Publicado en “Ars Quatuor Coronatorum”, vol. 80, Londres, 1967, pp. 77-80.
Contrariamente a las Constituciones de 1723, en las que Anderson
había intentado alinear las posiciones de la Masonería especulativa con
la “religión natural”, el Graham es un texto de clara confesión
cristiana. El tema esencial de este catecismo simbólico es el de la
eficacia pneumatológica de la palabra. ¿Nos hallamos ante la evidencia
escrita del tema masónico de la búsqueda de la palabra perdida,
comúnmente referido al Masonry Dissected de Samuel Prichard? Son claras
las relaciones entre dicho tema y el juramento masónico del secreto. El
Graham propone numerosos ejemplos de hombres dotados de una palabra
eficaz, asunto éste tradicionalmente relacionado con la dominación de
las pasiones.
Todas las instituciones de la franc-Masonería puestas al
descubierto y probadas por lo mejor de la tradición así como por
referencias a la Escritura.
Observad en primer lugar que todos nuestros signos provienen de la
escuadra, de acuerdo con su empleo habitual. La prueba de ello se
encuentra en el versículo 7 del capítulo 6 del primer libro de los
Reyes.
El saludo se hace como sigue, de cualquier sitio del que vengáis: Yo
vengo de la muy respetable logia de maestros y de compañeros
perteneciente a Dios y al bienaventurado san Juan, que saluda a todos
los hermanos verdaderos y perfectos de nuestros santos secretos, como yo
mismo lo hago, encontrando que sois tales.
– Yo os saludo, hermano, y os ruego que me digáis vuestro nombre.
Responded J. y el otro debe decir que su nombre es B.
El examen continúa como sigue:
– ¿Cómo sabré que sois franc-masón? – Por las verdaderas palabras, signos y toques de mi entrada.
– ¿Cómo habéis sido hecho masón? – En una logia verdadera y perfecta.
– ¿Qué es una logia perfecta? – El centro de un corazón sincero.
– Pero, ¿a cuántos masones llamáis así? – A cualquier número impar entre 3 y 13.
– ¿Por qué tantos, y por qué en número impar?
– El primer número hace referencia a la santa Trinidad, y el otro a la venida de Cristo, con sus 12 apóstoles.
– ¿Cuál fue el primer paso de vuestra entrada?
– Un deseo intenso de conocer los secretos de la franc-Masonería.
– ¿Por qué se llama franc-Masonería? – En primer lugar, porque ella
es un libre don de Dios a los hijos de los hombres; en segundo lugar,
porque está liberada de la intrusión de los espíritus infernales; y en
tercer lugar porque es la libre unión de los hermanos de ese santo
secreto que debe subsistir para siempre.
– ¿Cómo habéis sido introducido en logia? – Pobre y sin un real, ciego e ignorante de nuestros secretos.
– ¿Y ello por qué razón? – Así como nuestro salvador se hizo pobre
para nuestra redención, yo me hice pobre en ese momento en vistas al
conocimiento de Dios resumido en la escuadra.
– ¿Qué habéis visto en logia cuando se os permitió ver? – Yo vi la verdad, el mundo y la justicia del amor fraternal.
– ¿Dónde? – Delante de mí.
– ¿Qué había detrás de vos? – El perjurio y el odio de la fraternidad
para siempre si yo descubriera nuestros secretos sin el consentimiento
de una logia, a menos que los haya obtenido de una triple voz habiendo
sido recibido, pasado y elevado en las reglas por tres logias distintas,
y a condición de que haya jurado adecuarme a nuestros artículos…
– ¿Cómo estaba orientada la logia durante vuestra recepción? – Al este, al oeste y al sur.
– ¿Por qué no al norte? – Ya que nosotros residimos en la parte norte
del mundo, y ya que no enterramos a los muertos en el lado norte de
nuestras iglesias, igualmente dejamos vacío el lado norte de nuestras
logias.
– ¿Y por qué al este y al oeste? – Porque las iglesias están orientadas de este a oeste, y sus patios se encuentran al sur.
– ¿Por qué las iglesias están orientadas de este a oeste? – Hay cuatro razones para ello.
– ¿Cuáles son? – La primera: nuestros primeros padres fueron situados
al este en el Edén; la segunda: un viento del este secó el mar (Rojo)
ante los hijos de Israel, y el templo del Señor debía ser construido de
la misma manera; la tercera: el sol se eleva en el este y se oculta en
el oeste por encima de aquellos que habitan cerca del ecuador; la
cuarta: la estrella apareció por el oeste para advertir a todos los
pastores y hombres sabios que nuestro salvador iba a venir en la carne.
– ¿Quién os guió en el interior de la logia? – El vigilante y el más mayor de los compañeros del oficio.
– ¿Por qué no el más joven de los compañeros del oficio? – Por seguir
a nuestro salvador, que ordenó al jefe servir la mesa, exhortación a la
humildad que siempre debemos observar.
– ¿En qué postura habéis prestado vuestro juramento? – No estaba ni
tendido ni de pie, ni andaba, ni corría; no daba vueltas, no estaba ni
colgado ni a punto de volar, ni desnudo ni vestido, ni calzado ni
descalzo.
– ¿Por qué razón estabais en esa postura? – Porque un Dios y un
hombre componen al verdadero Cristo, y así un sujeto desnudo que
estuviera medio desnudo y medio vestido, medio calzado y medio descalzo,
medio arrodillado y medio de pie, sería la mitad de todo y no sería
nada, demostrando así un corazón humilde y obediente dispuesto a marchar
lleno de fe tras ese justo Jesús.
– ¿Qué habéis jurado? –Oír y callar nuestros secretos.
– ¿Cuál era el contenido de vuestro juramento? –El segundo punto de
mi (juramento) era obedecer a Dios y a todas las verdaderas escuadras
hechas o dirigidas a mí por un hermano. El tercer (punto) era no robar
jamás, por temor a ofender a Dios y a arrojar vergüenza sobre la
escuadra. El cuarto (punto) era jamás cometer adulterio con la esposa de
un hermano, ni mentirle de manera deliberada. El quinto (punto de mi
juramento) era no desear vengarme de manera injusta de un hermano, sino,
por el contrario, socorrerle en tanto esté en mi poder y no me acarree
un grave perjuicio.
– Admito que habéis estado en una logia; así que os pregunto: ¿cuántas luces posee una logia? – Yo respondo 12.
– ¿Cuáles son? – Las tres primeras joyas son el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo; el sol, la luna, el maestro masón; la escuadra, la
regla; la plomada, el nivel, el mallete y el cincel.
– Probadme que todas ellas son verdaderas luces. – En lo que
concierne a la santa Trinidad, ella da la razón. El sol nos da la luz
día y noche. La luna es un cuerpo sombrío que, surgido del agua, recibe
su luz del sol y además es la reina de las aguas, que son el mejor de
los niveles. El maestro masón enseña el oficio y debería tener una
palabra tres veces potente cuando enseña nuestros secretos como hombre
brillante, porque nosotros creemos en un poder oratorio superior, ya que
los 70 tenían un gran poder, y los 11 tenían otro aún mayor, pues
escogieron a Matías para reemplazar a Judas. En lo que concierne a la
escuadra, la regla, la plomada, el nivel, el mallete y el cincel, son
seis instrumentos sin los cuales ningún masón puede realizar un
verdadera trabajo.
– ¿A qué pueden referirse estas 12 luces? – Deducimos que se refieren
a los 12 patriarcas, así como a los doce bueyes con respecto a los
cuales leemos en el capítulo 7 del primer libro de los Reyes que
soportaban el mar fundido en bronce: eran símbolos de los 12 discípulos
que debían ser enseñados por Cristo.
– Admito que vos habéis entrado, así que os pregunto si habéis sido elevado.
– Sí.
– ¿Dónde habéis sido elevado? – He sido elevado en el conocimiento de
nuestros orígenes, gracias a la vez a la tradición y a la Escritura.
– ¿Qué palabra pronunciáis sobre los cimientos cuando eleváis un
edificio, allí donde teméis que un espíritu infernal de destrucción,
frecuentando esos lugares, pueda derribar el trabajo de vuestras manos? –
Oh, ven, déjanos y tendrás.
– ¿A quién os dirigís? – Rezo a la santa Trinidad.
– ¿De qué manera pronunciáis estas palabras? – De rodillas, con la cabeza descubierta, mirando hacia el este.
– ¿Qué queréis decir con estas palabras? – Queremos decir que
despreciamos la justicia propia y que en ello diferimos de esos
babilonios que creían poder construir hasta el cielo. Por el contrario,
rogamos a la santa Trinidad que nos permita construir en verdad y en
escuadra; y cada cual tendrá la recompensa que merece.
– ¿Cuándo fueron pronunciadas estas palabras, o para qué servían? –
Yo respondo que desde el origen, antes de que el evangelio se extendiera
por el mundo cubierto de espíritus infernales de destrucción. A menos
que los hombres construyeran con fe y en oración, sus trabajos eran a
menudo demolidos.
– Pero, ¿cómo fue posible que los trabajos de los babilonios fueran
erigidos antes de que el evangelio comenzara a brillar? – Yo os respondo
devolviéndoos vuestra propia pregunta, porque la presunción de los
babilonios de los que acabo de hablar había ofendido de tal modo al
espíritu de Dios que las lenguas dejaron de ser comprendidas por su
pecado a fin de que la humanidad no volviera jamás a actuar así sin el
permiso divino, que quiere que nada pueda hacerse sin fe ni oración.
– ¿Esto es tradicional? – Sabemos esto por tradición, y también por
referencia a la Escritura, que dice que Shem, Ham y Japheth, deseosos de
llegar junto a la tumba de su padre Noah, trataron de ver si podrían
encontrar allí algo susceptible de conducirles al secreto del poder
detentado por ese famoso predicador. En efecto, deseo que todos
reconozcan que todas las cosas necesarias al mundo nuevo se encontraban
en el arca con Noah.
Ahora bien, estos tres hombres ya habían acordado que, si no
encontraban lo que buscaban, lo primero que encontraran debería
servirles de secreto. No dudaban, sino que creían muy firmemente que
Dios tenía el poder, y también que manifestaría su voluntad por medio de
su fe, su oración y su obediencia, de manera que lo que encontraran se
mostraría ante ellos tan potente como si hubieran recibido el secreto de
Dios mismo en su origen. Llegaron entonces a la tumba, donde no
encontraron nada más que el cadáver casi enteramente descompuesto.
Cuando cogieron un dedo, éste se desprendió falange por falange, y lo
mismo ocurrió con el puño y con el codo. Entonces levantaron el cadáver y
lo sostuvieron, poniendo un pie contra su pie, una rodilla contra su
rodilla, el pecho contra su pecho, una mejilla contra su mejilla, y una
mano en su espalda, y se pusieron a gritar: Ayuda, oh Padre, como si
dijeran: Oh, Padre del cielo, ayúdanos ahora, porque nuestro padre
terrestre ya no puede hacerlo. Entonces, dejando de nuevo el cadáver, y
no sabiendo qué hacer, uno de ellos dijo: Hay tuétano en este hueso, y
el segundo dijo: Pero es un hueso seco, y el tercero dijo: apesta. Se
pusieron de acuerdo entonces para darle un nombre que fuera conocido por
la Masonería hasta este día. Después, se fueron a sus asuntos y a
partir de ese momento sus obras fueron buenas.
Es por ello que debe creerse, pero también comprenderse, que su poder
no venía de lo que encontraron o del nombre que le dieron, sino de su
fe y de su oración. Las cosas continuaron así, y la voluntad dio firmeza
a la acción.
Cuando reinaba el rey Alboyne nació Bazalliell, que fue llamado así
por Dios antes de su concepción. Este hombre santo sabía por inspiración
que los títulos secretos y los símbolos primitivos del principio divino
tenían el poder de proteger, y construyó de tal manera que ningún
espíritu infernal de destrucción osó quebrantar la obra de sus manos.
Así que sus obras se hicieron tan famosas que los dos hermanos más
jóvenes del rey del que se acaba de hablar desearon ser instruidos por
él en la noble ciencia que él dominaba. A ello consintió a condición de
que no la revelaran (oralmente) sin unir (para ello) sus propias voces a
la de un tercero. Prestaron juramento y él les enseñó la parte teórica y
la parte práctica de la Masonería. Después hicieron su obra. En esta
época, los salarios de los masones aumentaron en este reino; se veía
entonces a los masones en compañía de reyes y príncipes. Pero cuando la
hora de su muerte estaba cerca, Bazalliell deseó que se le enterrara en
el valle de Josaphat, y que sobre (su tumba) se grabara una inscripción
conforme a su mérito, lo cual realizaron ambos príncipes. Esta
(inscripción) estaba (formulada) como sigue:
– Aquí yace la flor de la Masonería, que, superior a muchos otros,
fue el compañero de un rey y el hermano de dos príncipes. Aquí yace el
corazón que podía albergar todos los secretos. Aquí yace la lengua que
jamás reveló ninguno.
Tras su muerte, los habitantes del lugar pensaron que, con él, los
secretos de la Masonería se habían perdido totalmente, pues ya no oían
hablar de ellos, y nadie conocía los secretos excepto esos dos
príncipes, y durante su recepción habían jurado no revelarlos si no
unían sus voces a la de un tercero. Es por ello que debe creerse y
también comprenderse que un secreto tan santo no podía jamás perderse
mientras quedara vivo sobre la tierra un buen servidor de Dios. Pues
todo buen servidor de Dios siempre tiene y tendrá una gran parte en este
santo secreto, aunque los demás ignoren dicho secreto, así como los
medios que deben usarse. En efecto, ocurrió en el mundo de esta época lo
que ocurrió en la Iglesia samaritana a propósito de Cristo.
Buscaban lo que no conocían. Pero su profunda ignorancia no podía
discernir esto, y así todo siguió en las tinieblas y la oscuridad
durante los 840 años que duró el éxodo de los hijos de Israel fuera del
país de Egipto. En el cuarto año de su reinado sobre Israel, Salomón
comenzó a construir la casa del Señor, casa que deseaba construir su
padre David, pero que no obtuvo permiso para realizar, pues sus manos
eran culpables de las guerras sangrientas (que hacían estragos) en todas
partes.
He aquí todo lo que se refiere a los días en que Salomón, su hijo,
comenzó a construir la casa del Señor. Es mi deseo que todo el mundo
convenga en que todo lo que era necesario aportar para esta santa
construcción no provenía (únicamente) de este sabio rey. Todos debemos
reconocer esto, so pena de acusar a Dios de una injusticia que ningún
frágil mortal osaría reprocharle, y de la que su divina bondad no ha
podido hacerse culpable. Leemos ahora en el versículo 13 del capítulo 7
del primer libro de los Reyes que Salomón envió a buscar a Hiram de
Tiro. Éste era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre
era un hombre de Tiro.
(Era) un artesano experto en bronce, lleno de sabiduría, hábil en la
realización de todas las obras en bronce. Llegó ante el rey Salomón y
construyó para él toda su obra. La explicación de estos versículos es la
siguiente: la palabra hábil expresa la ingeniosidad; en cuanto a la
sabiduría y la comprensión, cuando se encuentran reunidas en la misma
persona, ésta ya nada tiene que desear. Así, con respecto a este pasaje
de la Escritura, debemos convenir en que el hijo de la viuda cuyo nombre
era Hiram estaba dotado de una inspiración sagrada comparable a la del
sabio rey Salomón, o aún a la de san Bazalliell.
Se saca generalmente de la tradición que hubo durante la erección (de
esta Casa) una tumultuosa riña entre los obreros manuales y los masones
a causa de los salarios. Para calmar a todo el mundo y facilitar las
cosas, el rey en su sabiduría dijo: Estad todos contentos, pues todos
seréis pagados de la misma manera. Dio entonces a los masones un signo
que desconocían los obreros manuales, a fin de que aquel que fuera capaz
de hacerlo en el sitio de la paga pudiera ser pagado como masón. Los
obreros manuales, no conociendo (este signo), fueron pagados como antes.
Esto bien pudo pasar así, y si en efecto fue el caso, debemos juzgar
como muy llenas de gracia las palabras del sabio rey Salomón, pues debe
comprenderse y también creerse (por ellas) que el sabio rey deseaba dar a
cada uno lo que merecía.
Comprendo ahora mejor el versículo 7 del capítulo 6 del primer libro
de los Reyes, en el que se dice que la Casa fue, durante su erección,
construida en piedras ya preparadas antes de ser llevadas al lugar, de
tal manera que no se oía ni martillo, ni hacha, ni instrumento alguno de
hierro en la casa durante su construcción. Puede deducirse de ello que
todo estaba preparado de antemano, pero que no podía ser sacado (de la
cantera) sin verificación previa. Y cuando para buscar (un medio de
verificación, se removió) cielo y tierra, no pudo entonces encontrarse
nada más conveniente que la escuadra, que se convirtió en su signo y que
significa lo que debían hacerse el uno al otro. El trabajo continuó y
prosperó. Lo que no podía ser bueno era malo. Trabajaron para un buen
maestro, y tenían como vigilante al hombre más sabio de la tierra. Por
ello, en parte por su mérito, pero aún más en razón de la libre gracia,
la Masonería obtuvo un nombre y un mandamiento nuevo. Su nombre
significa Fuerza, a lo cual responden: Belleza; y su mandamiento es el
Amor. Leed en prueba (de ello) los capítulos 7 y 6 del primer libro de
los Reyes, en los que encontraréis (descritas) las maravillosas obras de
Hiram durante la construcción de la casa del Señor.
Cuando todo acabó, los secretos de la Masonería fueron ordenados con
justicia como lo están ahora y como lo estarán hasta el fin del mundo,
en la medida en que se los comprenda con exactitud. Forman 3 partes
cuando se refieren a la santa Trinidad que hizo todas las cosas; forman
además 13 ramas en referencia a Cristo y a sus 12 apóstoles; son como
sigue: una palabra para el teólogo, seis para el clero y seis para el
compañero de oficio, y para estar plena y totalmente de acuerdo, seguir
con los cinco puntos de los compañeros franc-masones, que son pie contra
pie, rodilla contra rodilla, pecho contra pecho, mejilla contra mejilla
y mano en la espalda, cinco puntos que aluden a los cinco principales
signos que son la cabeza, el pie, el torso, la mano y el corazón, así
como a los cinco puntos de la arquitectura y a los cinco órdenes de la
Masonería. Obtienen además su fuerza de cinco (figuras) primitivas: una
divina y cuatro temporales, que son como sigue: primero el Cristo, el
jefe y la piedra angular; en segundo lugar, Pedro, llamado Kephás; en
tercer lugar Moisés, que grabó los mandamientos; en cuarto lugar,
Bazalliell, el mejor de los masones; en quinto lugar, Hiram, que estaba
lleno de sabiduría y de inteligencia …/…
Graham, por suerte maestro de las logias, además de Enquam Ebo, a 24
de octubre de 1726, a todos y a cada uno de aquellos de nuestra
fraternidad que quieran instruirse con esto.
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