Proverbio egipcio

“El reino de los cielos está dentro de ti; aquel que logre conocerse a sí mismo, lo encontrará” Proverbio egipcio

miércoles, 25 de febrero de 2015

Jean Sibelius compuso música ritual para la francmasonería



Sibelius hacia 1930 en Ainola.
Johan Julius Christian Sibelius (Hämeenlinna (Gran Ducado de Finlandia, Imperio ruso, 8 de diciembre de 1865 - Järvenpää (Finlandia, 20 de septiembre de 1957) fue un compositor finlandés de música sinfónica del siglo XX.
Considerado un excepcional artista en Finlandia, desempeñó una función determinante entre finales del siglo XIX y principios del XX en la creación de un estilo musical propio dentro del género.
Sobre el valor de su obra, hay posiciones muy encontradas: mientras el crítico y teórico alemán Theodor Adorno le considera un compositor amateur y anticuado, el compositor húngaro Béla Bartók lo sitúa entre los grandes autores de su época.
Infancia y juventud
Sibelius nació en Hämeenlinna (en sueco Tavastehus), perteneciente entonces al Gran Ducado de Finlandia de Rusia. Si bien su familia lo llamaba Janne, durante sus años estudiantiles comenzó a usar Jean, una forma francesa de su nombre original, permaneciendo así hasta el presente.
Pese a que su familia hablaba sueco, decidió enviarlo a una escuela de habla finlandesa, contra lo que podía esperarse en el contexto impuesto por el movimiento Fennoman, por lo que Sibelius asistió al Liceo Normal de Hämmelinna entre 1876 y 1885. El nacionalismo romántico sería un elemento crucial en la producción artística de Sibelius, así como en sus intereses políticos.
Vida privada y familiar
Una vez graduado en la Escuela Superior en 1885, Sibelius comenzó a estudiar Derecho en la Universidad Imperial de Alejandro en Helsinki. Sin embargo, la música era su principal interés y pronto abandonó la carrera. Entre 1885 y 1889 estudió en la Escuela de Música de Helsinki (hoy la Academia Sibelius), siendo uno de sus maestros Martin Wegelius. Continuó estudiando en Berlín entre 1889 y 1890 y en Viena de 1890 a 1891.
Sibelius contrajo matrimonio con Aino Järnefelt en Maxmo el 10 de junio de 1892. La casa donde vivieron, llamada Ainola, fue terminada en 1903 a orillas del Lago Tuusula, en Järvenpää, donde vivieron por el resto de sus vidas. Tuvieron seis hijos: Eva, Ruth, Kirsti (que murió muy joven), Katarine, Margaret y Heidi.
En 1890 el escritor finlandés Juhani Aho despertó el enojo de Sibelius con la publicación de "Yskin" ("Solo"), novela autobiográfica e historia de amor donde el autor retrataba su pasión por Aino, cuando ella ya estaba comprometida con Sibelius. Posteriormente Sibelius olvidaría gradualmente el episodio, él y Aho serían cercanos en la vejez.
En 1911 tuvo una seria operación quirúrgica por un cáncer de garganta. El impacto de este escarceo con la muerte puede verse claramente en varias de las obras que compuso por aquel tiempo, entre las que se encuentran Luonnotar y la Cuarta sinfonía. Demostró un profundo amor por la naturaleza; el paisaje de Finlandia moldeó el estilo "natural" de su música. Recordando su Sexta sinfonía, dijo: «Siempre me recuerda la escena de la primera nieve».
Últimos años
Se dice que el bosque alrededor de Ainola, el hogar familiar, influyó mucho en su poema musical Tapiola. El biógrafo de Sibelius, Erik Tawastjerna, dijo:
Incluso para los estándares nórdicos, Sibelius respondió con intensidad excepcional a los modos de la naturaleza y al cambio de las estaciones: recorría el cielo con sus binoculares observando los gansos volando sobre el lago helado, escuchaba el canto de la grulla, y el eco de los gritos del chorlito sobre el suelo pantanoso bajo Ainola.2 Saboreaba cada detalle del florecer primaveral, tanto como los perfumes y colores del otoño.
Erik Tawastjerna
Tawastjerna también relata una cariñosa anécdota recordando la muerte de Sibelius;
Retornaba de su acostumbrada caminata matutina. Exaltado, contó a su esposa Aino que había visto una bandada de grullas acercándose. «Aquí vienen, las aves de mi juventud», exclamó. De repente, uno de los pájaros abandonó la formación y voló en círculos sobre Ainola. Luego volvió a la bandada para continuar su camino. Dos días después Sibelius murió de una hemorragia cerebral.
Erik Tawastjerna
Falleció el 20 de septiembre de 1957 en Järvenpää, en cuyo jardín está sepultado. Aino vivió allí los siguientes doce años, hasta su muerte el 8 de junio de 1969, y fue sepultada junto a su esposo. En 1972, los hijos sobrevivientes de Sibelius vendieron Ainola al estado de Finlandia. En 1974, el Ministerio de Educación y la Sociedad Sibelius abrieron allí un museo.

Retrato de Sibelius, a fines de los años 1890.

Obra
El núcleo de su música es la colección de siete sinfonías. Al igual que Beethoven, usó cada una de ellas para desarrollar una idea musical y para avanzar en su estilo personal. Las sinfonías continúan siendo populares, y son a menudo incluidas en los programas y conciertos del país y del extranjero.
Junto con Johan Ludvig Runeberg, fue uno de los símbolos culturales de Finlandia, como base de su espíritu nacionalista. Es interesante notar que tanto Sibelius como Runeberg provenían de familias con afinidad sueca. Entre sus más famosas composiciones se encuentran:
  • Poema sinfónico Finlandia.
  • Vals Triste.
  • Concierto para violín y orquesta en Re menor.
  • Suite Karelia
  • Suite Lemminkäinen, especialmente uno de sus cuatro movimientos, El Cisne de Tuonela.
Hasta cerca de 1926, mostró una prolífica producción, incluyendo otras piezas inspiradas en la epopeya nacional finlandesa Kalevala, cien canciones con acompañamiento de piano, música incidental para 13 partes separadas, la ópera Jungfrun i tornet, música de cámara, música para piano, 21 publicaciones de música coral, y música ritual para la francmasonería.
Después de su Séptima sinfonía y del poema musical Tapiola, Sibelius no completó la composición de ninguna otra obra importante en los últimos treinta años de su vida.
Estilo musical
Sibelius fue parte de la ola de compositores que aceptaron las normas de composición de fines del siglo XIX. Como muchos de sus contemporáneos, apreció a Wagner, pero sólo por un tiempo, y finalmente eligió un patrón musical diferente. Pensando que la ópera sería el centro de su carrera, Sibelius inició el estudio de las partituras wagnerianas, Tannhäuser, Lohengrin y La Valquiria. Luego partió al festival de Bayreuth, donde escuchó Parsifal, que tuvo profundo efecto en su espíritu. Escribió a su esposa poco después: «Nada en el mundo me ha impresionado tanto. Ha movido las cuerdas más profundas de mi corazón.»
Después de esta experiencia, Sibelius comenzó a trabajar en su ópera Veenen luominen. Sin embargo, su aprecio por Wagner disminuyó y pronto rechazó la técnica del leitmotiv, aduciendo que era demasiado explícita y calculada. Dejada de lado la ópera, el material musical de la incompleta Veenen luominen se convirtió posiblemente en la Suite Lemminkäinen (1893).
Otras influencias importantes fueron Ferruccio Busoni y Chaikovski. La de este último es particularmente evidente en la sinfonía coral Kullervo (de 1891), así como en su Primera sinfonía, y más tarde, en el Concierto para violín (de 1903).
Innovación
Progresivamente se alejó de los condicionamientos formales de la sonata, y en lugar de temas de múltiple contraste, se enfocó en la idea de células continuas y fragmentos culminando en una gran presentación. En este aspecto, su obra puede ser vista como de desarrollo continuo, con permutaciones y derivaciones temáticas que conducen la obra hacia el final. La síntesis es tan completa que podría pensarse que comenzó componiendo el final y luego trabajó hacia atrás.
Sibelius intentó simplificar radicalmente la construcción interna de la música. Como a Antonín Dvořák, esto le llevó a buscar melodías con un identificable carácter nacional. Sin embargo, realizó un acercamiento único y personal a las técnicas de desarrollo compositivo.
Hubo un punto importante en la carrera de Sibelius, en que rechazó las influencias tempranas, lo que le dio libertad para componer con las melodías evolutivas y formas musicales orgánicas, que se convirtieron en la base de sus últimos trabajos. Esto significó un abierto contraste con el estilo sinfónico de Mahler. Mientras que ambos apreciaban la economía de la variación, el estilo de Mahler fue mucho más divergente, con abruptos contrastes temáticos en lugar de mezclarlos lentamente para generar algo diferente. Sibelius cuenta sobre el particular una conversación con Mahler:
Dije que admiraba la severidad estilística de las sinfonías, y la lógica profunda que creaba una conexión entre todos los motivos. La opinión de Mahler fue justamente lo contrario: «No, una sinfonía debe ser un mundo, debe abarcar todo».
Sibelius
A pesar del desacuerdo, Sibelius ganó el respeto de Mahler, y ambos compartieron ciertas bases musicales comunes.

Nacionalismo y temática
Sibelius solía utilizar el folklore y la literatura de Finlandia para armar sus composiciones. Sus poemas sinfónicos estuvieron a menudo basados en la poesía de nacional, como En saga (1892). La mitología y épica finlandesa aparecen igualmente pronto en la producción del compositor, como en Kullervo (1882) o la suite Lemminkäinen (1893). Su producción se fue moviendo desde una evocación de los héroes del Kallevala a una abstracción que se refiere sobre todo a la sonoridad de la naturaleza y del lenguaje finlandés, como el majestuoso vuelo de las aves en el Final de la Quinta Sinfonía (1915), la alusión al "agua pura" en la Sexta Sinfonía (1923) o la divinidad de los bosques en Tapiola (1926).
Si bien el elemento de reivindicación nacionalista es mayoritario (Finlandia no fue independiente hasta 1917), no faltan las alusiones a grandes obras de la literatura universal. Así, el segundo movimiento de su Segunda sinfonía iba a ser en principio un poema sinfónico separado a propósito del Don Juan, mientras que la cruda Cuarta sinfonía combina el trabajo previsto para una sinfonía (Montaña) con un poema musical basado en El cuervo (de Edgar Allan Poe).
Estilo

El fuerte sabor modal de sus melodías se debe por un lado a la querencia de referir las melodías de partida de sus sinfonías al estilo folclórico finlandés, así como a un cierto neoclasicismo que tiene como referente a la polifonía del Renacimiento y que sale a la luz sobre todo en los desarrollos. Estas características son compartidas con su contemporáneo, el danés Carl Nielsen. En relación con Gustav Mahler y sus vínculos también con un material folclórico previo, Sibelius no toma un material específico y tiene un color orquestal más austero y detallista, favoreciendo así la relación extramusical con la poesía y la naturaleza finlandesa mediante una gestualidad más discreta, un peculiar uso de los instrumentos de viento-madera, así como la utilización de pedales armónicos.
Todos estos elementos hacen que la música de Sibelius sea por un lado conservadora pero al mismo tiempo notablemente personal, no encontrando compositores que trabajaran de su misma manera, en especial en lo referente al trabajo de evolución motívica y formal. Sibelius hace mutar paulatinamnete el contenido de sus melodías, en lugar de aplicar los procedimientos clásico/romántico convencionales de aumentación/disminución rítmica o retrogradación/inversión interválica. Este proceso de mutación dio pie a que un mismo material de partida pudiera tener caracteres muy diversos y amoldarse así a los diferentes movimientos de la sinfonía. Esta dualidad hizo que los movimientos de sus sinfonías se fueran fusionando, como sucede notablemente en su Quinta Sinfonía, donde la llamada de las trompas de los primeros compases acaba convertida en el íncipit de un tema scherzante que tradicionalmente constituiría un segundo movimiento separado y que aquí aparece unido al primero sin pausa.
Este proceso culmina en su Séptima sinfonía, en la que los cuatro movimientos aparecen fusionados. El tema principal está en Do mayor/menor y las variaciones del mismo se producen fundamentalmente por cambios de velocidad y de rítmica. Su lenguaje armónico es a menudo restringido, casi iconoclasta, comparado con muchos de sus contemporáneos que para ese entonces habían ya experimentado con el modernismo. Como se informó en el diario Manchester Guardian en 1958, Sibelius sintetizó el estilo de sus últimos trabajos como un ofrecimiento de "pura agua fresca", mientras el resto de los compositores continuaban enfrascados en crear "cócteles".
Sibelius encontró por lo tanto su propio modernismo y en su vida tuvo tanto defensores (como Béla Bartók) como detractores (Theodor Adorno). Quizá una razón de esta controversia haya sido el hecho de que Sibelius, en cada una de sus siete sinfonías, se aproximó a los problemas básicos de forma, tonalidad y arquitectura musical, de una manera individual y única, al mismo tiempo con una fuerte presencia de la tradición pero con una elaboración de ésta muy personal incluso visionaria. Si bien muchos sintieron que su música debería haber tomado caminos diferentes, Sibelius dio poca importancia a la opinión de los críticos: «No presten atención a lo que los críticos dicen. Nunca se ha levantado ninguna estatua de un crítico».
La sinfonía perdida
Existe evidencia sustancial sobre que Sibelius trabajó en una Octava sinfonía. El compositor prometió el estreno a Serge Koussevitzky en 1931 y 1932, e inclusive se anunció una presentación pública en Londres bajo la dirección de Basil Cameron en 1933. Sin embargo, la única prueba escrita de la Octava sinfonía es un recibo por el copiado del primer movimiento.
Sibelius siempre fue muy crítico de su propia obra, y existe un rumor sobre una frase que comentó a sus allegados: «Si no puedo escribir una sinfonía mejor que la séptima, entonces será ésta la última». Como no sobrevive manuscrito alguno de la Octava sinfonía, se cree que Sibelius destruyó todas las versiones de la partitura.
El final
El año 1926 constituyó un punto de inflexión, a partir del cual la producción de Sibelius comenzó a menguar. Después de su Séptima sinfonía produjo muy pocos trabajos importantes hasta el final de su vida. Podría decirse que las dos más importantes fueron música incidental para La tempestad y el poema musical Tapiola. Después de una operación quirúrgica en 1911 por una sospecha de cáncer de garganta, y tras acabar la Primera Guerra Mundial, durante casi treinta años Sibelius siempre evitó hablar de su música.

Fuente: Wikipedia

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