La fecha del 24 de
octubre significa la sanación del Zulia emanada del Empíreo cuando la
Causa Inteligente Universal agrega a nuestro suelo la semilla que
germina en la figura del arcángel protector y defensor de una tierra
portentosa.
Rafael Urdaneta fue la encarnación de la
ecuanimidad, la constancia, la sinceridad, la valentía, la lealtad, la
justicia, la responsabilidad, la humildad y la honradez. Todas éstas son
virtudes proclamadas por la francmasonería. Seguro estoy de algo, y es
que ninguno de vosotros, yo mucho menos, negaréis que nuestro Ilustre
Hermano fue la viva representación, o mejor diré, fue un espléndido
templo de virtudes coronado por el olivo de la grandeza ganada ante el
sincero y placentero cumplimiento de los deberes en consonancia con el
dictamen de su conciencia y apegado a las nutridas enseñanzas de nuestra
Orden.
De allí que mi discurso signe la obra de Urdaneta como fruto de
un magisterio francmasónico, porque su condición de masón y sus virtudes
primigenias se adosaron para conformar el cayado que detentó en sus
manos para presidir las proezas que emprendió como hombre de armas y
hombre de estado.
No me detendré ni haré el
más mínimo esfuerzo por ahondar en la trayectoria militar que Rafael
Urdaneta abonara en su vida con la valentía de un guerrero hijo del Sol y
del Lago y hermano de las palmeras, ya por todos es claramente
conocida. Mil veces más prefiero ahondar en su labor como estadista y
servidor público de la República civil, porque en ellas podemos
descubrir los rasgos de su labor magisterial. Empero, si desea
entenderse su labranza iniciática en los campos del civilismo, necesario
será conocer cómo Urdaneta llega al seno de la francmasonería y hasta
dónde progresó en ella.
La trayectoria
masónica de Urdaneta debió comenzar entre 1815 y 1819. Se desconoce la
logia en la cual se inició, pero se considera que pudo ser en una logia
volante por cuanto ya era masón al momento de asistir al Congreso
Constituyente de Angostura en calidad de Diputado.
Sobre
esto ha de recordarse que las logias volantes o itinerantes se
conformaron a partir de 1817 con la llegada a nuestro territorio de la
Legión Británica y su incorporación a la causa independentista. Éstas
consistían en logias nómadas que marchaban con el ejército republicano a
lo largo de sus campañas, lo cual era una práctica generalizada en los
tiempos de confrontación bélica. Muchos oficiales patriotas, los no
iniciados en las logias lautarinas, se iniciaron como masones en las
logias itinerantes, y al respecto reseña el prócer de la independencia e
ilustre masón Diego Bautista Urbaneja: “Este grupo de masones que
hoy estabilizan las columnas de la Logia Protectora de las Virtudes Nº
1, en el Oriente de la República, celebraron durante once años sus
tenidas en los campamentos de batalla, o cara al enemigo en pie y al
orden, sin otro mallete que el estampido del cañón, disparando en cada
oportunidad las baterías de campaña en consigna permanente con el
afianzamiento de la libertad y la justicia”
.
Sin embargo, otros historiadores han
asomado la presunción de que Urdaneta se haya iniciado en una logia
neogranadina. De cualquier manera, sabemos que existe el testimonio de
una carta fechada en 22 de agosto de 1819 donde Urdaneta comunica a
Francisco de Paula Santander acerca de su reunión con Francisco González
de Linares, comisionado del Mariscal Pablo Morillo para las
negociaciones de paz y armisticio, y donde señala que dicho comisionado
es masón. He aquí la cita: “Linares es Hermano y en la confianza de
tal me ha hecho mil protestas, todas dirigidas a convencerme que vamos a
ser reconocidos y me ha felicitado por nuestra firme resolución para
que no lo engañen si prolongan los males de una guerra que no puede
tener otro término que la independencia”
. Un año después, se firmará el Tratado de Armisticio y Regularización
de la Guerra y se llevará a cabo la célebre entrevista entre Simón
Bolívar y Pablo Morillo, ambos jefes de los bandos en guerra y
francmasones.
Tiempo después, se reanudará
la guerra tras el Pronunciamiento de Maracaibo, auspiciado por el propio
Urdaneta, en 1821, y continuará con la Campaña de Carabobo que concluye
en la magna batalla del 24 de junio, participando nuestro héroe en la
primera, mas no en la segunda por razones de salud. Al año siguiente, en
1822, hallamos a Urdaneta en Bogotá, la capital de la ahora República
de Colombia (La Grande) existente desde el 17 de diciembre de 1819, y
estando en dicha ciudad se afilia a la Logia “Fraternidad Bogotana” Nº
1, siendo propuesto por Santander como miembro activo que era de dicha
logia.
Llega el año 1823, y los masones
venezolanos buscaron el apoyo del Supremo Consejo del Grado 33 de
Estados Unidos de América, situado en New York, para constituir un Gran
Oriente Nacional con sede en Caracas, ciudad donde la masonería era
mayor en actividad y número de miembros. Es así como llega a esta ciudad
Joseph Cerneau, Gran Comisionado del Soberano Gran Consistorio de Jefes
de la Alta Masonería de Estados Unidos, e instala el 21 de abril de
1824 el Gran Consistorio “Carabobo”, donde 77 masones eminentes
recibieron el Grado 33. Entre ellos estuvo Rafael Urdaneta, quien funda
junto a estos insignes masones el Supremo Consejo del Grado 33 para la
República de Colombia el 24 de junio de 1824.
Ese
mismo año, Urdaneta es nombrado Intendente y Comandante General del
Departamento Zulia y se residencia en Maracaibo, donde la Logia de los Hermanos Regeneradores
(antes Escuela de Cristo
, actualmente Resp:.Log Regeneradores No 6
) se había reconstituido desde agosto de 1823. Al conocer de su
presencia en la ciudad, los masones maracaiberos eligen en junio a
Urdaneta como Venerable Maestro de la Logia para el período 1824 – 1825.
En
julio de 1827 Urdaneta retornó a Bogotá al recibir el nombramiento de
Jefe del Estado Mayor General y Comandante del Departamento de
Cundinamarca. De nuevo en la capital colombiana, reanuda su asistencia a
la Logia “Fraternidad Bogotana” Nº 1. Más adelante, fue Ministro de
Guerra y Marina y debió ocupar la presidencia del Tribunal Militar para
juzgar a los conspiradores de la Noche Septembrina (1828), demostrando
así su franqueza, valentía y fidelidad al Libertador. Debe recordarse
que, entre los conjurados se hallaban 13 masones, entre ellos,
Santander, quien fue el autor intelectual de aquel horrendo intento de
asesinato contra Bolívar.
Cuando Bolívar,
gravemente enfermo, renuncia a la presidencia de Colombia ante el
Congreso Admirable, en enero de 1830, es electo para el cargo don
Joaquín Mosquera y para la vicepresidencia el General Domingo Caicedo.
Ello no impidió la continuación de las diatribas y las intrigas, y así
se desatan sublevaciones militares en todos los Departamentos de aquella
nación, acrecentadas por los desmanes de Mosquera especialmente
dirigidos contra la obra bolivariana. Dichas insurrecciones empujaron a
Mosquera a abandonar el poder, y una asamblea reunida en Bogotá en
septiembre de 1830 llama a Bolívar para nuevamente encargarse del mando,
designando a Urdaneta como Encargado del Poder Ejecutivo mientras El
Libertador retornaba a Bogotá.
Esta
designación fue acogida con entusiasmo por los colombianos. Urdaneta
trató hasta el último momento de mantener la unidad de la Gran Colombia,
pero ésta se desintegró. Invocó al Libertador para que asistiera a la
salvación de la república, pero éste lamentablemente sucumbió a la parca
en aquella triste tarde del 17 de diciembre de 1830. No obstante, el
prócer zuliano, en ejercicio de la primera magistratura, reorganizó el
gobierno, procuró restaurar el orden público, no se amilanó ante la
grave situación de la patria que ayudara a fundar junto a su fraterno
Bolívar. Como buen masón, revelaba la semejanza de su tamaño a las
situaciones y responsabilidades que siempre debió afrontar.
Finalmente,
en abril de 1831, entrega el poder al General Domingo Caicedo y marcha
al exilio con su familia a Curazao. No fue sino hasta 1833 cuando
retornó a Venezuela. Con una nueva gloria se invistió en aquel año: el
Supremo Consejo Unido para el Hemisferio Occidental de los Estados
Unidos de América lo declara Miembro Honorario en consideración a sus
meritorios servicios prestados a la Masonería. ¡Qué alto honor!, ¡qué
incomparable dicha la de este francmasón que observa recompensados sus
desvelos a favor de la patria y de la Augusta Orden por la sabiduría y
complacencia de sus Queridos Hermanos!.
Hecha
la narración cronológica de su carrera masónica, me corresponde
expresar a vosotros la obra de Urdaneta como magistrado, estadista,
político y diplomático por considerar que en la misma sobresale su
magisterio como francmasón esclarecido, allende habernos adelantado al
momento de explicar su labor como Presidente Encargado de Colombia en
los párrafos anteriores.
En 1821 Urdaneta
fue electo Senador del Congreso de Colombia por su tierra natal,
llegando a presidir el senado entre 1823 y 1824. Desde aquella tribuna
planteó leyes liberales, progresistas y justas, diseñó un plan de
reconstrucción para Colombia y se preocupó por la instrucción pública,
mientras atacaba la corrupción administrativa proponiendo una ley que
obligase al funcionario público a rendir cuenta del manejo de los fondos
públicos, y defendía empeñadamente la libertad de expresión al proponer
un Ley de Prensa en favor del librepensamiento y en contra del
amarillismo periodístico.
Al ejercer el
cargo de Intendente y Comandante General del Departamento Zulia entre
1824 y 1827, restituyó el sistema de rentas y la aduana, organizó tres
divisiones militares, fortificó la Barra de Maracaibo, contrató maestros
para la enseñanza pública y de las tropas, atendió la salubridad
pública, mejoró los hospitales y estimuló el ejercicio de la Medicina,
organizó un plano divisorio de la provincia y un censo de sus habitantes
y mantuvo personalmente el orden y la seguridad en la región.
Poco
tiempo después de regresar a Venezuela, en 1834 (y nuevamente en 1838)
fue enviado a Maracaibo para restaurar la concordia en la provincia ante
los enfrentamientos entre Campesinos y Tembleques, empleando para ello
sus vínculos masónicos con los primeros, en 1837 ocupó la senaduría por
Coro, fue Secretario General de Guerra y Marina entre 1837 y 1839, cargo
éste que volvería a ejercer en el período 1843 – 1845, gobernó la
Provincia de Guayana en 1842 y restableció en ella el orden y la paz
alterados tras el asesinato de su anterior gobernador, y por último, en
1845 es designado Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario
para firmar con el Gobierno Español el Tratado de Paz y Reconocimiento
entre Venezuela y España. Quizá la única misión que no logró cumplir al
ser sorprendido por la muerte en París un aciago 23 de agosto de 1845.
Es
meritorio resaltar que muchas de estas labores (sin contar las hazañas
militares) fueron cumplidas en momentos cuando la salud de Urdaneta se
hallaba resentida, incluso en su última labor se vio afectado por la
cruel enfermedad al punto de no completar la honrosa encomienda. Pero
aquí denotaréis una muestra de lo que un hombre integral, un masón de
pensamiento, palabra y acción consonantes entre sí, es capaz de hacer
por amor y lealtad a su sagrada patria. ¡Qué otro tanto no habría hecho
de haber accedido a la Presidencia de la República de Venezuela, por
cuanto su nombre era apoyado para tan elevada magistratura mucho antes
de su muerte!.
El orden y la disciplina
fueron rasgos indiscutibles de su personalidad, pero también lo fueron
la moral andragógica, el don de la instrucción, la hidalguía, la
incorruptibilidad, el valor de la amistad preclara, fiel y consecuente,
la organización, la firmeza y autoridad en el carácter, la valentía y
espíritu de entrega y esfuerzo, la austeridad al momento de administrar
la justicia, la solidez y la serenidad. Os pregunto a vosotros, HH.·.:
¿No son estos argumentos suficientes para probar que Rafael Urdaneta
ejerció en su existencia un magisterio propio de un francmasón de
altísima escala?. Yo os digo y proclamo que Urdaneta fue un ser humano,
de virtudes y defectos como cualquiera de nosotros, pero fue un hombre
que se hizo templo viviente y, al momento de su fenecimiento, templo
inmortal y espiritual que acobija por siempre los centenarios postulados
de esta sociedad. Fue, sin discusión alguna, un ejecutor del magisterio
de la francmasonería universal.
Edixon Ochoa
M:.M:.
Fuente: http://www.r6.org.ve/esl/La-Masoneria-en-la-Historia/EL-MAGISTERIO-FRANCMASONICO-DEL-GENERAL-RAFAEL-URDANETA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario