¿Fue
Gandhi masón? la pregunta puede parecer peculiar y para algunos, incluso
profana. Pero con el tiempo, la pregunta sobre el Mahatma, se ha revelado como
lo suficientemente importante como para hacer algunas aclaraciones.
Para el observador superficial la
respuesta a la pregunta planteada anteriormente es “No”. No siguió la mísma
línea que Pandit
Motilal Nehru o Rajaji,
que sí eran masones declarados, Gandhi
no era miembro de la Orden y si lo fue sólo podría revelarlo él mismo. Aunque
quizá fue, en todas las acepciones del término, un verdadero masón o masón sin mandil.
Ojalá que los masones de todo el mundo, especialmente en la India,
llevaran una vida tan pura y piadosa y a la vez guiaran con tanta virtud cada
momento de su existencia.
No hubo mayor exponente de los
principios básicos del amor fraternal, de la solidaridad y la verdad.
Encontraremos a pocos que lo practiquen en sus vidas tal y como él lo hizo. Fue
uno de los máximos exponentes de la piedad en nuestro tiempo y posiblemente de
nuestra era. Los admiradores y críticos por igual lo han aclamado como un
sucesor legítimo en la larga lista de santos y videntes: los Rishis, Buda, Cristo, Mahoma, Zoroastro o los
Gurús Sikh.
“Al final de muchos nacimientos el hombre sabio se da cuenta de que todo esto es Vasudeva (el Ser más interno), un alma tan grande (Mahatma) es muy difícil de encontrar”.
Gandhi era la encarnación de la fe
inquebrantable en un ser llamado Dios, y así lo transmitió diciendo que “la Religión para mí es una fe viva en la
Invisible Fuerza Suprema”.
Nunca se preocupó por las consecuencias de sus acciones;. En cambio se
concentró en su significado: “Cuando
estoy seguro de la pureza de los medios, la fe es suficiente para seguir
adelante”.
El lema masónico del amor fraternal,
el alivio y la verdad era el credo de Gandhi.
En su vida no sólo predicó, también tuvo una actitud indefectiblemente
práctica. Firme creyente en la paternidad de Dios y en la Fraternidad del
hombre, o al servicio de Parian, se dispuso también a ponerse al servicio de la
vida, que era para él la única región.
“La humanidad -dijo- se divide en compartimentos estancos.
Los hombres pueden ocupar mil habitaciones, pero todos ellos están relacionados
entre sí”. Al
igual que el Papa Juan XXIII, Gandhi
creía verdaderamente en que lo importante era amarnos los unos a los otros,
interesarse por lo que une a los hombres, dejando de lado esas pequeñas cosas
que los enfrentan unos contra otros. Como se dijo de Jesucristo, mientras
hablaba con la gente acerca de sus problemas personales, Gandhi siempre les
aplicó el principio del amor; sin embargo, ni por un solo momento parecía dudar
de la realidad del bien y el mal o la necesidad de un juicio moral recto.
Siempre dejó caer una lágrima de
compasión sobre las heridas de los demás y vertió el bálsamo curativo del
consuelo en el seno de los afligidos. Solidaridad, en el sentido más amplio del
término, respeto por los demás y conciencia; la consideración por los
sentimientos de los otros, la comprensión del dolor, éstas eran las normas
de su vida. Él dijo una vez:
“Por naturaleza estoy afectado por cada penuria, ella me mueve, con
independencia de las personas a las que se pueda afectar.”
Y, en cuanto a la verdad, su fidelidad
inquebrantable no conoce límites. Su verdad no era más que la honestidad y la
unidad de pensamiento, palabra y obra. Además, tenía una concepción mucho más
amplia: “Todo lo que
aparece y pasa sobre y alrededor de nosotros es incierto y transitorio, pero hay un Ser Supremo se oculta tras
ello con toda certeza. La búsqueda de la Verdad es el objetivo supremo de
la vida”. Una vez más, “Quiero
ver a Dios cara a cara. Sé que Dios es verdad. Para mí el único medio seguro de
conocer a Dios es no-violencia y la verdad”.
Gandhi pasó todos los ´días de su vida
inmerso en la oración, durante sus horas de vigilia e incluso en sus
sueños y al servicio a la humanidad. Cierta vez un hindú acérrimo, calificó su
concepción de Dios como de catolicidad rastrera. A lo que él respondió que: “Hay un solo Dios para todos nosotros
si lo encontramos a través del Corán, la Biblia, el Zend-Avesta, el Talmud o el Gita y si Él no es el Dios de la Verdad y
el Amor no me interesa”
“Dios no es una persona. Es la potencia misma, la esencia de la vida, conciencia pura e inalterable. Es eterno. No obstante, resulta curioso cómo algunos son incapaces de recibir de esta presencia viva y omnipresente todo el provecho y ayuda que ella irradia.”
Sus actividades personales y públicas
se elevaron a las alturas sublimes o en la fraseología masónica, “Gloria a Dios en las alturas, paz en
la tierra y buena voluntad para con los hombres”. Él pensó, habló y
actuó basándose en el espíritu de las famosas palabras de Abraham Lincoln:
“Con malicia hacia nadie,
con caridad para todos, con el derecho que Dios nos da a reconocer nuestra
tarea vital, para hacer todo lo que nos ayude a alcanzar y acariciar una paz
justa y duradera entre nosotros y con todas las naciones “.
Muchas fueron las ocasiones en que ofreció su vida como un sacrificio en el
altar de la paz, la armonía y el amor.
Por pura valentía de la convicción y
firmeza de propósito, así como por la pureza y moralidad de su actitud, él tuvo
pocos iguales en comparación con los personajes de su tiempo o en la historia
registrada. “Para él, su vida no era nada en comparación con su devoción
a su deber y con la confianza depositada en él por Dios. Como Hiram Abiff hizo,
Gandhi
se enfrentó a la muerte plenamente en el cumplimiento del deber que le
dictaba su conciencia”.
Por otro lado, permitan
que dejemos constancia de que uno de los dos puntos en que difería de un
masón, pero sólo superficialmente. Aborrecía el secreto y lo veía como un
pecado, mientras que los masones tenemos ciertos secretos que estamos obligados
a guardar celosamente. Pero el secreto tiene connotaciones distintas. Los
secretos de la masonería son personales, piadosos y morales, mientras secretos
como los del Ku Klux Klan que implican la conspiración, la violencia y el
daño a los demás. La objeción de Gandhi
al secreto fue que este era pernicionso y perjudicial para quien lo guardaba.
Existe otro punto de
controversia, aunque aquí de nuevo, es sólo aparente. Nuestros reglamentos son
una exhortación a obedecer las reglas de nuestra tierra y de someterse a los
decretos de la Ley, suprema y subordinada. Pero también nos impele a
recordar que la naturaleza ha implantado en nuestro pecho un apego sagrado e
indisoluble hacia ese país de donde nacemos y nos criamos. Obviamente, por lo
tanto, las acciones de los masones deben someterse a las Leyes
promulgadas en su nación respectiva a través de la voluntad popular con el
sufragio universal. Tal no era la perspectiva política de Gandhi. Un ex juez de
la Corte Superior hizo una distinción entre las leyes aprobadas por un país
autónomo y las que le impone por una potencia extranjera. Él dice: “En cuanto alguien comprende que
obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía
puede dominarle”.
Por otra parte, el enfoque de Gandhi no era sólo
político, sino moral y religioso. Odiaba la inconstitucionalidad de las cosas y
las ilegalidades, y no hizo una excepción cuando se trataba de los asuntos
nacionales, humanos y morales más grandes. En general su desacuerdo se
dirigía contra las leyes injustas. Era un entusiasta de las medidas que
tuvieran un respaldo moral o que condujeran a un bienestar y la felicidad de
los hombres. Cuando comenzó su desobediencia civil, dijo: “Mientras que desobedecemos ciertas
leyes, nos incumbe a nosotros mostrar nuestro carácter irrespetuoso con
la ley, aunque respetando todas las demás leyes.”
Además, su desobediencia de las
Leyes no era gratuito, sino que conllevaba a la pena y el sufrimiento como
consecuencia de dicho incumplimiento. Encontramos aquí su objeción al secreto.
La verdad y la no violencia son atributos inseparables del incumplimiento de la
ley. Su desobediencia deriva de la moralidad, y Sócrates -como,
presentó alegremente a la pena. dijo: “Satyagraha
(neologismo inventado por Gandhi, significa “insistencia en la verdad”)
es como una higuera de Bengala con innumerables ramas. La desobediencia civil
es tal rama Satya (verdad) y ahimsa (no violencia) hacen el tronco madre de la
que muchas ramas brotan.”.
Finalmente nos podemos afirmar que Mahatma Gandhi fue un
gran masón, aunque no fue un miembro de la Orden, que se sepa. Abogó y practicó
el espíritu religioso y el sentido de los valores morales que son la base de la
Francmasonería.
Cada miembro de la Orden le puede considerar como un hermano digno de imitar en
cualquier campo de la actividad humana.
Fuente: Grand Lodge of India
Texto traducido por Garibaldi (Simb.·.) para diariomasonico.com
Fuente: http://www.diariomasonico.com/masones-celebres/gandhi-mason
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