Proverbio egipcio

“El reino de los cielos está dentro de ti; aquel que logre conocerse a sí mismo, lo encontrará” Proverbio egipcio

domingo, 30 de agosto de 2015

Hugo Daroca: La masonería en Gualeguaychú Las logias y sus hombres Primera parte




Con frecuencia escuchamos preguntas como estas: ¿qué es la masonería?, ¿dónde están los masones?, ¿quiénes son?, ¿en qué lugar se reúnen?, ¿dónde funcionan sus templos o logias?, ¿hay masones actualmente en Gualeguaychú?  Trataremos de responder a estas inquietudes comenzando por esta última, que es una de las más frecuentes. 
Sí, hay masones en Gualeguaychú. Al menos hay hermanos que se reconocen –recíprocamente– como tales. Más aún, tienen templo en la ciudad, espacio cerrado denominado también logia, en el que celebran las distintas tenidas o reuniones de trabajo.

La masonería ha sido considerada como una entidad misteriosa y se la supone secreta. En realidad, es tan solo discreta. Su origen se remonta a los siglos XII y XIII cuando los artesanos comenzaron a unirse en gremios. Esta modalidad fue adoptada principalmente por el gremio de los albañiles-constructores, que integraban el gran maestro, los compañeros u oficiales y los aprendices. Los secretos de cada oficio eran guardados celosamente y juraban no revelarlos jamás, tanto como a los estatutos de la logia. Como ejemplos se suelen citar los cálculos para construir un campanario o la proporción de las aleaciones para fabricar una buena espada. Pero antes de seguir es interesante recurrir a la historia para saber en qué consiste la masonería.   La palabra masón viene del francés maçon (persona hábil que hace o moldea algo, albañil), y procede de makon, vocablo germánico que significa “hacer”. De masón deriva masonería, llamada en algunos lugares  francmasonería (de franc, que quiere decir “libre”, y maçon, albañil o constructor en su sentido más abstracto). Por consiguiente, una traducción literal sería  “constructor libre". Fue en Alemania donde los obreros de la construcción, obligados a vivir en común para construir edificios públicos, se constituyeron en asociaciones de ayuda mutua y resolvieron guardar el secreto de las artes y enseñar el oficio solo a obreros de capacidad y confianza en los talleres donde conservaban las herramientas. Esta asociación se formó una vez que se edificó la Catedral de Estrasburgo. La fama de los masones se extendió y fueron llamados a construir otras catedrales y edificios. Además,  establecieron prácticas secretas que figuraban en la carta de ordenanza, las que debían ser acatadas por todos los individuos afiliados. La entidad de masones libres estaba compuesta de maestros, compañeros, y aprendices. Al entrar a la cofradía se comprometían a “no” revelar jamás las formulas y signos de la asociación, así como los estatutos y oficios. La sociedad de constructores de Estrasburgo llevó hasta 1440 el nombre de los Hermanos de San Juan, por estar dirigidos por monjes y por evocar al santo, y fueron los primeros en usar el nombre francmasonería.  La iniciación. El carácter iniciático implica que el ingreso se realiza con rituales y ceremonias precisas  que tienen un significado simbólico. Estos consisten en la repetición de palabras, gestos y movimientos, a través de los cuales se utilizan y transmiten los símbolos masónicos que enseñan la forma en que pueden ser utilizados en la vida diaria. Por su parte, el nuevo miembro manifiesta  su  “adhesión” a los principios, normas y estatutos masónicos y su firme decisión de “ponerse en camino” para alcanzar la superación personal. Comienzos en Gualeguaychú. En el siglo XIX, las ceremonias y los ritos secretos que celebraban los masones ?-especialmente el juramento de no relevar lo que allí ocurriera-? crearon, en nuestra ciudad, un halo de misterio y de sospechas que despertaron desconfianza.1  Esto se fue disipando a medida que se conoció que la membresía estaba abierta a toda persona honorable y de buenos antecedentes que quisiera integrarse.2 Bastaba con que creyera en un ser divino superior (el Gran Arquitecto) y gozara de buenos antecedentes, por lo tanto admitía a personas de todas las religiones. Facilitó este cambio en la opinión pública el conocimiento de los nombres de sus integrantes y las obras filantrópicas que llevaban a cabo.3   Además, podemos afirmar que en el Gualeguaychú de esa época no existió “secretismo”, puesto que todo se hizo en forma pública, con anuncios previos a su realización, efectuados por medio de avisos publicados en los periódicos locales, los que posteriormente comentaban las distintas “tenidas” y sus ceremonias con diferentes rituales. Las casas o edificios  que utilizaban logias o templos no se ocultaban; en muchos casos exteriorizaban en sus frentes su condición de tales por los signos masones que colocaban o hacían construir en la fachada. Baste para ello citar lo que aún hoy se observa en el edificio que fuera de Operari italiani, calle Montevideo 132, entre San Martín y Bolívar, en cuyo frontispicio se encuentran moldeados en la mampostería los signos masónicos. Pero lo cierto es que la masonería es una sociedad compleja en la que muchos críticos señalan anticristianismo y ocultismo. El aire de misterio del que ha estado rodeada ha incidido en la escasez o en la falta de fuentes documentales, todavía de muy difícil acceso. Quienes se ocupan de su historia ofrecen muy raramente datos comprobables. Por esto debemos ser muy cautos, ya que mucho de lo escrito proviene de una compilación de relatos.  En lo que respecta a la documentación de los actos constitutivos de las logias de Gualeguaychú, creemos que se ha perdido, que no existe. Ha trascendido que se enviaron a Montevideo,4 a la Gran Logia de Oriente ?de la que Unión y Filantropía fuera una de las fundadoras en 1856?, y que un incendio, ocurrido el domingo 11 de junio de 1882, destruyó la sede donde hubo doce personas fallecidas y pérdidas materiales y de documentos.5  Otro motivo de la falta de fuentes es que en nuestra provincia, el martes 6 de junio de 1944, por orden del interventor nacional de Entre Ríos, teniente coronel Carlos María Zavalla, las fuerzas policiales invadieron los locales de todas las logias masónicas que funcionaban, se  llevaron la documentación existente, y pocos días después les quitaron la personería jurídica y ordenaron que todos los bienes pasaran a poder del Estado provincial. Posteriormente, el presidente de la Nación, general Farrell, se vio obligado a destituir del cargo al interventor Zavalla y nombró en su lugar al general José Humberto Sosa Molina.  Por el contrario, existe documentación ?que veremos cuando nos refiramos en forma más específica a la masonería en Gualeguaychú?, elaborada prácticamente al mismo tiempo en que sucedieron los acontecimientos narrados, fuentes de gran valor que las ciencias de la historia califican de “documentación primaria”. Por supuesto,  serán presentadas tal como fueron escritas: sin modificación alguna.  Por lo general, las reuniones se informaban y se publicaban en los periódicos que mostraban gran interés por las ceremonias masónicas. Los periodistas estaban ansiosos por revelar lo que creían que eran “los secretos” de la masonería. Veremos cómo en la segunda mitad del siglo XIX se formaron las logias locales. Fue en esta ciudad donde la masonería se instaló y prosperó, y también donde se desarrollaron importantes obras cívicas progresistas, principalmente educativas y filantrópicas. Por último, le cabe a Gualeguaychú el privilegio de que en ella se haya constituido la primera logia fundada durante la dictadura de Rosas,?-que perseguía a sus seguidores?-, privilegio que se atribuye por error a la llamada Unión del Plata7 de la ciudad de Buenos Aires  La logia Unión y Filantropía será el tema de nuestra próxima entrega.


Por Hugo Daroca  1 EL NOTICIERO, Año XII, N| 1704, 6 de enero de 1891, Hemeroteca del Instituto Magnasco. 2 BACHINI, Elsa  Beatriz, Conferencias, Gualeguaychú, Talleres Gráficos, 1973, pp. 165 y 166. 3 EL TELÉGRAFO, Año IV, N° 973, 8 de enero de 1879, p. 2, col. 4,, Hemeroteca Biblioteca Popular Sarmiento. 4  BORQUES, Ensayos Históricos sobre el Periodismo de Gualeguaychú, p.  49, Gualeguaychú, Imprenta    Gualeguaychú, 1919. 5 EL NOTICIERO, Año  III,  Nº  410, 18 de junio de 1882, p. 1, cols. 1, 2 y 3, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.  6 LAPPAS,  Alcibíades, “Logias Masónicas en la ciudad de Paraná”, Revista de Historia de Entre Ríos, Nº 7,  pp. 89-147, Buenos Aires, Impresiones Arauco, 1973. 7 BOMPADRE,  Rolando; Masonería –Unión del Plata. Historia de la Augusta y Respetable Logia Madre,  Buenos Aires, Impresiones Dunken, 2013.

Fuente: http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/153282/La-masoner%C3%ADa-en-Gualeguaych%C3%BA-Las-logias-y-sus-hombres-Primera-parte

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