El Q.·.H.·. Humberto Camejo Arias nos
instruye sobre la existencia en los talleres de la Columna de Armonía, la cual se refiere “al conjunto de instrumentos
que amenizaban las ceremonias. Es también –añade- el dispositivo de
reproducción musical que se utiliza en el interior del templo para la ejecución
de música apropiada”.(1) En Venezuela, la música y masonería
estuvieron relacionadas a lo largo del siglo XIX, dejándonos un legado de
hermosa armonía.
Desarrollo
Las canciones
de la conspiración de Gual y España: la Canción Carmañola y la Canción Americana, según el investigador Hugo J. Quintana, la redacción
de ambas se atribuye, sin precisión alguna, a Picornell y a Cortés Campomanes(2)
todos masones. En el periódico la Gaceta de Caracas del 30 de diciembre
de 1808, se reseña la presentación del drama La España Restaurada, original del Q.·. H.·. Andrés Bello, la cual terminó con una canción patriótica.
Quizás la de mayor contenido masónico
fue el canto de los QQ.·. HH.·. Vicente Salías y Juan José Landaeta, el Gloria al Bravo Pueblo, compuesto el año
de 1810. Veamos algunas estrofas: “Unida
con lazos, que el cielo formó, la América toda, existe en nación”. Esta
estrofa nos recuerda la Cadena de Unión en la Logia. “Abajo cadenas, gritaba el señor, y el pobre en su choza, libertad pidió”.
Abajo cadenas de la tiranía; así como la “choza” puede simbolizar el Cuarto de
Reflexión, donde el “pobre”, ni desnudo ni vestido y despojado de sus metales,
porque no solamente se ha separado de sus influencias materiales, sino también las
emocionales, que solo permiten ver la
fachada de las apariencias tras la cual se oculta la enigmática realidad; y
poder asumir la convicción de vencer pasiones y vicios y, tras haberse visto en
el espejo, encontrándose con su mayor enemigo, tomar la decisión de
transmutarse en un ser útil a sí mismo, a la sociedad y al Creador; consciente
que “la fuerza es la unión; y
desde el Empíreo, el Supremo Autor, un sublime aliento” le proporcionará la fuerza para
lograr su construcción sobre la base de “la
Ley respetando, la virtud y honor”. Todo
el Himno es un hermoso poema masónico.
Señala Juan de Dios López Maya en un trabajo intitulado Música y masonería en la
Venezuela del siglo XIX,(3) la
existencia de columnas de armonía en algunos
talleres.
Tras
investigar en la sección dedicada a la
masonería dentro de la Colección de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca
Nacional, López Maya nos obsequia con un listado de músicos
masones, sus grados y a cual taller caraqueño estaban afiliados. En total
aparecen 17 QQ.·. HH.·., músicos. Un
dato de interés es el referido al V.·. M.·., de la R.·. Log.·. Prudencia nº 9,
quien para el año de 1886, era el Q.·. H.·. Francisco de Paula Magdaleno,
notable compositor y director de la Banda Marcial del Distrito Federal. Otro
testimonio se encuentra en el cuadro perteneciente a la R.·.
Log.·. Perfecta
Armonía de Cumaná, se da cuenta de la existencia, en 1882, de una Columna de Armonía integrada por once
músicos.
En el Archivo José Ángel Lamas de la Biblioteca
Nacional, hay un manuscrito de una pieza titulada Piedra Maz.·. , el
autor se identifica como “R. Isaza”
Ambos hermanos Isaza fueron ubicados en los Cuadro de Logias como R
Isaza, sin que se pueda definir si pertenece la obra a uno o a ambos.
Atanasio Bello Montero es el autor de Para dar la Luz,
una serie de tres piezas basadas en temas de la ópera Norma del
afamado compositor masón Vincenzo Bellini. La obra la dedica Bello Montero a
Isaac Pardo, un destacado intelectual del siglo XIX y alto dignatario de la G.·.
Log.·. de Venezuela.
López Maya registra la obra
del “insigne compositor José Ángel Montero. Lleva
también por título Piedra Maz.·.”
El 15 de julio de 1888 la R.·.
Log.·. Sol de América
hace un llamado a las diferentes logias que funcionaban en el Templo Masónico
en Caracas, para que contribuyan en la adquisición de un órgano que, según
explica la nota, era de vital importancia para la realización de las
ceremonias.
La prensa caraqueña de finales del siglo XIX informa
de numerosos conciertos de beneficencia auspiciados por la masonería o con
músicos masones.
El Diario de Avisos del 28 de junio de 1887, reseña que la R.·. Log.·. Unanimidad nº 3
en el Or.·. de La Guaira, ofreció al publico un concierto de gratas armonías en
donde “se cantó un himno, música de Federico Villena y letra del poeta Casto
López, que produjo en el ánimo de todos las más dulces impresiones.” Federico
Villena era, en ese momento, el director de la Banda Marcial del Distrito
Federal, la agrupación más importante en la vida musical de aquel entonces.
El periódico La Opinión
Nacional del 2 de marzo de 1885, informa
que a causa de una desgracia acaecida en España, la “…Gran Logia de
Venezuela no sólo contribuirá con su óbolo al socorro de aquellos
desgraciados”, sino que además “(…) se reunirá con objeto de arbitrar los
costos que serán destinados a aliviar las penas de los infortunados de
Andalucía”. El concierto… estuvo a cargo de una gran orquesta sinfónica, coros
y solistas, entre los cuales estaban muchos de los mejores músicos caraqueños
del momento”.
No son pocas las noticias de actividades culturales y
particularmente musicales, que tienen por escenario el Gran Templo Masónico de
Caracas, eventos que se suceden regularmente hasta el terremoto del año 1900,
que significó un punto de inflexión en la actividad.
Creo importante no terminar este trazado sin burilar
una ceremonia de gran importancia para nuestra Orden: los “Honores Fúnebres tributados por la M.·.
R.·. G.·. L.·. de la Rep.·. de Ven.·. al M.·.
I.·. H.·. General Santiago Mariño Ser.·. Gr.·.
Maest.·. del Gr.·. Or.·. Nacional”.
Nos indica López Maya que en el texto puede
verificarse la utilización de la música en varios momentos del ritual.
“Cuatro Hermanos
de los investidos con más altos grados, precedidos de los Maest.·. de Cer.·.
fueron diputados á la estancia en que estaba la urna funeraria, y la condujeron
al Temp.·. pasándola por debajo de la
Gr.·. Bóv.·. de acero al pausado compás de música patética”
Más adelante –registra la fuente- encontramos esta
reveladora alusión al canto durante la ceremonia.
“Volvieron á sus
puestos todos los hermanos, y faltando por enfermedad uno de los que debían
cantar las plegarias, fueron leídas por el querido herm.·. Felipe Estévez,
segundo Vig.·. de la Resp.·. L.·. Prudencia.·.”
El carácter procesional de la música se destaca aquí,
al igual que en el primer párrafo que citamos:
“El segundo
Gr.·. Vig.·., ilustre hermano José Manuel Gutiérrez, acompañado de los hermanos
que decoraban la Col.·. del Norte, rodeó el catafalco, dio el primer viaje
misterioso, vibrando en el Temp.·. las notas de una marcha melancólica (…)
Terminados los viajes misteriosos hubo un intervalo de música lúgubre (…)”
El M.·. I.·.
H.·. Santiago Mariño paso al Or.·. Et.·. en la ciudad de La Victoria, el
año de 1854 e.·. v.·., por lo que inferimos que la liturgia se realizó en dicha
ciudad.
Conclusión
Al
momento de trabajar como obrero de paz en un Templo, percibo el egregor
armonioso, constructivo, de los QQ.·. HH.·. presentes y ausentes. Me siento
parte de un todo que se agiganta en la medida que muchos intentan imponer la
tiranía de las supersticiones y los fanatismos; las pasiones desbocadas y
vicios envilecedores, pero en mi “choza” comprendo que “la fuerza es la unión; y desde el
Empíreo, el Supremo Autor, un sublime aliento” nos insufla optimismo y, siento dentro de mí, que con mis
QQ.·. HH.·. construimos un mundo mejor.
Es
todo…
S.·. F.·.
U.·.
Isidro Toro Pampols
M.·. M.·. R.·.E.·.A.·. y A.·.
Notas y bibliografía
1)
Camejo Arias, Humberto A. Masonería
Práctica. Fondo editorial Moral y Luces. Adscrito al II\
Con\ Kad\ G\
R\ U\ No12 Maracaibo,
estado Zulia. Venezuela. Pàg 118
2)
Quintana
M., Hugo J. Fundamento
ideológico e histórico de las canciones políticas de la contienda
independentista venezolana, también fue publicado en la Revista
hispanoamericana Nº 217 (octubre-diciembre 2006) patrocinada por la Universidad
de Pittsburg.
3) López Maya, Juan de Dios. Música y masonería en la Venezuela del siglo XIX
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