Hace tiempo tuvimos la oportunidad de
disfrutar de una Mesa Redonda con el sugerente título de “Masonería y
Socialismo en las Repúblicas”. En ella, y de la mano de los ponentes, miembros
de la masonería, se pudo conocer los objetivos de
esta organización, su historia así como su realidad actual. Ello me recordó que
hace unos años realicé un escrito con el título que encabeza el escrito. Pienso
que a muchas personas les puede interesar el contenido de éste y es por ello
que vuelvo otra vez a exponerlo, esta vez con algunas modificaciones, y en un
soporte digital, lo cual hará que quede archivada para quienes pudiera
interesar.
Es para muchos conocidas la presencia
de la masonería en los últimos 150 años de historia de Canarias. Presencia notable
pero que se ha visto sometida a un intermitente desarrollo, debido como en el
resto de la nación a la crisis permanente y a los vaivenes políticos de
monarquías, repúblicas, dictaduras, etc…, en que se ha envuelto la historia
nacional de los últimos dos siglos y que no han dejado que esta institución se
desarrolle con normalidad, como si lo ha hecho en otros países. Ya que la
democracia es un requisito básico para el normal establecimiento de
instituciones de este tipo.
Como apuntaba más arriba, la presencia
de la masonería en el archipiélago es casi de dominio público, aunque en
algunas islas era más notable que en otras, como en las capitalinas donde
existieron varias logias, centros donde se reúnen los masones, erigiéndose en
Tenerife uno de los Templos masónicos más bellos del país, la Logia Añaza,
templo que aún existe en la de calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife,
actualmente propiedad del ayuntamiento santacrucero. También en Lanzarote,
donde hubo una logia o en la Palma, que tuvo una activa vida masónica llegando
a haber dos Logias. Sin embargo, no es tan conocida la presencia de masones en
otras islas, como es caso en la Gomera, donde llegó haber casi una treintena de
miembros, fundamentalmente en los primeros treinta y seis años de este siglo,
siendo apenas dos las personas que se aproximaron a esta institución en el
siglo pasado.
Siempre se ha supuesto que la
masonería ha estado compuesta por hombres muy pudientes y de un nivel social
alto. Sin embargo, al observar las listas de masones canarios podremos observar
que la mayoría son comerciantes, funcionarios públicos, maestros, médicos,
dependientes, etc…, y el caso de los gomeros es similar, ratificándose más la
presencia de comerciantes y algunos propietarios, médicos, marinos, farmacéuticos,
un estudiante y un deportista.
Un primer aspecto a señalar es la
localización geográfica de estos masones. La mayoría se encontraban en el norte
de la isla, concretamente de los municipios de Hermigua y Agulo continuando,
por orden de presencia, en San Sebastián, Vallehermoso, Alajeró y por último en
Valle Gran Rey.
Pese a que en la capital de la isla
había más población y posiblemente mayores recursos económicos y culturales,
así como más proximidad a Tenerife, no es allí donde se detecta un mayor número
de miembros. También se podría pensar en Vallehermoso por ser el municipio más
grande, de gran tendencia izquierdista y, en aquel momento un enclave comercial
importante, o en Valle Gran Rey donde siempre ha existido una burguesía de alto
nivel pero, es en Hermigua y Agulo donde se manifiesta una mayor presencia,
coincidiendo ambas localidades en el número de masones . Quizá esto requiera
algún tipo de estudio sociológico, que desde aquí invito a realizar.
Otro dato interesante es que de entre
los componentes de esta treintena de masones el apellido que más se repite es
Trujillo seguido de Jerez, Mora, Herrera y Fragoso. Como vemos todos ellos muy
comunes en esta isla. Sería interesante escribir sobre estas personas pero
quizá en una próxima ocasión ya que este artículo se haría muy extenso pero, en
general y hasta donde he podido informarme, eran gente cuyas edades oscilaban
entre los 25 y los 40 años, no todos poseían un alto nivel académico como, por
otro lado, correspondía a la época y el lugar, e identificados con ciertos
principios democráticos y liberales.
Aunque cabe afirmar que fueron
personas que se hicieron a sí mismos, recordados como gente seria, honesta, y
que distinguían siempre del resto por cierta aureola que los caracterizaba de
manera especial. En su mayoría se tuvieron que unir a todos aquellos exiliados
y autoexiliados de su tierra hacia Venezuela y Cuba, aunque otros con menos
suerte fueron perseguidos y torturados cuando se vieron truncados los
principios democráticos con el alzamiento de Franco, enemigo máximo de esta
institución.
Cabe especular que de no haber tenido
lugar este alzamiento quizá, y debido a la creciente presencia de masones
nativos, se hubiese terminado fundando una logia en la Gomera, como antes
ocurriera en La Palma y Lanzarote, ya que entre 1925 y 1936 se puede observar
una mayor demanda de afiliación a la masonería no solo de gomeros sino de
personas de todo el archipiélago, siendo hasta posible la fundación de logias
en otras islas como el Hierro o Fuerteventura.
Es interesante no olvidar nuestro
pasado ya que quizá se de el caso de que algunos de los que lean este artículo
sean descendientes directos o indirectos de estos masones (el que escribe el
articulo lo es y eso lo motivó a redactar estas líneas) y deseen saber más al
respecto, les recomiendo que consulten el libro “Historia de la Francmasonería
en Canarias” del Catedrático de Historia de América de la Universidad de la
Laguna el Dr. Manuel de Paz Sánchez, donde aparece una lista de todos los
masones de Canarias hasta 1936. También a los datos vertidos en varias páginas
Web sobre masonería en Canarias, como www.masoneria.biz
Otro elemento histórico que nos habla
de presencia masónica en la isla, aunque ahora de la denominada masonería
operativa, aquella que dio origen a la de nuestro tiempo y que se dedicaba a
levantar iglesias y catedrales, es la iglesia de la Asunción, que se construyó
a mediados del s. XV., de características Góticas, y del estilo conocido como
Reyes Católicos mezclado con influencia Portuguesa. Se sabe que Jean de
Betancourt trajo consiguio a un compañero del oficio de la construcción, su
nombre Jean Le Maçon, o sea Juan el Masón. Éste realizó varios planos de
iglesias que luego se construirían y de las que poco queda hoy, siendo por ello
esta construcción gótica una reliquia de este período arquitectónico, cuya
finalización coincidió cronológicamente con la de la conquista del
archipiélago.
Tampoco se sabe a ciencia cierta si
este Masón operativo influyó en su diseño o construcción, más en ella
encontramos algunos símbolos en sus capiteles, como la cuerda, de típico
simbolismo masónico. En su retablo, realizado en el s. XVIII, también
encontramos símbolos como el pelícano, emblema del grado dieciocho de la
masonería escocesa, o el triángulo como representación de la divinidad, también
de influencia masónica.
Nada podemos decir sobre el futuro de
la masonería en La Gomera pero, quizá y dependiendo del interés que surja en la
isla, posiblemente renazca presencia masónica Gomera, teniendo en cuenta que en
la actualidad trabajan varias logias en Tenerife, algunas en el sur de la isla,
así como en Gran Canaria y en Lanzarote, por lo que se deduce que desde el
comienzo de la democracia los masones han encontrado un lugar en la sociedad
canaria. Posiblemente este lugar también lo encuentren los futuros masones en
la isla colombina, como ya lo encontraran los Francmasones Gomeros del pasado.
Fuente: D. J. Suárez Dorta
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