menos
las mismas en todas las religiones; todos ellos y los santos y
salvadores de humanidad han asegurado por siglos que la iluminación
existe y que ellos fueron iluminados.
La religión natural es la primera forma del sentimiento religioso.
En la adoración los romanos daban a sus dioses “fetiches”, representados
por objetos materiales o imágenes simbólicas. La “Idolatría”
evolucionaría del fetichismo, el “Totemismo”, cuando el ídolo tiene
figura de animal. El “Maná” de las islas del Pacifico era aportado por
los “espíritus” por intermedio de amuletos (agua, piedra, hueso…) y es
también una de las primeras expresiones de “lo supra-sensible”.
Se ha olvidado que, mucho antes del dios bíblico, Saturno era el
Padre de los dioses; es el mayor de los viejos dioses predecesores de
aquellos del Olimpo sobre los que gobernaba Júpiter.
La gran vitalidad del Egipto de los faraones se debe a la unión del
poder real y sacerdotal, junto al culto solar, la escritura jeroglífica,
el “Libro de los Muertos” y sus símbolos sagrados.
El gran personaje olvidado y seguro predecesor de los filósofos
griegos es Hermes Trimegisto, un africano etíope-egipcio, considerado
luego como el dios de la Palabra (Verbo, Logos), de la Enseñanza y gran
iniciador en los Misterios de la Cosmogonía. Hermes fue el creador del
Kybalión, el Pimander y la Gimnástica, que compendian las doctrinas
científicas, místicas, teológicas y disciplinarias de la iniciación
egipcia basada en los misterios solares de Isis y Osiris.
Hermes pasó a los altares del pueblo egipcio con el nombre de Tot.
Sus textos, la Hermética, son los libros sagrados de Tot, de los cuales
bebieron importantes autores de la Antigüedad griega, romana y
bizantina. Es innegable la influencia de las ideas de Hermes Trimegisto
en Platón y el neoplatonismo.
El culto de Tot se pierde en la noche de la pre-historia egipcia, juntamente con el culto a los dioses Horus, Set y Anubis.
Todos los dioses y diosas de cualquier sistema que la mente humana
haya inventado, tienen asociaciones astrológicas. Las diosas con la Luna
y Venus. En el sistema egipcio, sería la Isis de la Naturaleza; en el
griego, Afrodita; en el nórdico, Freya; en el druídico, Keridwen. En
otras palabras, posee los poderes cabalísticos de la Esfera de Venus.
Osiris es el Sol poniente que, con Isis (la Luna) y Horus (el Sol
naciente), constituye la trinidad egipcia. Es en la Madre sobre la cual
se plasma la voluntad ordenadora de la Trinidad divina para crear el
Universo.
Si se investigan todos los símbolos de la Luna Creciente en las
diversas mitologías o panteones, se verá que todas las deidades
asociadas con ese símbolo son femeninas.
Orfeo, hijo de Apolo y de la ninfa Calíope, fue el gran iniciado de
la Grecia sacerdotal, y consagró el culto solar de Apolo-Dionisos.
La divinidad solar principal de los distintos sistemas religiosos
(Osiris, Apolo, Adonis, Attis, Dionisos, Baal, Mitra, Suria, Cristo,
etc.) nace el 24 de diciembre, o sea cuando asciende el Sol tras el
solsticio de invierno. Y muere y resucita en el plenilunio que sigue al
equinoccio de primavera, para ascender al cielo un determinado número
de días (40) después siempre fijo.
El Cristo, como Osiris, como Apolo, como Mitra, nace el día del
solsticio de invierno, la “Nochebuena”, cuando el Sol comienza su
ascenso anual; y sufre la pasión, muere y resucita después del
equinoccio de primavera.
El Buda nace de la virgen Maya. Sarrukin, rey de Akad, es hijo de una
princesa virgen. Fo-hi, el sabio chino, ha nacido de la virgen Hoa-Se.
El indostánico Krishna nació del vientre de la virgen Devaki, y Jesús,
nació de la virgen María.
Tanto Hermes, como Rama y Krishna, predicaron sus enseñanzas dentro
del signo zodiacal de Tauro. Bajo los signos zodiacales ha actuado la
cadena de “iluminados” llamados Rama, Krishna, Orfeo, Hermes, Moisés,
Pitágoras, Platón, Zoroastro, Buda, Jesucristo, Mahoma.
II
No se hace eco la historia de la mezcla de los príncipes de Israel
con los faraones de Egipto. Tanto Abraham, Jacob, José y Moisés
vivieron o nacieron en Egipto y estuvieron íntimamente asociados con la
corte faraónica.
Moisés tuvo su iniciación en los misterios de Isis y Osiris que le
ayudaron a plasmar y organizar el monoteísmo filosófico. Los libros de
Moisés fueron escritos en jeroglíficos egipcios y luego traducidos al
hebreo. Jesús y sus discípulos preconizaron los libros santos de
Moisés, San Agustín y Orígenes cuando se referían a los tres primeras
capítulos del “Génesis” no le atribuían a Dios los hechos indignos allí
acontecidos.
Tanto los caldeos corno los asirios creían en el Ser Supremo y Único;
en los astros; en la producción de las enfermedades por los malos
espíritus, y en al paraíso, Isla Blanca o Airyana-Vaejo, y al infierno.
Jesús, el nazareno, fue educado en la Escuela de Alejandría instruido
en los “misterios y jerarquía de la iniciación egipcio-faraónica. La
tradición oral recoge que de joven, el nazareno, estuvo con Lucas
también en Menfis, donde se instruyó más profundamente de estos
misterios egipcios.
Las doctrinas esotéricas engloban los misterios herméticos, órficos,
délficos, eleusinos, etc., aparte las pitagóricas y platónicas
recogidas más modernamente por los rosacruces, Ellas también forman
parte de la adoración del Gran Lama del Tíbet y sus sacerdotes, de la
Orden budista del Manto Amarillo y sus bonzos, de la Meca y el Sinto.
La metafísica de Brahma está representada por los Upanishads de los
Vedas. El sistema “Yoga” pretende la transmutación de la conciencia
humana en conciencia divina mediante la purificación.
Dice Sankaracharya, para muchos el filósofo más importante de la
historia, que “el único medio de obtener la liberación completa es el
conocimiento que disipa la ignorancia, como la luz disipa las
tinieblas.
Existe una equivocación con respecto a los Chacras o centros
psíquicos que se describen en la literatura Yoga; los mismos no están
situados dentro de los órganos con los que están asociados, sino en la
envoltura áurica, y los puntos que aproximadamente corresponde con
ellos.
Los sabios del Upanishad arremetieron contra los Veda. En los
Upanishads se halla toda la enseñanza que luego predicó el Buda; por lo
cual, ¿por qué la aparición posterior del Buda si ya todo estaba dicho?
El Buda, en definitiva, se basó fundamentalmente en Sankaracharya. En
el “Sermón de Benarés” se comprueba que el budismo más que una religión
fue una filosofía, una religión sin Dios, pues existe un no-nacido, no-originado, no-hecho, no-compuesto.
Lo irónico es que lo mismo pasó con el budismo, el cual se perdió de
la India, compareciendo entonces Sankara, cuyos seguidores echaron a
perder su doctrina, provocando que apareciese Ramanujacharya, y después
de él, Madlhavacharya. ¿Uno se pregunta de qué sirvieron todos esos
maestros, si el último siempre repetía al anterior?
Luego Zoroastro recoge los Vedas y del Brahmanismo, y lo ensarta en
su doctrina metafísica, dando forma al mazdeísmo zoroastriano o ciencia
de los magos blancos o sabeos. También estableció el dualismo original
del bien y del mal, Ormuz y Arimán.
El Zeus del Olimpo griego, es el eterno Masculino-Femenino de la Creación; el Padre espiritual.
III
El primer sabio chino Fo-hi, vivió hacia el año 3468 antes de
Jesucristo. La leyenda nos lo presenta como hijo de una virgen que fue
fecundada por un resplandor celeste; sus enseñanzas se hallan contenidas
en el libro sagrado “Yi King”, personificados en Ying y Yang.
Confucio, que vivió cinco siglos antes de Jesús el Cristo, fue uno de
los mejores comentadores del “Yi-King” de Fo-Hi.
El Tao Te Ching es el libro sagrado del taoísmo. Lao-Tse vivió en el
siglo VI antes de Jesucristo. El taoísmo admite que el mundo en que
vivimos es irreal y todos los acontecimientos o fenómenos son un tejido
de ilusiones. Existen tres grandes jerarquías o “Soberanías” divinas:
La “Soberanía del Cielo”. La “Soberanía de la Tierra. La “Soberanía del
Hombre”.
Para los taoístas, el yin y el yang, la luz y la sombra, y el resto
de las antípodas, son partes de una misma cosa. Esto fue asumido por el
psicoanalista Carl Jung, el cual estableció esta división en la psiquis
humana.
La tradición del Diluvio Universal del imperio chino está representada en la mitología de Perrum.
La raza mongólica está considerada descendiente directa de los
Atlantes, de ahí que conserve viva en su tradición el recuerdo de
cataclismo que acabó con el continente de su origen.
En Japón, Shinto quiere decir sendero espiritual basada en el culto a los antepasados.
Allí existe una trinidad creadora cosmogónica, con “Suki-no-Kami”, el
dios del cielo; “Amaterasu”, la diosa solar, e “Izanagi”, el dios de la
tierra.
Es de notar que 500 años antes de J, C. se produjo la caída de los
principales santuarios, que unió en una especie de orden iniciática
internacional a los gimnósofos hindúes, los magos caldeos, los koinobis
egipcios, los rishis de Cachemira, los pitagóricos y los sufíes.
El cristianismo ha mezclado lo metafísico, lo mítico, lo místico y lo
histórico. El cristianismo fue heredero de la tradición bíblica, sumado
a los aportes del “Avesta” zoroastriano, así como los restos de tres
grandes iniciaciones: la caldea, la judía y la sufí persa. Entre los
elementos que el cristianismo tomó de los cultos del paganismo se halla
el de Cristo, proveniente de Júpiter-Plutón, y María de Proserpina.
Jesús, el Maestro de Nazaret, es el místico del cristianismo, es El
Cristo, el cual es el Verbo o Idea divina en el cristianismo, Ifá lo es
en la religión yoruba. El culto solar egipcio de Ra y de Osiris, es el
motivo guía hasta nuestro cristianismo actual. El cordero de Dios que
quita los pecados del mundo no es más que otra versión del Toro de
Mitra.
La escisión del mundo de la luz y el de las tinieblas quebró la unión
divina, cosa que recogió el cristianismo; pero a diferencia de la
Biblia, donde Satán era un elemento del contexto de Yahvé.
La Iglesia Católica persiguió y aniquiló a la sección esotérica,
destruyendo todos sus manuscritos, y de la Biblia quedó olvidada la
Cábala, donde el Árbol de la Vida es el símbolo de meditación.
Aunque llama la atención que la Iglesia Católica Romana expresa
claramente en el Libro de Ritual de los Espíritus de las Estrellas que
los cuatro arcángeles guardan los cuatro puntos cardinales.
La división del tronco cristiano en una iglesia compostelana, otra
templaria o sanjuanista y otra romana, quedó ahogada en sangre con el
triunfo de la romana católica, la cual de inmediato tildó de herejes al
resto de las corrientes cristianas.
Los Ebionitas cristianos negaban la divinidad de Jesús, el Cristo;
los marcionitas cristianos no creían en la existencia humana de Jesús,
el Cristo, al igual que los cristianos monofisitas y los Jacobitas (de
Jacob Zanzalo, obispo de Edesa). El cristiano Arrio rechazó la Trinidad
sostenida por griegos y judíos en Alejandría, aduciendo que “El Hijo” no
es verdadero Dios y solo se puede llamar Hijo de Dios. Prisciliano,
tildado de hereje por los católicos, creó al movimiento gnóstico
enraizado en la religiosidad céltica. Los padres iniciales del
cristianismo, Eutiques y Nestorio, negaban la divinidad de la Virgen.
El judaísmo fue la matriz de la cultura espiritual europea, si se
recuerda que tanto Jesús como Pablo eran judíos. El “Sufismo Islámico”
es la mística mahometana, nacida en España y está tomado de Mohamed ben
Arabí, un murciano y del “Fotuhat” de Ben Arabí.
IV
La fundación de la llamada Jerarquía Espiritual se pierde en la
pre-historia, y se le atribuye a la época lemuriana, en la cual un Gran
Maestro, Sanat Kumara, provino del planeta Venus. El espejismo es
llamado en el Oriente “Akasa” y por los filósofos medievales la “Luz
Astral”.
Los cabalistas dicen que el mundo de Atziluth está bajo la presidencia del Hod, el nombre sagrado del Tetragrammaton.
Las cuatro series de signos del Tarot corresponden a los cuatro
mundos de los cabalistas, y los cuatro elementos de los alquimistas. Las
22 letras del alfabeto hebreo pueden correlacionarse con los senderos
sin discrepancia alguna. También están asociados con ellos Los 22
Misterios Mayores del Tarot, que son Las moradas de Tot.
La Masonería tomó su doctrina de las “Cofradías constructoras” de la
Edad Media; éstas, a su vez, de la “Orden Templaris”; ésta la tomó de
la “Iglesia Sanjuanista” (que con la romana y la compostelana forman
las tres ramas del primitivo tronco cristiano), y la Iglesia Sanjuanista
del espíritu del cristianismo.
La “Orden Rosacruz” renace en el siglo XVIII en Baviera, y recoge los
primitivos misterios del cristianismo esotérico extraídos del Egipto
faraónico, con el Sol como el cuerpo físico de la divinidad.
La Masonería, cuya tradición proviene de los Templarios y de los
Sanjuanistas, cobra impulso en el siglo XVIII, y luego con la
organización del Bahai y la Sociedad Teosófica, y en el siglo XX el
nuevo retoño del antiquísimo “Suddha Dharma Mandalan”.
La Sociedad Teosófica fue fundada en New-York en el año 1875, por la
vidente rusa H. P. Blavatsky, y es una analogía de filosofía comparada,
de los antiguos Misterios; una renovación de la antigua escuela
neoplatónica alejandrina de los “teósofos”. Por su parte, la fe Bahai
reconoce la unidad de Dios, la armonía entre la verdad científica y la
religiosa.
En la “Magia” los poderes metafísicos se manifiestan en dos formas:
como “Teurgia”, magia blanca o sacerdotal, y como “Goecia” o magia
negra; la primera practicada por los gnósticos y por el cristianismo
esotérico o juanista. Sus fundadores fueron Simón el Mago, Menandro y
Dositeo, basados en el neoplatonismo.
Fuente: http://neoclubpress.com/del-kybalion-a-la-teosofia-0641643.html
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