
De
"Las sandalias del pescador" a "Habemus Papa", el cine ha
mostrado con amplitud el retrato del primer cargo de la Iglesia Católica, desde
las intrigas de poder a la influencia política.
La histórica renuncia de Benedicto XVI fue vaticinada por la comedia "Habemus Papa", de Nanni Moretti, pero los papas han tenido un papel muy versátil en el cine, desde el Julio II que atormenta a Miguel Angel en "La agonía y el éxtasis" a la crítica histórica a Pío XII en "Amén".
La histórica renuncia de Benedicto XVI fue vaticinada por la comedia "Habemus Papa", de Nanni Moretti, pero los papas han tenido un papel muy versátil en el cine, desde el Julio II que atormenta a Miguel Angel en "La agonía y el éxtasis" a la crítica histórica a Pío XII en "Amén".
"Todo
cambia", de Mercedes Sosa, era la canción que Moretti eligió para su
película, que cobró validez luego de la renuncia de Benedicto XVI, en la piel
de un recién elegido Papa (Michel Piccoli) que decide tomarse un tiempo para
pensar antes de aceptar wel cargo, y donde sus dudas deben ser esclarecidas por
un psicólogo y que lo llevan además a escaparse del Vaticano, en un curioso
caso de pánico escénico.
Ayer,
la elección del argentino Jorge Mario Bergoglio y su conversión en el papa
Francisco también tuvo ritmo, puesta en escena y tensión dramática de lo más
cinematográfica y ante la peculiaridad y opacidad del funcionamiento vaticano,
el séptimo arte le ha dedicado no pocas miradas, desde la apología
ultracatólica a la crítica demoledora.
Ateniéndose
al proceso recientemente terminado, los días inmediatamente anteriores a la
fumata blanca, quizá fue "Las sandalias del pescador", la más famosa
en retratarlo, al contar la historia ficticia de Cirilo I, encarnado por
Anthony Quinn, elegido en la octava vuelta de votaciones y quien acaba
interviniendo en una crisis nuclear entre China y la URSS.
O
quizá "El cardenal", que sin llegar a Su Santidad, expresó como
ninguna, gracias al clásico cineasta austríaco Otto Preminger, las intrigas de
poder y la complicada ascensión en el seno de la Iglesia, aunque también
amparándose en la ficción.
Por
contra, con ambición de rigor histórico, "Amén", de Costa-Gavras,
buscó repartir responsabilidades en el Vaticano, en concreto para Pio XII, por
"lavarse las manos" ante las atrocidades del nazismo durante la
Segunda Guerra Mundial.
Basada
en la obra de teatro "El Vicario", de Rolf Hochhuth, que causó tal
escándalo que obligó al Vaticano a revisar ese episodio histórico, Costa-Gavras
hizo la película evitando la polémica como "una metáfora sobre el
silencio, la indiferencia e implicación que frente al extermino protagonizaron
las autoridades políticas y religiosas de todo el mundo".
Un
papa y mecenas con mucho carácter y complejidad emocional era el que retrataba
el inglés Carol Reed en "La agonía y la éxtasis", enfrentamiento
entre Julio II (Rex Harrison) y el pintor Miguel Angel (Charlton Heston)
alrededor de la creación de la Capilla Sixtina.
En
ella, las pinceladas del maestro chocaban con el carisma y la determinación del
pontífice, al tiempo que dibujaban un interesante debate entre designios
humanos y divinos.
Un
clásico espiritual como "Hermano Sol, hermana Luna", película
biográfica de Franco Zeffirelli sobre San Francisco de Asís, incluía en su
comunión del hombre con la naturaleza la figura de Inocencio III, que era
interpretado por Alec Guinness y lucía como ejemplo de humildad.
El
cine también se hizo eco de la leyenda de "Papa Juan", que
supuestamente ocultó su sexo para acceder a la figura de sumo pontífice, y Liv
Ullman, musa de Ingmar Bergman, fue la encargada de darle vida en la
pantalla.
Y
un hombre de procedencia italiana como Francis Ford Coppola, tras explorar los
recovecos mafiosos en las dos entregas previas de "El padrino",
ambientó el cierre de su trilogía en las intrigas del banco vaticano, el IOR, e
incluso rodó la escena de la muerte de Juan Pablo I.
Ese
concepto de "familia" llena de poder y adalid del nepotismo tenía
como referente histórico fundamental la casta de "Los Borgia",
llevados al cine por el español Antonio Hernández con Lluís Homar como
Alejandro VI.
Pero
el papa a veces ha sido secundario e interpretado incluso por Ringo Starr en
"Lisztomanía", de Ken Russell, pero también por Max Von Sydow -que
había sido ya sacerdote en "El exorcista"- como Clemente VII en
"Una vita scellerata".
Sin
embargo, el actor especialista en papas parece ser John Gielgud, que hizo
triplete como Pío XII en la miniserie "Escarlata y negro" ("The
Scarlet and the Black"), el ficticio Pio XIII en la citada "Las
sandalias del pescador" y como Pablo IV en "Elizabeth".
En
televisión, en cambio, ha habido papas que han acaparado todo el protagonismo
en biografías realizadas desde la admiración, como "Juan Pablo II",
en la que Jon Voight fue un convincente Karol Wojtyla, o el Juan XXIII encarnado
por Bob Hoskins en "The Good Pope: Pope John XXIII".
Foto: Anthony
Quinn en "Las sandalias del pescador".
http://www.latercera.com/noticia/cultura/2013/03/1453-513677-9-los-secretos-vaticanos-por-dentro-el-papado-visto-por-el-cine.shtml
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