El cementerio de San Isidro (Paseo de la Ermita del Santo s/n) guarda otra de las representaciones masónicas por excelencia en Madrid: el panteón de Alejandro Lassalle, una tumba totalmente laica en
medio de un campo santo cristiano, construida en 1887 por José Marín.
Con una superficie de 31 m² no tiene ni una sola cruz en su origen (la
que hay en la puerta de hierro es posterior), lo corona un cenotafio
(una urna para las cenizas de un muerto) como en el fresco del Ateneo.
El mausoleo se distingue, sobre todo, por las dos largas hojas de acacia que
están grabadas en las jambas del edificio. La acacia es la madera en la
cual se construyó el arca de Noé, material incorruptible según la
leyenda. Es también uno de los más importantes símbolos masones.
Fuente: http://www.abc.es/madrid/tops/20141208/abci-huellas-masonicas-madrid-201412011324_3.html
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