Recientemente novelas como El Código Da Vinci, El símbolo perdido de Dan Brown y en el cine la saga de La leyenda del tesoro perdido
de Jon Turteltauby, protagonizada por Nicolas Cage, han puesto a la
masonería de nuevo en la mira del gran público. Sin embargo, en otro
tiempo sus miembros eran vistos con temor porque se les consideraba
parte de una organización peligrosa y omnipresente cuyos elementos
estaban en cualquier lugar espiando, conspirando y amenazando.
La masonería, afirma Asmara Tovilla –autora del libro Masones Código M: El poder detrás de poder,
de Editores Mexicanos Unidos– es una institución filosófica,
progresista y filantrópica que busca educar a los hombres en las buenas
costumbres para que sean rectos y honestos. Es una sociedad discreta más
que secreta, dice la investigadora.
En entrevista para Contenido el Gran Maestro Martín
Alberto Dávila Bello, que dirige la Gran Logia del Valle de México,
–considerada la logia más importante de América Latina y de la Península
Ibérica, con más de 150 años de fundación, y con más de 17,000
miembros– afirma que la masonería proviene de la palabra francesa maçon,
que quiere decir albañil constructor, por ende la masonería es una
institución donde llegan los hombres a construirse a sí mismos, de
manera filosófica.
La importancia histórica de los masones es algo que no se puede
dudar, coinciden los especialistas, dado que las primeras logias
nacieron en Europa durante la Edad Media en el seno de las hermandades
de maestros constructores de catedrales quienes estaban muy cerca de los
príncipes y jerarcas eclesiásticos por lo que resultó natural que, a
más de sus objetivos espirituales, las organizaciones masónicas
mostraran desde el principio una fuerte vocación política.
Su gran irrupción fue en el siglo XVIII (1717), dicen los propios
masones, en lo que se ha denominado como el Siglo de las Luces en
Francia junto a los grandes pensadores europeos que querían despertar la
conciencia del pueblo para que adquirieran conciencia de sus derecho
individuales. Como resultado de esto surge la Revolución Francesa, la
posterior independencia y el surgimiento de la democracia y la Carta
Universal de los Derechos Humanos, donde, a decir de Dávila Bello los
hombres se “vienen a forjar, a construir a sí mismos, a explotar sus
mejores dotes para ser mejores hombres, padres, hijos y ciudadanos”.
En ese siglo los masones chocaron con la jerarquía católica y fueron
excomulgados, por lo cual la masonería quedó adherida primordialmente a
la protestante Inglaterra y sus colonias. Masones como Washington y
Jefferson llevaron a cabo la independencia de Estados Unidos.
Posteriormente participaron en el derrumbe del imperio español en
América. Por ejemplo en las huestes sudamericanas de Simón Bolívar y
José de San Martín abundaban los masones. En nuestro país la
independencia fue iniciada por Miguel Hidalgo que también practicaba la
masonería.
Expertos señalan que los masones tuvieron una injerencia importante
en la promulgación de todas las leyes que rigen en el país, ellos por su
parte se declaran como legítimos herederos del liberalismo mexicano.
Ritos secretos
Se les ha tachado de ser una secta, una poderosa organización oculta
donde practican ritos satánicos y sólo buscan el poder ¿qué se hace en
realidad en las ceremonias de iniciación? Se le pregunta esto al Gran
Maestro y él responde, emulando a Cyrano de Bergerard, “¿A qué sabe un
beso? Sólo aquel que lo da lo sabe. No basta decirlo sino se tiene que
vivir. Son ceremonias calculadas al inconsciente del individuo que está
viviendo un psicodrama, es imposible transmitirlo”, dice crípticamente.
“La masonería se remonta o se pierde en la noche de
los tiempos cuando un hombre en este mundo desde los primeros hombres
que se reunían en las cavernas se apartaban para reflexionar sobre las
preguntas filosóficas perennes (¿quién soy, de dónde vengo? Etc.) nos
reunimos a filosofar con el objeto de tratar de dar respuestas a aquello
que nos causa inquietud que no asumimos como verdad absoluta por eso se
nos ha tachado de sectarios, de practicar algún rito que no maneja la
mayoría de la gente. Si entendemos que el sectarismo, es un grupo de
personas que no concuerdan con la forma de pensar de la mayoría no
quiere decir que tengan la razón no aceptamos dogmas a menso que lo
podamos razonar y comprenderlo y estar en concordancia y comunión con el
pensamiento de esa mayoría.
Nos reunimos en ligas masónicas o talleres porque venimos a trabajar
así como se reunían aquellos antiguos albañiles constructores de las
catedrales medievales que tenía el secreto de la construcción era un
taller era un taller a devastar las piedras a calibrar las plomadas”.
¿Qué se necesita para ser masón, cualquiera puede serlo?
“Cualquier hombre libre y de buenas costumbres puede ingresar a esta
augusta institución, el problema es que los principios filosóficos
penetren en el individuo y que se tenga el deseo de quererse
transformar”. Se debe cumplir un requisito administrativo, ser
presentado por un padrino, para que lo ingrese a nuestra institución
esta persona que llamamos profano (fuera del templo) que no ha sido
iniciado debe reunir dos características: ser un hombre libre y de
buenas costumbres y para nosotros, creer en la existencia de un ser
superior. Este ser superior es el concepto de Dios que tenga lo tiene
que haber reflexionado ese concepto, respetamos todas las religiones.
Son ceremonias calculadas (las de ingreso) al inconsciente del
individuo que está viviendo un psicodrama es imposible trasmitirlo, lo
que se ha confundido con la secrecía, la discreción, es un secreto
porque sólo el que lo vive sabe, tiene que experimentarlo”.
También por este ritual secreto pasaron Benjamín Franklin, René
Descartes, Benito Juárez, Simón Bolívar, Mahatma Gandhi, George
Washington, Mozart, Ignacio Manuel Altamirano, Lázaro Cárdenas, Porfirio
Díaz y muchos políticos y personalidades del mundo.
Actualmente los masones dicen que no viven de glorias pasadas aunque
sí reconocen que mucho de los presidentes que gobernaron al país
practicaron la masonería, contrario a la creencia popular que decía que
todos los presidentes mexicanos eran masones. El último presidente gran
masón fue Adolfo López Mateos. Entre los presidentes mexicanos masones
se cuentan a Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas,
Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines y no fueron
masones ni Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, ni José López Portillo,
se sabe que Carlos Salinas de Gortari alcanzó un cierto grado dentro de
la masonería.
De lo que sí se enorgullecen es que la generación más importante del
país (los hombre de la Reforma,) como ellos llaman a los 12
intelectuales y 19 militares que acompañaron a Benito Juárez, formaron
parte de la masonería.
Considerada como una de las últimas escuela iniciáticas de Occidente
la masonería se alista para los tiempos modernos. Ante la indiferencia
de los jóvenes a no creer en nada y la disminución de seguidores en las
logias se ofrecen espacios alternativos a los jóvenes como el grupo
llamado Jóvenes Esperanza de la Fraternidad que funge como una especie
de semillero para darle inquietud a los jóvenes de entre 15 y 22 años
para que en un futuro, si así lo desean engrosen a las filas masónicas.
Para José Luis Trueba Lara, autor del libro Masones en México. Historia de una sociedad secreta,
las épocas de gloria de la masonería quedaron atrás en parte porque
antes funcionaban como una especie de agrupaciones prepartidistas,
democráticas, donde se tomaban decisiones políticas y actualmente la
política ya no admite a grupos selectos sino que se ha convertido en un
asunto de mayorías, por esta razón los masones se han difuminado para
convertirse en una asociación de ayuda a la comunidad, como una especie
de club de rotarios o de instituciones benéficas.
El camino para su subsistencia, está en olvidarse de teorías
conspiracionistas, ceremonias secretas y abrir las puertas para
competir, sólo así recuperarían el gran poder que en el siglo XIX
mexicano tuvieron, remata Trueba Lara.
Fuente: http://contenido.com.mx/2015/01/masones-en-el-nuevo-siglo/
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