La masonería no es más que una forma
activa del pensamiento liberal: no tiene más secretos que la
inteligencia y la honradez, se deja el fardo de las malas pasiones a la
entrada y se contrae el deber de obrar irreprochablemente, perfeccionar
el ejercicio de la libertad, preparar a los ciudadanos a la vida
política, ayudar al logro de toda noble idea.
Sin uno más, sin nada oculto, son las
obras de la orden masónica. Su obra es la misma obra del adelanto
general; y para los que piensan cuerda y ampliamente el misterio de
forma en que se envuelve, no es más que una garantía de lealtad entre
sus miembros y una señal de respeto a las costumbres de tiempos pasados.
Son sus viejas formas de la masonería como las religiones de los
ascendientes a los hijos y nietos cariñosos.
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