A lo largo del siglo XVIII y XIX la
masonería española tuvo insignes masones en sus filas, en ocasiones la
propia Orden buscaba a esos personajes (sobre todo en el XIX) y
estudiaba sus biografías para intentar hacer ver que tal o cual
personaje era masón, con la simple intención de aumentar su lista de
hombres o mujeres famosos. En otras ocasiones los enemigos de la
masonería o los enemigos del personaje en cuestión, argumentaban de
forma despectiva que tal o cual protagonista de la historia era masón.
Con el General Castaños pasa algo parecido.
Para el que no lo sepa el
General Castaños, Francisco Javier Castaños Arragori Urioste y Olavide,
fue el gran político y militar español que alcanzó su máxima cota de
fama por la no menos famosa Batalla de Bailén, lucha absolutamente
decisiva en la expulsión del invasor francés. Curiosamente sus vaivenes
políticos (por un lado estaba con el absolutismo para luego encabezar
reformar liberales) le hizo un personaje poco simpático para los más
ultraconservadores de nuestro país, tanto fue así que acabó muriendo en
una auténtica penuria económica. Lo masónico del General Castaños le
viene de esta forma de actuar y sobre todo su mano blanda con el que
finalmente fue malogrado General Lacy (otro masón). Los enemigos
masónicos como los escritores Tirado y Rojas o Vicente de la Fuente no
dudan sobre su pertenencia a la masonería, llegando a decir que en
alguna batalla llegó a salvar la vida contra el francés por haber hecho
el signo secreto de los masones a su debido tiempo… No está muy clara la
pertenencia de la msonería del General Castaños, pero algo nos puede
hacer sospechar que así lo fuera. Por un lado el maltrato furibundo de
los antimasones antes mencionados, por otro su simpatía (alterna) con el
liberalismo del XIX, su fin en pobreza y sobre todo la última venganza
sobre nuestro personaje… esta vez, como no, ejecutada por Francisco
Franco. El General Castaños fue enterrado en el Panteón de Hombres
Ilustres localizado en Madrid, sin embargo, Franco decidió en los años
60 trasladarlo a una iglesia, la de la Encarnación en Bailén. Se dice
que fue trasladado por completo hasta con el mausoleo dedicado a este
ilustre español. ¿Quería Franco quitar del medio a un posible masón
arguyendo la devoción de este por la Virgen de Zocueca o su “amor” por
Bailén? Estoy seguro de ello. En los años 60 Bailén era un pueblo en
medio de una provincia como Jaén, prácticamente abandonada donde el
General moriría en el olvido más grande. Tanto es así que la mayoría de
los jienenses (imaginad los que no son de nuestra provincia) desconocen
totalmente que el General Castaños está enterrado en esta iglesia de
Bailén. Fuera o no masón, rindo desde aquí mi homenaje a este personaje
controvertido, amante de su país, de la libertad y seguramente muy
fraternal.
Fuente: http://masoneria357.com/2014/12/20/general-castanos-un-mason-en-jaen/?utm_source=ReviveOldPost&utm_medium=social&utm_campaign=ReviveOldPost
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